Han hecho falta tres años de espera, pero lo bueno siempre acaba llegando. Fue en esta misma pista, hace poco más de dos años, cuando a la Fórmula 1 se le vino encima el peso de la realidad mundial, apenas unas pocas horas antes de comenzar lo que habría sido el primer Gran Premio de 2020. Ahora, con el mundo occidental en proceso de dejar atrás el efecto del COVID-19 en el día a día (no así en otras áreas), Australia regresa al Mundial de Fórmula 1 para acoger la tercera cita de la temporada, con muchos elementos de contención dentro de un año que promete ser apasionante.
Nuevo mano a mano con el título en mente
Ferrari ha vuelto a inclinar a su favor el duelo de las poles con la segunda de la temporada de Charles Leclerc, que parte como favorito para hacerse con su primer triunfo y ampliar su ventaja al frente del Mundial. Compartiendo primera línea con él, su archirrival por excelencia, Max Verstappen, al que se le siguen resistiendo los sábados, pero que espera sumar un segundo triunfo consecutivo en pos de recuperar lo perdido en la primera cita del año. Para ello será esencial la labor de su compañero Sergio Pérez, de nuevo muy veloz, y que quiere resarcirse del infortunio que le alejó de cualquier posibilidad de triunfo en Arabia Saudí.
El primer coche de la oposición tiene motor Mercedes, pero no se trata de ninguna de las flechas plateadas, sino de un Lando Norris que abandera a una revigorizada McLaren en tierras oceánicas. El británico terminó por superar a Lewis Hamilton y George Russell, que salvaron un poco los muebles en clasificación, pero que parecen seguir con serios problemas en líneas generales. Ambos saldrán por delante del ídolo local, un Daniel Ricciardo cuyo McLaren podría darle alguna que otra alegría a sus correligionarios.
¿Habrá reconquista española?
Hay que bajar hasta la quinta fila para encontrar a los dos pilotos españoles, que al inicio de la Q3 parecían con opciones claras de obtener un gran resultado. La gran competitividad de Alpine en el renovado Albert Park dio a Fernando Alonso esperanzas de un clasificación entre los cuatro primeros, pero la avería y posterior accidente durante su vuelta no solo echó por tierra sus esfuerzos, sino los de un Carlos Sainz al que le faltó un segundo para no ver la bandera roja, y que no supo después sobreponerse. Ambos tienen coche para estar bastante más arriba, y su avance en el día de hoy puede compensar el madrugón a la afición española.
La diferencia de los cinco equipos más rápidos con respecto al resto esta semana parecen bastante claras, por lo que cualquier otra variación para los pilotos que se quedaron fuera de la Q3 dependerá de la vieja confiable: la fiabilidad. Albert Park siempre es un trazado exigente para la mecánica de los coches, y la reciente implementación del nuevo reglamento puede añadir un extra de picante al asunto.