"Por qué compito en la Indy 500". Una carta de Fernando Alonso

El piloto español ha querido explicar las razones por las que decidió embarcarse en la aventura de las 500 Millas de Indianápolis. Fernando Alonso repasa aspectos determinantes de su carrera deportiva y profundiza en sus sentimientos para detallar las razones que le convencieron de dar el paso.

15 min. lectura

Publicado: 18/05/2017 18:30

La decisión de Fernando Alonso de competir en las 500 Millas de Indianápolis ha sido muy debatida en todos los foros de opinión relacionados con el mundo del motor. Desde los aficionados a la prensa, pasando por los protagonistas de la Fórmula 1 e IndyCar, todos tienen su opinión acerca de la idoneidad de la decisión.

Fernando Alonso, que no estará presente en el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, ha querido explicar en una carta publicada por The Players Tribune, un medio en el que deportistas de todo el mundo escriben con total libertad, las razones que le han llevado a competir en la Indy 500.

Para ello, ha repasado sus inicios en la competición, así como algunos hechos determinantes en su formación como piloto y éxitos como el Gran Premio de San Marino de 2005 en el que consiguió la victoria tras una agónica disputa con Michael Schumacher. A continuación, transcribimos dicha carta íntegramente, pónganse cómodos.

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Por qué compito en la Indy 500

El primer coche con el que corrí no fue construido para mí. Era para mi hermana.

Mi padre quería que ella corriera en karts, como él solía hacer. Así que, en nuestro garaje, le construyó uno desde cero. El único problema fue que ella era una niña de ocho años que no estaba interesada en emplear sus fines de semana en competir por los circuitos de karting del norte de España.

Así que monté en él cuando tenía tres años. El kart era un poco grande al principio, no podía llegar a los pedales, pero ajustamos el asiento, movimos los pedales y todo comenzó a encajar.

Me encantaba conducir, pero también pasar tiempo con mi familia. Mi madre, mi padre, mi hermana y yo íbamos a diferentes circuitos y pasábamos los fines de semana allí. Cada día corría unas horas y luego jugaba al fútbol bajo el sol español con mis amigos. Aquellos días aún están conmigo cada vez que voy a la pista.

Aprendí mucho sobre pilotaje en aquella época pero, lo más importante: aprendí mucho sobre mí mismo.

Soy un corredor. Siempre lo he sido y siempre lo seré

Amo correr. Correr de verdad. Y por eso es por lo que el 28 de mayo, en el mayor fin de semana del mundo del motor, no estaré con mi equipo de Fórmula 1 en el Gran Premio de Mónaco. Estaré en Indianápolis. Compitiendo en el Brickyard. Porque necesito estar. La Indy 500 es uno de los eventos más grandes del deporte. Todos los pilotos del mundo lo saben. Debo estar allí. Porque soy un corredor.

Siempre lo he sido y siempre lo seré.

El karting es la forma más pura de competición. Se trata de un pilotaje complicado en pequeños circuitos con muchos adelantamientos y batallas. Como piloto, aprendes el arte de la competición. Como dije, mi padre construyó nuestro kart y la mayor parte de nuestro dinero se iba en los gastos del viaje, por lo que el kart tenía que durar al menos un par de años. Incluso los neumáticos tenían que durar, sólo teníamos un juego.

Pero ese tipo de problemas te ayudan a aprender.

En una carrera, durante una de mis primeras temporadas, llovió. Aquel día, vi un neumático de lluvia por primera vez. Estaba en otro coche a mi lado en la parrilla. Realmente no tenía ni idea de lo que era. Los neumáticos del resto de participantes eran mucho más ásperos, proporcionándoles un mejor agarre en condiciones de mojado.

Corrí con neumáticos slick (de seco) en la lluvia, eso era todo lo que teníamos. Pero no era extraño para mí, porque era todo lo que conocía. Había pilotado con ellos un par de años, sabía lo que podían hacer. Tenía que ser más cauto, más preciso. Sólo tenía seis años, pero me adaptaba sobre la marcha. Trazaba más ancho en la entrada de las curvas, para enderezar más rápido y dar potencia antes. Me adapté porque tenía que hacerlo. Aprendí y crecí, me encantaba.

Cuando me lo tomé más en serio, también empecé a aprender más sobre las pistas en las que competía. Disfruté aprendiendo las circunstancias de cada pista, quería saberlo todo sobre cada curva antes de montarme en el kart.

Cuando tenía 13 años, mejoraba rápidamente y comencé a pasar tiempo en Italia trabajando con un constructor de motores y aprendiendo todo lo que podía. Estando allí empecé a tener un entendimiento integral de mi kart. Además, me perdía el colegio cuando estaba en Italia y me gustaba. Estaba buscando otro tipo de conocimiento.

En 1996 gané la Copa del Mundo Junior de Karting. Después de eso, mi familia y yo pensamos que tenía futuro en la competición.

Pero, ¿cuál sería ese futuro?

En los 90 en España, la Fórmula 1 -y la competición en general- no era muy popular. Nuestro país amaba el fútbol y las carreras de motos. No sabía nada acerca de los grandes campeonatos europeos. Ni siquiera sabía quién era Michael Schumacher. Sólo corría.

En 2000, dí el salto a la Fórmula 3000 en Europa. Competimos en algunos de los circuitos más históricos del mundo -como Spa o Mónaco- y mis ojos se abrieron a la historia del deporte del motor. Solía pensar que el el karting en España lo era todo. Pero estaba en Mónaco y se abrió ante mí un mundo nuevo. Entre carreras miraba a los chicos sobre los que había oído hablar en el paddock. Chicos como Schumacher, Ayrton Senna y Alain Prost. Y cuanto más aprendía sobre ellos, más me motivaba. Quería llegar a ese nivel.

Un año más tarde, me senté en un Fórmula 1 por primera vez. Después de mi temporada de debut con Minardi, fuí piloto de pruebas para Renault. Un año más tarde me convertí en piloto oficial para ellos. En 2003, conseguí mi primera pole y podio en Malasia y mi primera victoria en Hungría.

Recuerdo todas las victorias y campeonatos, seguro. Pero algunas, como la primera victoria, son especiales. Son carreras de las que lo recuerdas todo, incluso lo que había de desayuno en el hotel. Esas son las que me encantan.

Un par de años después, en abril de 2005, tuve otra de esas carreras.

Fue en el Gran Premio de San Marino, en Imola (Italia). Me clasifiqué segundo justo detrás de Kimi Räikkönen el día anterior. Pero el domingo por la mañana, mi equipo, Renault, tuvo un problema con nuestro coche. Uno de los cilindros de nuestro V10 no funcionaba. Básicamente teníamos un motor de 9 cilindros y medio, que no es lo ideal. La potencia bajó y, básicamente, éramos más lentos. Consideramos cambiar el motor por uno nuevo, lo que nos habría proporcionado una penalización y habernos mandado atrás en la parrilla de salida. O podíamos seguir con él y dar por bueno cualquier resultado que consiguiéramos.

Decidimos seguir con él.

Justo después de nueve vueltas en carrera, Kimi se retiró por un problema en la dirección de su coche. Lideré las siguientes 50 vueltas. El coche iba bien. Con un poco menos de potencia de lo normal, pero estaba en ritmo. A falta de 12 vueltas para el final y aún al frente, entré en boxes para montar neumáticos nuevos. Cuando volví a pista, miré a los espejos y todo lo que veía era un brillo rojo. Rojo Ferrari. Michael Schumacher me estaba presionando. Tenía más potencia ese día y... sí, era realmente rápido.

Pero confié en mis recuerdos, en lo que había aprendido. Conocía la pista. Conocía el coche.

Me adapté. Intenté mantenerle detrás de mí a toda costa. Fue una batalla tanto mental como física. Michael estaba acercándose a mí cada pocas curvas, intentando que el joven chaval cometiese un error.

Pero no lo hice. Me mantuve por la victoria, y aún hoy, posiblemente sea mi carrera favorita. O al menos está ahí arriba (es difícil tener sólo una). La recuerdo muy bien porque mi equipo y yo superamos los problemas de la mañana y utilizamos toda nuestra habilidad para conseguir esa victoria. No fue como cualquier otra carrera que haya pilotado. Fue totalmente nuevo.

Ahora, es momento de algo totalmente nuevo. Una nueva pista. Un nuevo coche. Un nuevo mundo.

He estado pensando acerca de Indy desde hace cuatro o cinco años. He visto algunas carreras, pero no sabía mucho sobre el campeonato. Me sabía algunos nombres y los equipos, pero básicamente es todo nueva información para mí. Así que estoy de nuevo haciendo lo que me encanta, aprendiendo. Todo el mundo, desde el equipo McLaren-Honda-Andretti, a la gente que he conocido durante mi tiempo en Estados Unidos, han ayudado mucho.

La única gente que no ha ayudado demasiado han sido los otros pilotos de Fórmula 1, porque están celosos. Jajajaja. Es broma, es broma (no del todo). Se han mostrado muy comprensivos y me han deseado mucha suerte. Somos un grupo unido en el paddock de la Fórmula 1. Significa mucho cuando uno de nosotros lo hace bien en otro campeonato. Cuando Nico Hülkenberg ganó en Le Mans en el Mundial de Resistencia en 2015, fue una gran noticia para todos.

Es duro perderse el GP de Mónaco, pero la tradición en Indy es tremenda también. Sigo escuchándolo de todo el mundo con el que hablo. Estoy deseando llegar a las ceremonias antes de la carrera y el ambiente. Aquí estoy, un piloto veterano, pero todo es nuevo para mí. El himno, el circuito, la carrera: estoy muy agradecido por la experiencia. Voy a intentarlo y a disfrutar mi tiempo fuera del coche tanto como pueda. Porque cuando llegue la carrera, será el tiempo de irse.

Gracias a los test en simuladores, sentí que conocía el coche antes del test de la semana pasada en Indy (3 de mayo). Pero una vez que lo hice, había una cosa para lo que no estaba preparado: la fuerza, la sensación de potencia sin filtros. Los coches de la Indy son un poco más simples que los de Fórmula 1, así que son más puros. Hay menos agarre mecánico aquí, así que la aceleración es un poco más agresiva. Me tomó un poco de tiempo sentirme a gusto, pero el equipo hizo un gran trabajo preparándome. Lo más grande que me llevo de estar detrás del volante es pura emoción. Estoy ansioso por el 28 de mayo.

Como mi primera vez en un kart, este coche no ha sido construido para mí. Yo no era el piloto previsto, pero voy a hacer todo lo que pueda para hacer que la gente que lo ha construido se sienta orgullosa. Y quizá este sea el inicio de un nuevo viaje para mí también.

Quiero dejar algo claro. No estoy viniendo para una semana de vacaciones o sólo para divertirme: soy un piloto de carreras y he venido a correr. Por encima de todo, espero que esta sea una experiencia que pueda tener el resto de mi vida. Espero que los sentimientos que tengo y las cosas que veo se queden en mi mente para siempre.

Y espero que al final de esas 500 Millas, haya aprendido algo que no sabía de antes.

Fernando Alonso

Fuente: The Players TribuneFotos: IndyCar | Fernando Alonso

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