Cambio de ciclo en Aston Martin
Los equipos de Fórmula 1 no se montan de un día para otro. Por eso es más barato, y sobre todo más rápido, comprar uno existente que armar uno desde cero. La prueba visible son, en lo que llevamos de siglo, es lo que les ocurrió a los tres últimos que arrancaron sin pasado: naufragaron.
Pero incluso aunque compres uno en pleno funcionamiento, crear una estructura ganadora ni es fácil, ni es barato, ni va a ocurrir en un escaso espacio de tiempo. En la categoría más veloz del planeta, estas cosas se mueven despacio, y no es un contrasentido, sino una consecuencia lógica. Se debe a la complejidad que supone que una compañía tecnológica, de corte aeronáutico, se enfrente a un mercado muy competido y con reglas cambiantes cada año.
Si quieres ganar a los grandes, has de hacer al menos lo mismo, y añadir un poco más, y Aston Martin tiene esto escrito en algún guion en el que, de momento, parecen avanzar. Muchos pensaron que con la llegada de Fernando Alonso, todo cambiaría de la noche a la mañana. Su sorpresa fue que esto no ocurrió; pusieron sobre la mesa mucho corazón, pero poco conocimiento de los usos y costumbres de la especialidad.
¿Ganará alguna carrera Alonso este año? No contará con la ventaja inicial de 2023, pero nivel teórico tiene más posibilidades que en 2023
Los Stroll se quedaron con los trastos de Vijay Mallya, y reconvirtieron la extinta Force India en la actual Aston Martin, pasando por Racing Point. Pero con iguales mimbres, los resultados serían afines. El empresario canadiense se dio cuenta, algo tarde, de la máxima emitida por Bernie Ecclestone hace décadas: «Si quieres ganar dinero en la F1, has de venir con mucho dinero». Nadie gana gastando poco, que «vencer es muy caro, y ya luego lo vemos», le faltó añadir.
Hay que comprar muchos cacharros, instalaciones, personal, y carreristas de postín, y sin eso, no habrá mucho champán que saborear. Parece que en un ciclo que tiende a durar un lustro —cinco años para los amigos— los de verde se están acercando al ecuador, y hay pistas que lo hacen pensar. Fichajes, instalaciones, proyectos de futuro con cambio de motoristas, pero hay un indicador que no suele fallar.
Coche bueno, coche malo
Una de las claves para saberlo es observar con sentido crítico el desarrollo de su AMR24, el monoplaza con que Fernando Alonso y Lance Stroll van a defender sus colores esta temporada. El año pasado, su predecesor nos levantó a todos del asiento, cuando en el primer tercio de temporada y siempre en manos del asturiano, se encaramaba en el cajón.
Mecánicos e ingenieros enviados a las pistas saborearon el espumante de Ferrari Trento, pero una vez que Ferrari y Mercedes espabilaron, se acabaron las alegrías. Aquellos resultados fueron en parte producto de un enorme acierto a la hora de dar con un coche correcto a principios de año, tanto como del desatino de los otros dos en la primera temporada de la historia con tres escuálidos días de pruebas.
El AMR24 es el primer coche parido en su plenitud por gente brillante procedente de, sobre todo, Red Bull y Mercedes. Todos estos ya llegaron hace un tiempo y se toparon con dos barreras: ni tenían el presupuesto, ni las capacidades de sus escuderías de procedencia. Que esto vaya cambiando, forma parte del desarrollo del equipo a nivel interno.
Utillaje gris y utillaje cromado
Toda esa materia gris solo funciona para obtener unos resultados concretos cuando su entorno, herramientas, y fórmulas son equiparables. El ejemplo perfecto es Aldo Costa. Defenestrado por Ferrari por no crear coches ganadores, llegó a Mercedes, y encadenó ocho títulos de constructores seguidos. El que no valía, acabó valiendo, porque sus posibilidades cambiaron.
En Silverstone han regado con una manguera que echa billetes en lugar de agua. Con ese tonelaje en forma de billetes se ha traído gente de valía, y lo más interesante de todo: las inversiones han tapizado el camino con sistemas constructivos, aparatos de medida, y soluciones tecnológicas que ayudarán a crear mejores coches.
Las casas no se empieza por el tejado, o sea, por los pódiums, sino por los cimientos. En la F1 esto se traduce en armar una buena infraestructura, luego se construye un equipo eficiente, este acaba haciendo coches ganadores. Al final de esta autovía de peaje, esos brillantes bólidos terminan recabando victorias y al final del carril que toman las escuderías, llegan los títulos. Quien no entienda este proceso es porque no ha entendido la especialidad; todo esto hay que cocinarlo, y lo último muy rara vez llega lo primero.
Más de lo mismo, pero mejor
A cuenta de las regulaciones, el AMR24 es una prolongación técnica del a veces sorprendente, pero declinante AMR23. Sin embargo, y de acuerdo con el presuponible crecimiento interno de la escudería que lo parió, debería ser un coche mejor, más eficiente, y proclive a dar un paso adelante.
En 2022, el AMR22 vegetó en el noveno puesto durante cuatro quintas partes de la temporada, y con una notable mejora de rendimiento a finales de año, se encaramó a una séptima plaza. El año pasado logró recaudar el puesto que se le podría prever, quintos. «Es que Lance Stroll apenas puntuó», grita un desaforado desde el fondo. Bueno, si eso no añadió a la foto finish, los resultados iniciales, tan reales y merecidos como temporales, tampoco ayudaron a definir el rendimiento del coche, sino sus favorecedores resultados.
Los equipos medianos, bien dotados, y con al menos un gran piloto, tienden a avanzar un puesto, o puede que dos. Cuanto más arriba suban, más lento será su avance, y el salto que separa a los de la zona media, de los llamados a ganar, es amplio.
El destino del AMR24 será este año demostrar que es un coche mejor, más pilotable, más constante, que deje atrás las carencias de su predecesor, cuya ventana de eficiencia crezca a lo ancho, y con el que se pueda avanzar en el desarrollo.
Y Aston Martin, debería empezar a pasar de ser un equipo de la zona media para ser ‘de los grandes’, y el reflejo de ello será su coche. El año pasado se comportaron como lo que eran: un equipo de tipo medio. Los equipos grandes hacen crecer sus coches durante la temporada; esto lo hicieron Mercedes, Ferrari, y en menor medida pero de manera palpable, McLaren. Sin embargo, el AMR23 se desfondó para ir sucumbiendo ante todos los anteriores, con el doloroso zarpazo final de McLaren, que habita en una zona similar, y ejecutó un ascenso meteórico desde las zonas bajas de la tabla en los inicios del calendario.
Lectura en positivo
Sabremos si los de Silverstone van hacia arriba si el coche no pierde tracción durante la temporada. Que el propio Alonso diga que si llega ‘La 33’ será en Mónaco, Hungría o Singapur —los mismos destinos a los que se confiaba el año pasado—, nos cuenta que el nuevo coche se parece mucho al previo. Si a esto añadimos que Dan Fallows no dedica loas a su bólido, sino que se encomienda a las mejoras venideras, es que tampoco es extremadamente optimista.
Ahora bien, si Aston Martin es capaz de recuperar resuello durante el año, puede que este 2024 puedan llegar hasta el extrarradio del grupo dominante, aunque meterse en él les llevará tiempo. ¿Ganará alguna carrera Alonso este año? No contará con la ventaja inicial de 2023, pero nivel teórico tiene más posibilidades que en 2023. El de Oviedo siempre sorprende, así que lo mejor será estar pendiente de la pantalla y disfrutar de ver cómo lo logra. Gane o no gane, siempre se pasa bien observando que ocurre. Seguir solo a los que ganen es aburridísimo.
Fotos: Aston Martin Racing