Dodge puede presumir de tener en cartera uno de los coches más icónicos que nos ha dado la industria automotriz estadounidense. El Dodge Charger se ha convertido en un verdadero símbolo y referente entre los apasionados del mundo del motor americano. Este modelo irrumpió en sociedad en el año 1966 tras ser anticipado a través de dos modelos conceptuales. Hasta la fecha han visto la luz siete generaciones y han sido comercializadas miles de unidades a nivel mundial.
Si dejamos a un lado el Dodge Durango por su condición de vehículo tipo SUV, el Charger es la opción más práctica comercializada por la firma norteamericana. El Charger es un automóvil con carrocería tipo sedán de cuatro puertas. Es rápidamente reconocible gracias a un diseño marcado por los rasgos distintivos de Dodge. Un exterior que transmite fuerza, potencia y deportividad.
La propia marca describe al Charger como «la encarnación de la fuerza». Es una auténtica bestia sobre ruedas. Especialmente en sus versiones más extremas. Mide 5,04 metros de largo y su distancia entre ejes alcanza los 3,05 m. En su interior pueden viajar hasta cinco pasajeros adultos y el maletero cubica un volumen de carga de 467 litros.
El modelo de Dodge debe enfrentarse a una dura competencia. Entre los principales rivales del Charger se encuentran el Mercedes Clase E, el BMW Serie 5, el Audi A6 y el Volkswagen Arteon. Todo ello sin perder de vista a los competidores del Charger en mercados concretos como Estados Unidos. Chevrolet y Ford rivalizan muy fuerte con Dodge.
Dodge ha estructurado la gama Charger en diferentes versiones. Los interesados en hacerse con este coche americano pueden elegir entre los niveles de acabado SXT, GT, RT, Scat Pack, Scat Pack Widebody, SRT Hellcat Redeye Widebody y Jailbreak. En función de la versión seleccionada nos encontraremos con una configuración que hace del Charger un coche válido para la vida diaria o, por el contrario, enfocado al mundo de la competición.
La versión de acceso del Charger está equipada con un motor de gasolina V6 de 3.6 litros. Un escalón por encima se encuentra un motor de gasolina V8 de 5.7 litros. Si seguimos subiendo escalones en la oferta mecánica nos toparemos con un motor V8 de 6.4 litros que desarrolla una potencia de 485 CV y 644 Nm de par máximo. En un nivel superior está el modelo SRT Hellcat Jailbreak con motor V8 de 6.2 litros que arroja una potencia máxima de 717 CV y 881 Nm de par máximo. ¿No es suficiente? Siempre puedes optar por el modelo más radical y extremo, el Charger SRT Hellcat Redeye Jailbreak Widebody con el mencionado motor V8 de 6.2 litros aunque potenciado para alcanzar los 807 CV y 959 Nm.
Dodge ha realizado importantes cambios en el apartado mecánico del Charger con el objetivo de adaptar este modelo a los nuevos tiempos y tendencias que han llegado al mercado. La gama de motores del Dodge Charger ha variado con el paso de los años. El modelo que podemos encontrar actualmente en los concesionarios solo está disponible con caja de cambios automática de ocho velocidades y un sistema de tracción trasera.
En el pasado hubo disponibles versiones con cambio manual y tracción total. El futuro del Charger, así como del Dodge Challenger, pasa irremediablemente por la electrificación en su más alto nivel. La firma americana viene trabajando en el desarrollo de una nueva generación de muscle cars 100% eléctricos. Una familia de modelos anticipada a través del Dodge Charger Daytona SRT Concept.
Luce el sello «Made in America». El proceso de producción en serie tiene lugar en Norteamérica. El Dodge Charger se fabrica en Canadá. Y más concretamente en unas instalaciones de Stellantis localizadas en Brampton, Ontario.