Dentro de una larga temporada de Fórmula 1, las sesiones de clasificación suelen seguir un patrón relativamente predecible, con sus variables dependiendo del circuito y las condiciones. En ocasiones, el molde desaparece por completo, y eso es lo que sueel ocurrir en el Autodromo Nazionale Monza, escenario histórico de un Gran Premio de Italia que puede suponer uno de los mayores desafíos para el dominio total de Red Bull.
Pese a la superioridad total que el equipo austríaco ha exhibido en las rectas y circuitos de potencia, las configuraciones de baja carga de algunos equipos buscan competir de tú a tú con la mayor eficiencia aerodinámica del RB19. La competencia para el propio Max Verstappen, en busca de una décima victoria seguida sin precedentes, vendrá principalmente dentro de su propio equipo si Sergio Pérez mantiene las buenas sensaciones del viernes, a pesar de su accidente final y de los problemas mecánicos del sábado.
Ferrari y Williams ante una tarea titánica
La gran amenaza la encarnan, en primera instancia, Ferrari y la sorprendente Williams, que han superado en velocidad y rendimiento a Red Bull en las rectas. Muchos focos están puestos en Carlos Sainz, después de que el piloto español haya liderado los segundos y terceros entrenamientos libres, persiguiendo la que podría ser la cuarta pole de su carrera deportiva.
En cuanto a los de Grove, su táctica de jugar al escondite en los Libres 3, usando neumáticos medios y duros, apunta a una táctica muy agresiva y a la gran confianza en su coche, en especial en manos de un Alexander Albon que ha demostrado ser capaz de pelear por todo. No muy lejos de ellos se hayan los Mercedes, que aquí parecen haber dado un pequeño paso adelante con respecto a una McLaren dispersa.
Alonso busca trabajo en equipo para no perder comba
Tampoco está clara la situación competitiva de Aston Martin respecto a sus rivales, pero Fernando Alonso ha dejado buenos cronos y posiciones positivas de cara a repetir las posiciones de top 5 que marcó en la clasificación de Países Bajos. Las mejoras aerodinámicas del equipo británico parecen haber solventado en parte el déficit en línea recta del que partía el AMR23, dotando al asturiano de esperanzas renovadas.
Todo ello, claro está, si consigue salir indemne de las dos constantes en las clasificaciones de Monza en años recientes: la preponderancia del tráfico que espera lo indecible para conseguir una buena vuelta y la relevancia del rebufo, donde el trabajo en equipo juega un papel fundamental. Por ello, el español se beneficiaría mucho de una clasificación de Lance Stroll a la Q3, algo que ha dejado de ser una costumbre en eventos recientes. Y sin perder de vista el formato especial, con duros obligatorios en Q1, medios en Q2 y blandos en Q3.