Esteban Ocon relata su heroica carrera en Qatar: «Tienes que matarme para que me retire»

El segundo mejor resultado de Esteban Ocon en lo que llevamos de temporada, sólo superado por el tercero de Mónaco, lo consiguió en una carrera en la que vomitó dentro del coche a consecuencia de las duras condiciones.

Y es que en Qatar se sumaron un conjunto de circunstancias que propiciaron un auténtico infierno para los pilotos el pasado domingo. Las altas temperaturas, una humedad superior a la normal y la obligatoriedad de realizar tres paradas -haciendo innecesaria la gestión de los neumáticos y obligando a los pilotos a competir al máximo cada vuelta- dejaron exhaustos a los pilotos en un circuito con curvas rápidas y, por tanto, elevadas fuerzas g.

«Intentaba introducir aire en el casco con las manos porque no podía respirar. Cuanto más lo hacía, más calor entraba dentro del casco y era un infierno

De hecho, Logan Sargeant debió retirarse en la vuelta 40 al quedar deshidratado. Alexander Albon, Lance Stroll y otros muchos tuvieron que ser atendidos en el centro médico tras la carrera -donde algunos se desmayaron-, y Esteban Ocon llegó a vomitar al principio de la prueba.

«Fueron los puntos más reñidos por los que he tenido que luchar. Me sentí mal en las vueltas 15, 16, estuve vomitando durante dos vueltas dentro de la cabina. Entonces pensé: “Mierda, va a ser una carrera larga”», comenzaba relatando el piloto francés de Alpine.

Con más de 40 vueltas por delante, Esteban Ocon tuvo que recurrir a su fortaleza mental para vencer a lo que su cuerpo le pedía que dejara de hacer. «Traté de recordar que en el deporte el aspecto mental es la parte más fuerte del cuerpo, logré controlarlo y terminar la carrera. Pero, sinceramente, no esperaba que la carrera fuera tan dura».

Un auténtico infierno dentro del coche

Durante la prueba ya vimos imágenes que demostraban la dureza de la carrera, con George Russell sacando las manos del cockpit en la recta para refrigerarlas y Fernando Alonso pidiendo por radio que le echaran agua en el asiento durante la parada en boxes.

Y lo cierto es que no fue cuestión de falta de forma física, tal y como explica el propio Esteban Ocon.

«Normalmente puedo recorrer dos distancias de carrera, incluso en Singapur. Físicamente, tanto en el aspecto muscular como en el cardiovascular, siempre estoy bien, pero no sé, en esta carrera había como 80 grados dentro de la cabina», argumenta.

«No creo que hagamos el mejor trabajo en cuanto a mantener el calor en la parte trasera, disipándolo dentro de la cabina, donde conduce el piloto, y creo que esa fue probablemente la razón por la que nos sentimos tan mal», denuncia, solicitando un diseño de los coches más amable que los pilotos.

A pesar de todo, Esteban Ocon terminó la carrera y lo hizo en la séptima posición a 59 segundos del ganador Max Verstappen, 11 por detrás de Fernando Alonso (sexto) y con algo más de seis sobre Valtteri Bottas, octavo.

«Me alegro de haber terminado la carrera, una carrera dura, bien merecida, lo máximo que pudimos haber hecho y tener un final feliz», declara un Esteban Ocon que admite que «nunca» había sentido «algo así, hacía tanto calor que quería abrir la visera en la recta porque no tenía aire».

«También intentaba introducir aire en el casco con las manos porque no podía (respirar). Cuanto más respiraba, más calor entraba dentro del casco y, sinceramente, era un infierno allí dentro», reitera el francés que, sin embargo, no se planteó la retirada. «Retirarse no es una opción. Nunca iba a hacer eso. Tienes que matarme para que me retire».

Fotos: Alpine F1 Team