Cómo la Fórmula 1 asalta Mónaco: jueves

El primer día oficial del evento se cierran las calles del Principado. Los vecinos se asoman a los balcones, los aficionados se cubren con una extensa capa de crema solar, los periodistas afilan sus teclados y los pilotos se ponen manos a la obra.

7 min. lectura

Publicado: 24/05/2018 19:15

El jueves es un día especial en esta ciudad. Es el día en el que los monegascos no necesitan sus alarmas y sus despertadores, pues a partir de las ocho de la mañana el estruendo de los motores resuena por todas y cada una de sus calles. Es el primer día de acción en el circuito. Algo único en la Fórmula 1 puesto que los primeros entrenamientos libres se celebran siempre en viernes, pero Mónaco es distinto. En todo. El espectáculo arrancaba hoy jueves y por ello la ciudad se ha llenado de aficionados de todos los lugares del mundo. Utilizas el transporte público y escuchas docenas de idiomas mezclados en apenas unos minutos.

La masa de gente llega por aire, por tierra y también por marea. En el día de hoy ya llegan todos los yates que quieren estar a primera fila para ver a los monoplazas más cerca que nunca. Aquí no hay pelousse. Al fondo, ves terrazas repletas de gente cóctel en mano; detrás, una fila de barcos con la música sonando a todo volumen. Pero claro, por mucha intensidad que tengan esos altavoces, cuando las bestias pasan a más de 200 kilómetros/hora, no hay música en el mundo que consiga vencer en decibelios. Y eso que los Fórmula 1 de ahora "no suenan".

Si ya decía ayer que Mónaco era el mejor escenario de todo el calendario, hoy lo digo más alto y más claro. Es una auténtica pasada. Estés en grada, en pista o desde casa. Es un espectáculo visual absolutamente impresionante. Bien es sabido que las carreras albergadas por el circuito urbano no son las más entretenidas, ni mucho menos. Pero Mónaco es uno de los pocos lugares en los que puedes afirmar que una clasificación o un mero entrenamiento libre puede llegar a ser mejor que una carrera en según qué trazado. Son 20 pilotos desafiando un circuito estrecho que no da margen al error durante largas horas.

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En el primer artículo os contaba cómo la ciudad quedaba muy ralentizada por la masa de gente asistente ante las primeras calles cerradas. Pues bien, en el día de hoy la ciudad se paraliza. Más allá de, evidentemente, las calles que completan el circuito de algo más de 3 kilómetros, las calles que rodean el trazado se llenan de controles de seguridad, vallas y tribunas instaladas para la ocasión. Te cachean hasta para entrar en el fanzone, zona que tienes que atravesar para llegar al paddock y gran parte de las tribunas del primer y tercer sector. Pero no todo se puede cubrir. El espacio que alberga el recinto es limitado y todos no caben.

Es por ello que la Fórmula 2, al igual que la Fórmula Renault y la Porsche Supercup están más apartados que nunca del paddock de la Fórmula 1. Habitualmente, estas competiciones soporte duermen en un paddock separado al de la categoría reina, siendo éste mucho más humilde y compuesto por carpas, pero suele situarse justo al lado del de la Fórmula 1. En Mónaco ya de por si el paddock está muy comprimido en la avenida en la que se encuentra, así que es imposible situar a las demás categorías allí. Por tanto, lo que se hace es situar a estas categorías ligeramente lejos del circuito, de forma que los participantes retornan a su espacio asaltando otras calles del Principado. Los comisarios abren una valla y los coches salen del circuito volviendo por sus propios medios. Es por eso que los aficionados se pueden ver sorprendidos por estos monoplazas mientras van caminando por la calle.

De vuelta a los controles de seguridad, el dispositivo desplegado en el circuito es masivo. Medido al milímetro para evitar confusiones, errores o negligencias que conviertan el trazado monegasco en un sitio inseguro para la categoría reina del automovilismo. El circuito está rodeado por 650 comisarios, 620 controladores de la pista junto con 130 agentes de seguridad (sin contar la policía de alrededor). Caminando por los viales te topas con muchos bomberos, doctores, desfibriladores, ambulancias, grúas, extintores... en definitiva, que hay muchas personas y muchos materiales en muy poco espacio y la organización es máxima. Al salir de una grada te puedes topar muchos carteles y muchas vallas separadoras indicándote múltiples destinos aglutinados en tres metros cuadrados.

Es por esto que la ciudad de Mónaco, durante un fin de semana, se puede convertir en una serie apocalíptica en donde el recinto está repleto hasta el último metro mientras que la parte restante de la ciudad está colapsada de vehículos incapaces de avanzar. La Fórmula 1 hace esto en el día más ligero de su fin de semana. Cuando llegue el sábado con la clasificación o, sobre todo, la carrera del domingo, no me lo quiero imaginar.

Fotos: Motor.es

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