Durante más de tres décadas, el Circuit de Barcelona-Catalunya ha sido el hogar de la Fórmula 1 en España, acogiendo a múltiples equipos y pilotos campeones. Fernando Alonso desató la pasión y la locura en 2007, y la carrera parece haber despertado un gran interés de nuevo 15 años después, con unas gradas repletas que buscarán ver a los piloto españoles ofrecer un buen nivel. Desde luego, tendrán que remar bastante tras un sábado poco provechoso para ellos en cuanto a lo clasificatorio.
El líder del Mundial, el monegasco Charles Leclerc, saldrá desde la pole position al volante de su Ferrari, acompañado en primera línea por su archirrival Max Verstappen. Ambos cuentan con buenos argumentos y máquinas para ganar el evento, aunque Ferrari parece haberse adaptado mejor a las exigencias de Montmeló. Como prueba de ello, la tercera posición en parrilla de Carlos Sainz, cuyas cuatro décimas ayer fueron más de las necesarias, y que buscará que el impulso local le catapulte a su ansiada primera victoria en la Fórmula 1.
Sainz compartirá segunda fila con un George Russell que abandera la mini-resurrección de Mercedes, equipo que en este trazado parece haber empezado a volver por sus fueros tras su difícil inicio de temporada. El británico clasificó delante del heptacampeón Lewis Hamilton, que ha acabado detrás suya en las últimas carreras, y que no logró superar a un Sergio Pérez que cierra el top 5 en el segundo Red Bull.
Lo ideal habría sido que Fernando Alonso se hubiese hallado detrás de este grupo, ya fuese en la cuarta fila o cerrando el top 10 al volante de su Alpine, pero quiso la realidad clasificatoria y una muy mala previsión del tiempo disponible por parte de su equipo que el piloto español solo pudiese ser 17º en la Q1. Sin nada que perder, Alonso ha reemplazado su unidad de potencia y saldrá último, a la espera de una posible carrera loca que no suele ocurrir demasiado en Montmeló, y que desde luego no vendrá propiciado por un tiempo que solo aporta un sol de justicia.