GP Australia¿Cuánto afectaba el sol a los pilotos? Leclerc desvela un dato preocupante

Justo cuando las consecuencias del porpoising y el mayor tamaño de los neumáticos para este año prometían ser los mayores inconvenientes que afectarían a la visibilidad de los pilotos en pista, llegó el Gran Premio de Australia y unas condiciones climatológicas que pillaron a varios pilotos por sorpresa.

Los innumerables botes que sufren en sus propias carnes los auténticos protagonistas en el momento que sus monoplazas pierden súbitamente carga aerodinámica en las rectas quedaron como un mal menor en comparación con la incidencia de un fenómeno meteorológico: el sol.

Cero visión

El ridículo accidente entre Latifi y Stroll en la Q1 provocó una bandera roja que, sumada a la detención repentina en pista del Williams de un Alexander Albon que ha sido llamado a comisarios por no disponer del combustible suficiente al término de la sesión de clasificación, retrasaron el inicio de la segunda ronda clasificatoria.

Para entonces, los mensajes por radio plagados de pitidos que ocultaban palabras malsonantes por parte de casi toda la parrilla se produjeron en cadena. ¿Por qué? Porque los pilotos necesitaban un casco diferente, «con el visor más oscuro que haya», porque «no podíamos ver nada», tal y como indica Charles Leclerc.

«Sinceramente, en mi primera vuelta de Q2 arriesgué mucho, porque no sabía dónde estaban los límites de la pista», reconoció el joven monegasco. El nuevo parón por el accidente de Fernando Alonso contra el muro en la curva 11 en la Q3 no hizo sino agravar este contratiempo.

«Simplemente vas adivinando un poco, con el ritmo del fin de semana sabes más o menos que debes girar 'ahí', pero realmente no tenía ni idea y era muy complicado. Cambiamos y pusimos un visor más oscuro; en el primer intento de la Q3 había algunas nubes alrededor, así que fue perfecto», agregó el #16.

Pilotar por intuición

Mientras que algunos de los presentes en el circuito reportaban ligeras gotas de agua provenientes del cielo, otros tantos advertían que las nubes eran pasajeras, provocando unas condiciones cambiantes que desquiciaron a los pilotos.

«En el último intento de la Q3, en la frenada de la primera curva, la visibilidad seguía siendo muy mala, pero no creo que podamos hacer nada. Incluso el visor más oscuro no es suficiente, y sería demasiado oscuro para el resto de la pista donde había nubes», prosiguió Leclerc.

«Tenemos que encontrar un equilibrio, pero al final es lo mismo para todos. Sin duda, fue extremadamente complicado. En el último sector, en la última vuelta de la Q3, perdí un poco, pero sólo porque era muy difícil ver dónde estaba», cerró.

Por su parte, Sergio Pérez respaldó las palabras del poleman en el tercer GP del año. «Lo que más nos afectó fue el sol. Estaba bajando mucho, se estaba oscureciendo, así que estuvimos jugando bastante con los visores. En mi primer intento de la Q3 estaba completamente oscuro, no había sol, así que volví, pero luego había mucho sol. No acerté con el visor», comentó el mexicano.

Fuente: The Race