La temporada 2024 ha empezado prácticamente tal y como lo hiciera la anterior: un doblete de Red Bull, con Max Verstappen y Sergio Pérez al frente de toda la parrilla, indica que la formación afincada en Milton Keynes va a ser, una vez más, el rival a batir.
Salvo por la vuelta rápida del #33 el inicio es calcado, a la espera de que alguno de sus rivales pueda hacerles frente en la carrera de desarrollo que mantienen los equipos en paralelo a los duelos que suceden sobre el asfalto.
Bien es cierto que en clasificación el RB20 es algo más vulnerable que en carrera, con un Charles Leclerc que originalmente pudo arrebatar la pole position al vigente campeón aunque en Jeddah se haya tenido que conformar con quedarse a más de 3 décimas del piloto neerlandés, con el revuelo en Red Bull fuera de las pistas como el mayor contratiempo para los austriacos.
Igualdad máxima
La segunda clasificación del año ha dejado a Fernando Alonso a un suspiro de la 2ª posición, con 55 milésimas que le separaron de un Leclerc que será la mayor amenaza para Verstappen, al menos de partida, con Sergio Pérez entre medias como el cuarto en discordia de los que lograsen bajar de 1:28 a una vuelta.
Consciente de que el AMR24 ha nacido de forma radicalmente opuesta a lo que lo hiciera su antecesor, con un desgaste excesivo del neumático que les permite calentar las gomas perfectamente para una vuelta pero que conlleva un martirio en tanda larga, Alonso espera tener que mirar más hacia atrás que hacia adelante.
Los McLaren y los Mercedes, inferiores esta vez para Aston Martin en clasificación, serán los que dificultarán su carrera, con la degradación como factor esencial a tener en cuenta. El #14 es el único de los de arriba que dispone de un juego de neumáticos blandos a estrenar, por lo que contará con una estrategia más amplia que el resto.
Desde la barrera
Al otro español de la parrilla, Carlos Sainz, le tocará ver los toros desde la barrera después de disputar las dos primeras sesiones de entrenamientos libres con fiebre y malestar corporal antes de tener que ser operado de apendicitis y ceder su SF-24 a Oliver Bearman.
Aún no está claro si el madrileño llegará a disputar el Gran Premio de Australia, con casi dos semanas aún para intentar recuperar un estado de forma mínimo que le permita ponerse a los mandos del monoplaza italiano.
Con su futuro todavía en el aire, al igual que Alonso, el #55 seguirá los pasos adecuados para, con suerte, evitar complicaciones similares a las que experimentó Alexander Albon tras Monza en 2022 después de una cirugía de idéntico calado.