La hegemonía de Mercedes en Fórmula 1 ha terminado... al menos de momento. El primer Gran Premio de la temporada demostró que el equipo que ha llevado su nombre a lo más alto en el campeonato de constructores en los últimos ocho años, de forma consecutiva, tiene trabajo por hacer si quiere pelear de forma recurrente por las primeras posiciones.
En su lugar, Red Bull y Ferrari prometen llevar al extremo una lucha a dos bandas que ambos aseguran que será una batalla de tres integrantes una vez que los comandados por Toto Wolff den con la solución a los problemas que hacen que el porpoising afecte a su W13 más que a sus rivales directos.
Segundo asalto
El doble abandono de Max Verstappen y Sergio Pérez apenas dos vueltas después en el último tramo de la primera carrera posibilitó que el Haas de Kevin Magnussen viese la bandera a cuadros en quinta posición, mientras que el Alfa Romeo de Valtteri Bottas cruzó la línea de meta en la sexta plaza, toda una declaración de intenciones de la gran unidad de potencia que ha fabricado Ferrari hasta que los propulsores vuelvan a descongelarse.
El orden de los equipos variará en función de las características de los circuitos que visite la parrilla cada fin de semana y de la planificación de las actualizaciones de cada estructura: con una revolución reglamentaria que ofrece una gran multitud de oportunidades, cada paso hacia adelante en lo relativo al desarrollo de los monoplazas marcará un antes y un después en la pista.
Al tratarse de un doblete para arrancar el año, las gran mayoría de mejoras tendrán que esperar, por lo menos, hasta que el GP de Australia en el mes de abril permita un margen de maniobra lo suficientemente amplio como para que la disposición establecida vuelva a cambiar significativamente.
¿Y El Plan?
En clave española, al tanto que Carlos Sainz tratará de adaptarse a un F1-75 que le ha sido esquivo por el momento, con Charles Leclerc demasiado lejos al frente a causa de una degradación excesiva que martiriza al #55, Fernando Alonso probará piezas nuevas en Jeddah para intentar «dar un paso hacia adelante».
Sin el desastre final de Red Bull, Alonso no habría entrado en los puntos en Sakhir a pesar de haber pasado a la Q3 el sábado, también apesadumbrado por una degradación desmesurada de todos los compuestos de Pirelli a las pocas vueltas de montar un neumático nuevo tras su paso por el pitlane.