Virutas F1Cerdo agridulce (o un Mundial de Fórmula 1 algo decepcionante)

Los restaurantes chinos de toda la vida han sido arrasados por los de sushi y los woks de tarifa plana. A pesar de ello, nadie olvida el sabor del que en su momento fue uno de sus platos estrella: el cerdo agridulce.

Cerdo agridulce (o un Mundial de Fórmula 1 algo decepcionante)
La temporada 2022 prometía una revolución que no ha terminado de darse.

13 min. lectura

Publicado: 24/11/2022 13:05

Nadie con decencia podría invocar a los marranos a la hora de hablar de la Fórmula 1, aunque si a lo agridulce ante el sabor que deja un mundial 2022 que prometía mucho, y la verdad es que ha sabido a un poco menos de lo esperado. Los coches son más chulos, pilotos y organización han estado en general a la altura, se ha incrementado el número de adelantamientos y acabó el dominio de Mercedes. Todo esto está muy bien. Lo que está menos bien es que ahora haya otro dominador, la prometida mayor igualdad brille por su ausencia, y los de atrás sigan estando tan atrás como siempre.

Hay quien piensa que no hay mundial malo, sino ojos que no saben valorarlo; en lo que no hay duda es que los hay más divertidos que otros. Tras el enérgico 2021 con desenlace en el giro final, este, con un campeón decidido a falta de disputarse cuatro carreras, nos sabe al aguado Aquarius en lugar de a sabrosona Coca-Cola.

Mattia Binotto retomó a Ferrari en estado precomatoso y lo ha llevado a un lugar más que digno

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Los títulos se ganan cuando tienes un piloto ganador, un coche ganador y un equipo ganador. Max Verstappen y su entorno te gustarán más o menos, pero este año se lo ha llevado de calle sin discusión. Han sido dos títulos ganados en la pista y no en dirección de carrera tras una decisión discutible, y esto no ha sido una sorpresa. El neerlandés ha rodado de manera indiscutible de manera sólida y fiable, corriendo menos que nunca, lo que muestra a las claras el dominio de su conjunto. Es agresivo cuando ha de serlo y levanta el pie cuando es necesario, para conservar neumáticos, motor o ralentizar el ritmo general si con ello reduce riesgos.

Max ha sido el mejor piloto este año sin duda alguna, con un Leclerc muy cercano que depende demasiado del muro, no muestra la solidez de otros corredores, que imponen su criterio cuando lo que le dicen le chirría. Checo, Lewis, Alonso o el propio Max discuten las órdenes cuando lo ven claro tras su volante. A Leclerc, rapidísimo siempre, parece faltarle la visión general que albergan otros. Pese a ello, muy merecido subcampeonato tras superar al mexicano, equipado con un coche mejor, que quedó tercero en el pódium final.

¿Ha estado a la altura Checo Pérez en su segundo año con Red Bull?

De Checo esperábamos algo más, pero diversas cuitas que han trascendido hacen pensar que aquello del Multi21 ha tenido cierta prolongación filosófica en el tiempo. Alonso brilló algo menos que el año pasado a pesar de haber rendido más. Acabó noveno, una plaza detrás de su compañero de equipo de manera inmerecida. Su concurso fue devorado por las fallas y averías de su mecánica. No fue un año apacible en el plano de política interna, y a pesar de que el equipo avanzó un puesto, han de agradecer a McLaren sus desatinos que les ayudaron a recaudar unos once millones extra con base en ese premio. Sin embargo, continuan estando lejos de los que pelean por pisar el cajón.

Carlos Sainz empezó el año con dificultad a la hora de adaptarse a su monoplaza. Saltó hacia delante y se marcó la primera victoria de su carrera, varios abandonos reventaron su ritmo ascendente, y acabó sin demasiado brillo aunque con la eficiencia debida. La constancia de Russell le robó una lógica cuarta plaza para acabar quinto con un coche que fue de más a menos.

Y hablando de coches… Red Bull, Adrian Newey y ese túnel de viento donde se desarrolló el Concorde llevan desde hace casi dos décadas dando clases al resto en materia aerodinámica. Era lógico que en un momento de cambio radical en las regulaciones relacionadas acabasen marcando la pauta. No solo eso, sino que suelen ser los primeros en dar con las soluciones en este sentido, y cuando crean algo, tiende a funcionar a la primera. Es además una pauta reconocible que los de azul peguen un buen acelerón en mitad de la temporada. Es como si tuvieran dos coches distintos y sacasen el segundo, que mejora al primero, a mitad de año; su eficacia tiende a crecer en las segundas mitades de año. Con algo de sobrepeso en las primeras citas y algún problema de fiabilidad en particular relacionados con su propulsor, supieron zafarse de ese peso muerto y las goteras japonesas para imponer su rodillo.

Poco se ha hablado de ese motor, de factura nipona y etiqueta… er… bueno, eso de Red Bull Powertrains que nadie sabe muy bien qué implica con exactitud. Los orientales debutaron en 2015 de una de las peores maneras de la historia, y tal y como es su costumbre, poco a poco pulieron un diseño hasta sublimarlo en el que puede haber sido el mejor propulsor del año. La diferencia entre todos ellos es mínima, pero su forma de entrega de la potencia es dulce, cuida los neumáticos y se puede aprovechar mejor en curva lenta y media que el resto.

Carlos Sainz comenzó la temporada con muchas dudas, pero finalmente ha logrado su primera victoria en la Fórmula 1 y 9 podios.

En una de las últimas carreras Fernando Alonso dejó atrás a un Yuki Tsunoda a bordo de su Alpha Tauri en curva, y poco más allá el japonés se la devolvió en recta. Indica a las claras que el peor coche con este motor, es mejor que el del Alpine. Esa mecánica bufa como pocos y no da un ruido; es por ello que los de Honda se andan rumiando volver y recaudar los laureles actuales. La verdad es que después de la leña que se han dejado por el camino, no poder ver a un tipo vestido con sus colores agitando champán, debe ser doloroso.

Los de Mercedes fueron muy valientes al traer un diseño revolucionario del que solo supieron sacar un partido en la segunda mitad de la temporada. Devorados por el porposing a principios de año, acabaron la temporada con un ritmo demoledor. Lewis, bien pero mejorable, y el que hizo la mejor temporada subido en una flecha plateada fue Russell. Sereno, sin la presión del primer espada, «Mr. Consistency», como le llaman por su tierra, ha demostrado haber estado muy por encima de lo que pudiera esperar de él. Viajar al lado de Hamilton es sumamente incómodo, y ha mostrado un estado de forma y una solvencia casi superior.

No parece que sea un cambio de ciclo para Lewis, pero si la confirmación del talento que en Williams hacía vibrar a sus técnicos. Hay mucho futuro ahí. Y algo más a este respecto. Solo tres tipos han quedado por delante de Lewis: Button, Rosberg y Russell, y los dos primeros han sido campeones del mundo. En cuanto al equipo, tras ese principio titubeante y un final poderoso, dejan escrito que cuentan con una base excelente para comenzar el año próximo. Si deciden dar continuidad al concepto puede que lo afilen más aún, pero es algo que todavía no está decidido. Bola extra: si se llegan a disputar un par de carreras más hubieran dejado a Ferrari terceros.

¿Ferrari? Siempre interesantes, siempre dramáticos. La satisfacción previa al inicio del calendario no era infundada, no fue la máquina de humo que se quedó encendida. Abrieron el año con victorias y una ventaja de 45 puntos con respecto a Max —dos carreras— pero el espejismo se fue diluyendo poco a poco. Fueron campeones durante un tercio de temporada, y luego… inercia. Da la sensación de que dejaron de evolucionar el F1-75, lo que deja algunas preguntas en el aire: ¿malgastaron el presupuesto en soluciones fallidas? O ¿se pusieron manos a la obra con el monoplaza de 2023 a sabiendas de que no serían capaces de alcanzar a Red Bull? ¿Supusieron que Mercedes no les daría caza y se pusieron con lo del año venidero?

Lo sabremos la temporada próxima. Lo que si queda bastante claro es que por primera vez en años Ferrari tuvo un muy buen coche al inicio de la temporada y esto rompe una pauta. A los italianos, un portaaviones de muchas toneladas que maniobra con dificultad, se les suelen atragantar los cambios radicales de normativa, y, sin embargo, en esta ocasión arrancaron muy bien. A pesar de que Mattia Binotto haya sido puesto en la picota, con rumores de salida desplazado por Freddie Vasseur, retomó al equipo en estado precomatoso y lo ha llevado a un lugar más que digno. Los de Maranello no se han llevado el mundial, aunque al menos ha luchado por él, así que es justo pensar que Binotto se merece algo más de crédito y dejarle hacer al menos un año más antes de pensar en guillotinarle. Puede que sus planes no sean perfectos, pero la Scuderia está en mucho mejor sitio que cuando le dieron las llaves.

El resto del panorama ha cambiado poco este año, cambios leves en una fotografía que poco a poco se irá ecualizando con las recetas financieras impuestas por Liberty y el nuevo reparto del dinero. Pero eso forma parte de otra viruta, que es una historia que da para mucho. Que se lo pregunten a los ingenieros, que andan locos con el tema donde antes arrojaban billetes al aire sin más. Parece que la cordura financiera está llegando a la Fórmula 1, y con ella, cambios. Lo que nunca cambia es el sabor del cerdo agridulce, y si lo has probado alguna vez, ahora estás recordándolo. Y probablemente salivando.

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