El Ford Explorer
vivió su puesta de largo en sociedad en la primera mitad del año 1990. El desarrollo de este interesantísimo (y popular) modelo fue la particular respuesta de Ford al Jeep Cherokee. No necesitó de mucho tiempo para consolidarse como uno de los modelos más destacados de la compañía del óvalo azul. Ha sido, y lo sigue siendo, un referente de su competida categoría. Especialmente en Norteamérica, donde los todocaminos de gran tamaño tienen un notable tirón comercial.
Más de cinco generaciones, miles de unidades vendidas, numerosas actualizaciones y/o variantes de carrocería, hacen del Explorer «un pilar central» de la gama Ford. Es un SUV hecho a la americana, y en Europa desempeña un papel muy interesante. Más aún desde que sucumbiera a la electrificación en un elevado nivel. El Ford Explorer es un SUV grande con mecánica híbrida enchufable (PHEV). Una mecánica de la que hablaremos más adelante.
Como bien hemos subrayado, el Explorer que podemos encontrar en los concesionarios tiene un gran tamaño. Mide 5,049 metros de largo. También cabe hacer mención a los 2,00 metros que tiene de ancho. La distancia entre ejes se sitúa en los 3,03 metros. Gracias a ello, dispone de un amplísimo habitáculo. Un interior en el que hay un total de siete plazas (equipadas de serie) que pueden ser usadas por pasajeros adultos. Los asientos tienen una disposición 2+3+2.
El maletero cubica un volumen de carga de 240 litros con todos los asientos en uso. Una cifra que se puede incrementar hasta los 635 litros en caso de abatir los respaldos de los asientos de la tercera fila. Y con la segunda fila de asientos plegada, el volumen de carga alcanza los 2.274 litros respectivamente. Con todos los asientos plegados se crea una superficie de carga plana.
Se trata de un SUV de tamaño «full-size» y aunque la oferta de este tipo de vehículos no es excesivamente amplia en Europa, a diario debe enfrentarse a importantes adversarios. Entre los principales rivales del Ford Explorer se encuentran modelos tan relevantes como el Toyota Highlander, el Jeep Grand Cherokee, el Land Rover Discovery y el Mercedes GLE.
En lo relativo al apartado mecánico, no hay opciones. La gama de motores del Ford Explorer está compuesta por una motorización con tecnología PHEV. En el pasado reciente el Explorer estuvo disponible con motores convencionales. En el convulso año 2020 la marca decidió apostarlo todo a la electrificación.
El sistema de propulsión híbrido enchufable está compuesto por un motor de gasolina V6 de 3.0 litros y un motor eléctrico. La potencia total alcanza los 457 CV y 825 Nm de par máximo. Es manejado a través de una caja de cambios automática Powershift de diez velocidades y un sistema de tracción 4x4. Gracias a una batería de iones de litio de 13,6 kWh puede circular en modo 100% eléctrico durante 44 kilómetros. Esta autonomía eléctrica le hace valedor del distintivo ambiental 0 Emisiones de la DGT (Dirección General de Tráfico) con todas las ventajas de movilidad que ello supone.
Ford ha decidido que el futuro del Explorer esté ligado a la movilidad eléctrica. Ha sido presentado el nuevo Ford Explorer Electric, un SUV eléctrico desarrollado especialmente para el mercado europeo. Ahora bien, a pesar del uso del nombre Explorer, poco o nada tiene que ver con el SUV americano. Mide 4,5 metros de largo, será fabricado en Europa y dispone de unos 500 km de autonomía.