Después de Sebring, Riverside, Watkins Glen, Long Beach, Caesars Palace, Detroit, Dallas, Phoenix, Indianápolis y Austin, el circuito urbano de Miami se convertirá hoy en el undécimo escenario en el que el Mundial de Fórmula 1 disputará un Gran Premio en los Estados Unidos. Como ya ocurrió en el periodo entre 1976 y 1984, la nación de las barras y las estrellas contará con un segundo evento en casa, siendo esta la primera edición de un Gran Premio de Miami que promete emociones fuertes ya desde el inicio.
Desde la primera fila, Ferrari apunta a consolidar su prestigio de marca en los States tras la gran actuación de Charles Leclerc y un Carlos Sainz que volvió por sus fueros tras el accidente sufrido el viernes. El español se enfrenta de nuevo a una gran oportunidad de conseguir su primera victoria en Fórmula 1, o al menos, de recortar la desventaja que ha acumulado en estos primeros eventos con un Leclerc lanzado a por el título.
Tras ellos, saldrá un Max Verstappen que maldijo su suerte tras fallar en el último intento de clasificación, y que junto a su compañero Sergio Pérez deberán subvertir las expectativas para conseguir un triunfo. Abandonar no está en la lista de opciones después de los problemas mecánicos anteriores. Contra todo pronóstico, Valtteri Bottas se erigió como el mejor del resto al volante de su Alfa Romeo, y saldrá quinto sobre un Lewis Hamilton al que la presión de conseguir resultados empieza a atosigar.
Habrá que bajar hasta la undécima posición para encontrar a un Fernando Alonso que se sabe capaz de alcanzar los puntos, en un trazado en el que la falta de agarre, la diversidad de secciones rápidas y lentas, y los tramos bacheados en partes estrechas han dado más de un quebradero de cabeza. Compartirá fila con el otro Mercedes, pero la situación de ambos podría cambiar radicalmente si el habitual tiempo inestable de Florida se manifiesta durante la carrera. Una cosa está clara: en Miami, el vicio de las carreras también se vive de día.