Previo y horarios del Music City Grand Prix de IndyCar 2024 en Nashville

206 vueltas, 275 millas y 440 kilómetros. Esa es toda la distancia de carrera que le queda por recorrer en carrera este año a la IndyCar Series, que busca campeón en una ciudad conocida y un recinto desconocido para la amplia mayoría. Álex Palou, con 33 puntos de margen a su favor, está a una novena posición de proclamarse tricampeón de la categoría, con la única oposición de Will Power. Para ello deberá superar el séptimo desafío oval del año en el Nashville Superspeedway, que coge el relevo como sede del Music City Grand Prix tras 16 años de ausencia... y con la cola de un huracán como amenaza climática.

La cita ha tenido lugar estos últimos tres años en un circuito urbano que atravesaba el rio Cumberland en ambas direcciones a través de un puente y tenía como base las inmediaciones del Nissan Stadium, deparando por lo general carreras caóticas y plagadas de accidentes. Sin embargo, la construcción de una nueva versión del estadio en lo que antes era el paddock hizo que los organizadores diseñaran un nuevo trazado en el centro de la ciudad, usando la emblemática Broadway Street como reclamo principal, y se reubicó como prueba final de la temporada para convertirlo en una gran fiesta... sin tener en cuenta la opinión de la ciudad sobre una logística imposible de hacer realidad en esa parte de Nashville.

Con el evento al borde de la cancelación, un cambio dentro del grupo promotor permitió mantener viva la prueba gracias a su traslado a un óvalo situado en la ciudad de Lebanon, a 40 kilómetros de la capital de Tennessee, y que ha visto intensificada su actividad competitiva en los últimos años tras un periodo de abandono. Construido hacia el final de la fiebre de nuevos óvalos en 2001, el Nashville Superspeedway tiene la peculiaridad de contar con una superficie de cemento, más económica de mantener, y solo empleada en grandes competiciones en los históricos óvalos de Bristol y Dover frecuentados por NASCAR. Ambos son más pequeños que Nashville, que tiene una configuración tri-óvalo (la línea de meta está en curva) y una longitud de 2.140 metros (1.33 millas), siendo el óvalo más veloz del calendario tras Indianápolis.

Todo el trazado cuenta con algún tipo de peralte: seis grados en la recta trasera, nueve en la principal (contando la curva de meta) y 14 en las curvas, la máxima inclinación en el actual calendario de IndyCar tras la salida del Texas Motor Speedway. Ya en su primera temporada de existencia, recibió la visita de la entonces llamada Indy Racing League (renombrada en 2003), que compitió en este óvalo de modesto graderío (25.000 personas) entre 2001 y 2008. Por entonces, las carreras se caracterizaron por la prevalencia de una única línea, el gran desgaste de gomas que causaban las juntas del cemento y la dificultad para adelantar, en especial a partir de 2003.

Scott Dixon se llevó tres Gibson a casa entre 2006 y 2008, señalando la conexión de Nashville con la música.

La popularidad descendiente de la asistencia en carreras de óvalo, sumada a la reunificación de los monoplazas americanos y la re-introducción consiguiente del Gran Premio de Toronto, hizo que la prueba se eliminara del calendario en 2009, cuando el óvalo tenía ya importantes problemas económicos que ni las categorías 'secundarias' de NASCAR lograban paliar, lo que condujo a su cierre al terminar 2011. Tras varios intentos fallidos de venta, su rescate vino por la intención de NASCAR de incorporar el Nashville Fairgrounds Speedway, un óvalo corto de gran tradición, pero que requiere unas importantes mejoras que aún están previstas. El Superspeedway, más lejano, estaba en mejor condición, y desde 2022 recibe a la NASCAR Cup Series.

18 de los 27 pilotos que competirán en Nashville este fin de semana no habían siquiera empezado su trayectoria en circuitos cuando se produjo la última visita en 2008. Solo tres pilotos estuvieron en ella, y dos de ellos hacían su debut en el trazado, terminando Will Power y Graham Rahal al borde del top 10. El otro era el sempiterno Scott Dixon, que se anotó su tercera victoria consecutiva en Nashville en una carrera acortada por lluvia y gracias a una apuesta estratégica afortunada. El neozelandés, ganador en el urbano hace dos años, tiene también el récord de la pista en 206.211 millas por hora, que no debería correr peligro este fin de semana, toda vez que se utilizará una configuración de alta carga aerodinámica para incentivar los adelantamientos, medida empleada con éxito en los más lentos Gateway y Milwaukee.

Existe el temor, tras un test reciente, de que esto no sea suficiente, razón por la que la categoría aprobó internamente hace un mes y publicó hace escasos días que los equipos tendrán que emplear compuestos distintos, como ocurre en las carreras de circuito. Tras la insatisfactoria prueba en Gateway el año pasado, se ha ampliado el alcance de esta medida, y se pondrá a disposición de los equipos cuatro juegos blandos, dos de los cuales deberán ser usados en carrera junto a alguno de los seis juegos de gomas duras. No habrá limitación para su uso en los libres o la clasificación, lo que puede dar lugar también a estrategias de lo más peculiar.

Para completar la ronda de elementos disruptores de este fin de semana, está la posible intervención de la lluvia en grandes cantidades. La proximidad del huracán Francine, ya debilitado, hace que existan altas probabilidades de precipitación para el sábado y el domingo, los dos únicos días de actividad en pista, si bien el avance del frente lluvioso parece haberse estancado a medida que avanzaba la semana. Una situación que habrá que monitorizar y que puede forzar retrasos y cambios horarios de todo tipo. Habitualmente, y más aún al tratarse de un óvalo nuevo, se prioriza poder disputar libres en lugar de clasificación si la lluvia pone trabas, una situación que otorgaría la pole por defecto a Álex Palou al ser el líder de la general.

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Las cuentas del piloto español son claras y concisas: un noveno puesto le daría el título ante cualquier escenario de victoria de Will Power, y si el australiano queda segundo, le bastaría con acabar en 18º lugar. Un tercer puesto aún le podría valer a Power si sumase al menos tres de los cuatro puntos de bonus disponibles, pero Palou anularía ese escenario tan solo con acabar en 23º lugar. De hecho, sumará cinco puntos solo con empezar la carrera (tres si clasifica y no puede competir), hecho que dejará sin opciones a Scott McLaughlin, con 50 puntos de desventaja. El neozelandés perseguirá de todos modos consolidar su estatus como el mejor piloto oval de la temporada, defender la tercera posición ante Colton Herta y Dixon, y quizá alcanzar el subcampeonato, al que Herta aún opta y que otorga valiosos puntos de Superlicencia...

Para el resto, aún hay cosas en juego. Josef Newgarden irá en busca de cerrar con buena nota su 'annus horribilis' fuera de la Indy 500, Alexander Rossi y Christian Lundgaard cerrarán sus respectivas etapas (no serán los únicos), con Rossi defendiendo la novena plaza ante un Santino Ferrucci de dulce, y cinco pilotos (Conor Daly, David Malukas, Pietro Fittipaldi, Sting Ray Robb y Christian Rasmussen) pelearán por que sus coches no se queden sin el jugoso contrato del Leader's Circle, del que solo uno de ellos estará privado salvo milagro de Katherine Legge.

Dónde ver el Music City Grand Prix en España y Latinoamérica

La temporada 2024 de IndyCar se emite en España a través de Movistar+, y en Latinoamérica a través de ESPN y la plataforma Disney+, donde se ha integrado el anterior proveedor Star+ a partir de julio. En España, la carrera se emitirá en Vamos (dial 8) para todos los abonados a la plataforma, con Raúl Benito y Cristóbal Rosaleny como comentaristas. La clasificación se emitirá en versión original en Deportes 6 (dial 193).

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Desde este año, el servicio IndyCar Live! que ofrecía gratuitamente los entrenamientos libres y la clasificación ha pasado a ser de pago, estando sujeto en España a una suscripción de 5€ mensuales o 28€ anuales. Para esta última carrera, hay una oferta especial por 3.69€.

Fotos: IndyCar Media