Virutas F1¿Es posible una Fórmula 1 atómica? Al habla con @OperadorNuclear
Que si combustible sintético, que si eléctricos, que si el hidrógeno… pero ¿a nadie se le ha ocurrido que la Fórmula 1 del futuro pudiera ser propulsada por energía nuclear? Hemos hablado con Alfredo García, el popular @OperadorNuclear y nos ha dicho que sí, que es posible, pero...
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Publicado: 08/03/2021 15:30
El ciclo vital de los motores de explosión parece estar llegado a su fin, ya sea porque la gasolina no da para más, porque la gente pide otras cosas, por cuestiones medioambientales o por moda, a saber… Pero todo pinta que a la gasolina le quedan tres telediarios en el automovilismo deportivo aunque no queda claro cuando puede ser su sustitutivo.
Del azúcar lo es la Stevia, la sucralina o la sacarosa, pero en el caso de los derivados del petróleo no queda tan claro el tema. Lo eléctrico puro sigue arrojando más dudas que respuestas, con baterías pesadísimas y de una durabilidad que las hace poco efectivas, lo del hidrógeno promete mucho pero es una tecnología aún muy verde y con alguna pega, pero… si hay barcos nucleares, submarinos nucleares, y diversos ingenios que se desplazan con esta energía, ¿por qué no coches nucleares?
Así que preguntamos a un ingeniero nuclear (como Ross Brawn) si esto sería posible, y la respuesta fue: SÍ (pero…).
Alfredo García tiene más de 20 años de experiencia en energía nuclear, es ingeniero y ejerce su trabajo en la central nuclear de Ascó (Vandellós II, del mismo propietario, ANAV, está a tiro de piedra del venerable Circuito de Calafat, donde ha llegado a hacer cursos de conducción segura apoquinados por su empresa).
@OperadorNuclear, que es como se le conoce en todas las redes sociales, especialmente en Twitter, es una fuente de conocimiento que derriba muchos mitos acerca de este tipo de energía. Uno de ellos, guste o no, es que en Alemania, desde que está cerrando sus centrales nucleares no ha conseguido reducir sustancialmente las emisiones de CO2 a la atmósfera por seguir quemando carbón.
Así que como todo, tiene sus ventajas y desventajas, y García te las aclara de la misma manera en su libro La energía nuclear salvará el mundo, editado por Planeta. La primera pregunta que le hacemos es: ¿la energía nuclear podría salvar a la Fórmula 1?
Alfredo, arquea las cejas, sonríe, y afirma: «Bueno, sí, podría ser posible, pero hay ciertas pegas. A día de hoy la tecnología ha avanzado mucho en el plano de la miniaturización de los reactores nucleares, y de hecho hay vehículos en el espacio que se mueven gracias a la energía nuclear, aunque no basados en reactores nucleares de fisión, sino por decaimiento radiactivo; viene a ser como una batería que tiene una vida útil muy larga pero que se va desgastando».
¿Se podría poner un reactor nuclear en un F1?
«En principio sí en caso de que se pudiera solventar el problema del tamaño. Hay más de medio centenar de proyectos de reactores nucleares ‘de bolsillo’, transportables en un camión, para proveer de energía a islas o comunidades pequeñas, pero no tanto. Si fuese posible reducir ese tamaño constaría de un reactor nuclear, que movería una turbina, que sería lo que en realidad movería al coche. Esa turbina, impulsada por vapor u otro fluido, tendría que ir acoplada a la caja de cambios, la transmisión y las ruedas. Técnicamente no es muy complejo. Los problemas vendrían de otro lado: la seguridad en caso de accidente».
¿Quieres decir que si, por ejemplo, un Red Bull nuclear se estrellase en La Parabolica de Monza crearía un Chernobyl durante un Gran Premio?
«(Risas) No, no, no tanto. En realidad el uranio no estalla, físicamente es imposible. El nivel de enriquecimiento para alimentar un reactor nuclear energético viene a ser del 4 o el 5%. El de grado militar, el que usan para las bombas necesita un 90%. Esto no estallaría, pero en caso de colisión sí que es posible que se produjeran fugas radiactivas y esto sí que podría ser un problema. En la industria nuclear todo lo relacionado con la seguridad es una constante y se ha de prever cualquier tipo de contingencia. De hecho podrían existir aviones de propulsión nuclear, pero uno de sus principales riesgos sería en caso de accidente. Igualmente, en un coche de carreras, en caso de accidente sí que podría haber problemas de radiación con el piloto, los espectadores, los comisarios de pista, bomberos, etc».
¿Y como funcionaría ese motor?
«Bueno, sería voluminoso, y ciertamente pesado, no por el reactor en sí, que también, sino por los aislamientos y protecciones, hechos de plomo normalmente. El combustible se cargaría en varillas, similares a un palillo chino formado de pequeños ‘terrones’ de óxido de uranio, similares a la goma de borrar del típico lápiz.
«Con un sistema capaz de generar un megavatio ya podrías disponer de 1.300 CV»
En una central nuclear cambiamos un tercio del combustible cada tres años, unos 64 elementos y sus dimensiones son como los de una viga de un edificio. Vienen a medir unos cuatro metros de altura, su sección es de unos 20x20 centímetros, y cuestan unos dos millones de euros. En el caso de ese hipotético motor de un coche sería de una forma más o menos parecida, pero mucho más pequeño, a escala».
¿Y la duración de ese combustible?
«Pues mira, a los submarinos nucleares, que responden a una estructura muy similar a esta, se les carga cuando se construyen, y el material fisible se da por agotado más o menos al final de su vida útil, a los cuarenta o cincuenta años. O sea, que podrías correr ‘unas cuantas temporadas sin parar en boxes a repostar’ (risas). Sí es cierto que se enriquece algo más, puede que al 15 o 20%, y se hace para eso, para que dure más».
¿Qué potencia podría generar un motor semejante?
«No existen proyectos tan pequeños, pero si fuera técnicamente viable, es fácil conseguir 5 o 10 megawatios. Esto equivale a la potencia de un barco de propulsión nuclear pequeño. Estamos hablando de como mínimo 6.000 caballos. Con eso los coches saldrían volando directamente (risas). Con un sistema capaz de generar un megavatio ya podrías disponer de 1.300 CV y esto es una potencia equiparable, algo por encima, de los actuales coches de Formula 1.
Hay ciertos límites en lo de la miniaturización aunque esa medida, en lo tocante a la capacidad de generar energía, sería un buen punto de partida siempre y cuando se solventasen los problemas de seguridad, sobre todo en caso de colisión».
¿Y veríamos ‘astronautas’ en los boxes, tipos embozados en trajes espaciales como esos que salen en las películas?
«No, no. Sí que habría un equipo de seguridad, encargado de manipular las partes más sensibles, pero en los portaaviones nucleares, o los rompehielos rusos, si te fijas en fotos y documentales, la gente va con ropa normal».
¿Y lo de repostar, esto no es como irse a la gasolinera a llenar el depósito, no?
«El combustible no es exactamente uranio puro, sino óxido del uranio. El que usamos en España viene de fuera de Europa, suele ir a Francia donde se enriquece y nos lo venden en forma de polvo. Es en la fábrica de Salamanca de la empresa ENUSA (ENUSA Industrias Avanzadas) donde ese polvo radiactivo y enriquecido se sintetiza y reconvierte en óxido de uranio en forma cerámica. Ese sería el combustible real de todo reactor nuclear».
(ENUSA bien podría ser la Repsol de la hipotética F1 nuclear. Vende sus píldoras de uranio en Francia, Bélgica, Suecia, Alemania y China).
Hace años, en tiempos de la Guerra Fría y sus delirios, Ford propuso el Ford Nucleon, basado en energía nuclear con esta misma idea…
«Si, pero aquello era inviable en la época porque la tecnología no daba para tanto. Lo más parecido que hay hoy día no está aquí, en la Tierra, sino en Marte. El Rover Perseverance funciona con energía nuclear, pero no con un reactor sino con una especie de batería nuclear que tiene capacidad para alimentar a este vehículo durante unos 14 años. El sistema genera unos 110 W, que son unos 0,15 CV. Esto equivale al consumo a un par de bombillas incandescentes. Es muy poco para un coche, pero allí no se premia tanto la potencia sino la durabilidad; la utilidad es obviamente otra.
La NASA desarrolla en la actualidad el proyecto Kilopower y andan en lo de crear reactores nucleares muy pequeños, que aunque podrían ser escalables, y el plan es que puedan dar energía a pequeñas colonias habitables en realidad tienen una aplicación muy concreta. La idea troncal es que se generen unos 10 kW, que serían en equivalencia en el motor de un coche, unos 13,6 CV. Sigue siendo poco, pero como te digo, es escalable. Si se consigue hacer funcionar eso, se trata de ir haciéndolo crecer hasta que acabe proporcionando la energía requerida».
¿Todo esto de la Fórmula 1 atómica es viable, lo ves en un futuro?
«Pues técnicamente no es del todo difícil si se vencen los problemas del tamaño, y los de la seguridad, que con la tecnología de hoy son casi insalvables. El problema sería, insisto, la seguridad en caso de accidente por la posibilidad de fuga y dispersión radiactiva, y eso sí que sería un problema. Quizá sea más optimista a largo plazo. Se habla mucho de la fusión nuclear; hasta hoy manejamos fisión. Se calcula que posiblemente a mediados de siglo esta sea la energía más popular y llevadera, y ahí sí que es posible que los Fórmula 1 puedan ser de propulsión nuclear… pero no sé si nosotros lo vamos a ver».
¿Tu coche es eléctrico?
«(Risas) No, no… me gustaría, pero vivo lejos del trabajo. Mis desplazamientos diarios casi dejarían lista la batería de un coche eléctrico normal cada jornada. Pero esto pronto lo tendré, es obvio».
¿Y tu experiencia en el Circuito de Calafat, y ese curso de conducción?
«(Risas) Bueno, eso te lo cuento otro día, cuando vengas… porque da para otro artículo».
Fotos: Álvaro García