Una bolsa, una vuelta de preparrilla y una petición ignorada: así se decidió el GP de Hungría

Un domingo más, no ganó el piloto más rápido, pero sí el que conduce para el mejor equipo. Esta es la intrahistoria de un nuevo fracaso estratégico de Ferrari -combinado con un toque de mala suerte- y la demostración de que Red Bull es el mejor equipo de la parrilla.

Una bolsa, una vuelta de preparrilla y una petición ignorada: así se decidió el GP de Hungría
Red Bull ha vuelto a darle una lección a Ferrari. - Red Bull Content Pool

10 min. lectura

Publicado: 01/08/2022 13:30

En la Fórmula 1 se tiende a pensar que tener el mejor coche es lo más importante, pero Ferrari está siendo el último equipo en demostrar que entran en juego muchas más cosas y que el éxito no se basa únicamente en la velocidad del monoplaza.

Este año, el Ferrari F1-75 es el coche más rápido de la parrilla: así lo dicen los datos. Sin embargo, Red Bull domina con mano de hierro ambos campeonatos, el de pilotos y el de constructores. Y esto se debe principalmente a dos factores: su coche es más fiable y su equipo humano es mucho más competente.

«De ninguna manera vamos a empezar con los duros»

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Esta última afirmación es válida y visible en dos aspectos cruciales para el resultado de una carrera: los pit-stops y la estrategia. Mientras los de Milton-Keynes dominan un año más las paradas en boxes, los de Maranello alternan maniobras brillantes con otras desastrosas. Demasiadas.

Y, en lo referente a la estrategia, el Gran Premio de Hungría volvió a poner de manifiesto que el equipo liderado por Iñaki Rueda (director de estrategia) hace aguas por todos lados.

Un bolsa en el coche de Carlos Sainz

Pero comenzaremos este análisis con la pizca de mala suerte que tuvo Ferrari. Y es que, al encontrarse en el parque cerrado, Charles Leclerc avisó a Carlos Sainz de lo que tenía enganchado en las branquias de su Ferrari #55: un saco de plástico que se había colado por el interior y tapaba varias de las hendiduras de refrigeración.

Carlos Sainz lo comentó posteriormente ante los medios, reconociendo que lo había descubierto «al salir del coche, había un saco de plástico en el lateral del coche. No sé si me estaba costando carga aerodinámica porque era bastante grande».

Esto quizá explique en parte por qué Sainz no estuvo al mismo nivel que Leclerc en ritmo de carrera tras haber completado un fin de semana muy bueno hasta el momento. Una circunstancia que llevó al madrileño a minimizar la importancia de la discutible estrategia y que dio a Binotto la excusa perfecta para desviar la atención sobre lo ocurrido.

«Mi coche no funcionaba como se esperaba. No sé qué podríamos haber hecho mejor en la estrategia, pero puedo decir que cuando el ritmo es malo, como lo era hoy, la estrategia siempre es difícil», dijo el español a los medios desplazados a Hungaroring.

El saco de plástico, enganchado en las branquias del Ferrari de Carlos Sainz.

En cualquier caso, el saco en el coche de Sainz sólo aparece en las fotografías del último relevo del madrileño, cuando ya había montado neumáticos blandos usados para terminar la carrera. No es probable que su ritmo se viera realmente influenciado por esta circunstancia.

La vuelta de preparrilla de Max Verstappen

Este detalle sí fue crucial y permitió escenificar la superioridad táctica de Red Bull con respecto a Ferrari, un equipo mucho más rígido a nivel estratégico y que, por lo tanto, sufre cuando las condiciones de carrera no son las esperadas.

Como es habitual, los pilotos salieron de boxes para dirigirse a la parrilla con neumáticos blandos usados. El viernes había hecho mucho calor en Hungaroring y Ferrari se había mostrado intratable, pero la lluvia del sábado y la bajada de las temperaturas modificaron las condiciones de la pista y dejaron un domingo más impredecible.

Ferrari comenzó la carrera con neumáticos medios, pero traicionó su propio plan y lo pagó caro.

Cuando llegó el momento de formar la parrilla, el cielo estaba completamente nublado y la lluvia amenazaba, aunque no caía. En la vuelta de preparrilla, los Red Bull se dieron cuenta de lo mucho que costaba calentar los neumáticos, por lo que rápidamente decidieron modificar su estrategia en consecuencia.

«Nuestra estrategia (empezar con duros nuevos) no era una opción después de las vueltas a la parrilla. Tuvimos que cambiarla y hacer una nueva. Pero no creo que eso sea muy difícil para el equipo: son muy flexibles y saben lo que hacen», declaró Max Verstappen tras la carrera.

«Salí hacia la parrilla con los neumáticos blandos y ya sufría con el agarre. Así que estaba como: “De ninguna manera vamos a empezar con los duros”. Estoy muy contento de haberlo hecho porque el neumático duro era muy, muy duro», insistía el neerlandés».

Christian Horner refrendaba las palabras de su piloto, afirmando que «íbamos a empezar la carrera con el neumático duro porque, estadísticamente, parecía nuestra mejor opción. Pero los pilotos sufrieron para generar temperatura en el neumático blando de camino a la parrilla. Y parecía ridículo empezar la carrera con un neumático duro, sobre todo con el tiempo que hacía (nubes y baja temperatura)».

«Cambiamos a los dos pilotos al neumático blando, lo que nos obligó a hacer dos paradas. Pero hoy lo hemos hecho funcionar, y ha salido muy bien», reconoció Horner.

«Elegir los neumáticos adecuados en el momento adecuado» fue la clave de la victoria. «Por supuesto, sabemos que nuestro coche en general es rápido, pero creo que a lo largo de la carrera Ferrari también fue muy rápido, simplemente tomaron la decisión equivocada con el neumático duro», explicó.

Ferrari 'pasa' de Leclerc

El último hecho relevante fue la poca confianza de Ferrari en los deseos de Charles Leclerc. Pero antes de eso, el equipo italiano ya hacía aguas, pues mientras Red Bull cambiaba de estrategia antes de la salida, los de Maranello mantenían su deseo de iniciar la carrera con neumáticos medios nuevos.

Esto parecía una buena opción en principio, pues eludían el temido graining de los neumáticos blandos y también el problema de los duros. Sin embargo, esto planteaba una obligación: alargar al máximo los dos primeros relevos con medios para acabar con uno corto con blandos.

El plan inicial era ese y Leclerc se mostró muy rápido con medios, especialmente tras superar a Saizn en boxes. Pero, cuando Max Verstappen lanzó un ataque por detrás en forma de undercut en la vuelta 38, perdió confianza en su plan y se cubrió parando al monegasco. Eso lo condenó, pues quedaban 31 vueltas que sólo podría completar con los duros... error garrafal.

«Sólo hemos hecho cinco o seis vueltas con el neumático duro porque era inconducible (nota del redactor: fueron 15 vueltas), me sentía bien con el medio. Hemos tomado una decisión distinta, tenemos que analizarlo», afirmaba Charles Leclerc tras la carrera.

«Red Bull escogió bien los neumáticos, no hay mucho más que decir», insistió. El monegasco no entendía por qué su equipo había ignorado su petición de mantenerse en pista mientras los neumáticos medios funcionaran bien.

Una victoria inesperada

Max Verstappen admitió estar absolutamente sorprendido por la victoria tras partir décimo en carrera, un triunfo que se fraguó en los aciertos de Red Bull y, sobre todo, en los fallos de Ferrari.

«¡No, la verdad es que no pensaba que ganaríamos! Esperaba poder acercarme al podio, pero las condiciones eran muy complicadas. Creo que hemos tenido una estrategia muy buena, hemos sido muy reactivos y siempre hemos entrado en boxes en el momento adecuado», admitía el neerlandés.

«Al final, incluso con un 360, ganamos la carrera», concluyó, haciendo referencia a un trompo que sufrió durante la carrera y le obligó a adelantar a Leclerc en pista por segunda vez.

Ferrari tiene el mejor coche. Pero también mucho que aprender antes de optar a ganar el campeonato de nuevo.

Fotos: Red Bull Content Pool | Scuderia Ferrari

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