La Fórmula 1 trata ciertas carreras de su calendario con un mimo especial de cara al aficionado, y México entra dentro de esa consideración. El país que vio nacer a Sergio Pérez ha recibido a su compatriota y a todo el contingente del Gran Circo con la misma intensidad de siempre y la intención de presenciar un gran espectáculo, pese a que todo el pescado ya esté vendido en lo que al campeonato se refiere.
Al frente de la parrilla, permanece impertérrito el campeón coronado, Max Verstappen, ajeno a las polémicas semanales, incluso a la que le implican a sí mismo. Para ello, tuvo que derrotar en clasificación de forma sorpresiva a los coches del equipo Mercedes, a los que la alta carga necesaria y las condiciones de altura en México han favorecido de forma notable. De este modo, George Russell arrancará en la primera fila por delante de un Lewis Hamilton metido también en su propia nube de polémica semanal.
Sainz y Alonso, en segundo plano desde el inicio
El favorito local, Pérez, buscará la primera victoria de un mexicano en casa desde el cuarto puesto por delante de una Ferrari lejos de su mejor forma el sábado. Carlos Sainz, en quinto lugar, intentará superar esa primera vuelta que no ha logrado concluír en las dos últimas carreras, y el poco habitual séptimo puesto de Charles Leclerc debería mejorar a poco que Ferrari encuentre la forma de hacerle competitivo.
Entre medias, separándoles, se haya un Valtteri Bottas que fue la otra gran sensación del sábado con su sexta posición al volante del Alfa Romeo. Hay que bajar tres puestos más para hallar a Fernando Alonso, que repite en la novena posición de salida con un Alpine que se ha mostrado sólido en el ritmo de carrera, aunque no tan brillante como en otros circuitos donde la velocidad es un aspecto importante. Y es que la extraña combinación de alta carga y altas velocidades no ha sido tan propicia en un Hermanos Rodríguez que ofrece un desafío renovado a la parrilla.