Si había una carrera que prometía alterar un poco el orden establecido, en especial con las nuevas construcciones de neumáticos, esa era el Gran Premio de Hungría, y lo cierto es que todo lo que conduce a la carrera de este domingo ha cumplido de forma notable con las expectativas. Empezando por el ocupante de la pole, que por primera vez en más de dos meses no será Max Verstappen. Después de cinco poles consecutivas, el líder indiscutido del Mundial tendrá que arrancar en segunda posición.
Al frente de la parrilla se sitúa Lewis Hamilton, siendo esta solo la segunda vez que a Red Bull se le ha escapado una pole este año. El objetivo, eso sí, es frenar la racha imparable del RB19, que aspira a igualar al McLaren MP4/4 con 11 victorias consecutivas al inicio de la temporada. Dependerá en gran medida del neerlandés, ya que otra clasificación discreta de Sergio Pérez sitúa al mexicano en la novena posición, con mucho trabajo por delante para alcanzar el podio.
McLaren ha sido la clara beneficiada del cambio de tendencias de este año, y eso se ha trasladado en otra excelsa clasificación de Lando Norris y Oscar Piastri, que ocupan la segunda línea en busca de dar otro cajón al equipo británico. La sensación del fin de semana, no obstante, ha sido Alfa Romeo, cuya notable mejoría ha ubicado a Zhou Guanyu en una fantástica quinta posición, la mejor de su carrera, y a Valtteri Bottas en la séptima, con un desempeño que invita a pensar en muchos puntos.
Por contra, lo que prometía a principios de año como uno de los findes clave para Aston Martin se ha tornado en desastre, con un Fernando Alonso que tendrá que plantar batalla desde la octava posición mientras su compañero Lance Stroll sale en un peor 14º lugar. El sueño de la 33 en la carrera que le vio ganar por primera vez hace 20 años se ha desvanecido, pero el español aún espera dar guerra. Tres puestos por detrás saldrá Carlos Sainz tras su peor clasificación del año, la primera que le ha visto caer en la Q2.
La dificultad relativa para adelantar en Hungaroring y la peculiaridad de su trazado hace que esta sea una de las carreras más atípicas y estratégicas del año, a la par que propicia para resultados fuera de la norma. Está por ver si será la horma en el perfecto zapato de Red Bull, pero su reciente renovación hasta el año 2032 ha garantizado que su posición en el campeonato seguirá trayendo de cabeza a equipos y pilotos durante mucho más tiempo.