«Fernando Alonso vuelve a la F1 con Renault»: el rumor que gana fuerza

Hace dos semanas nadie hablaba de ello, pero desde que se han comenzado a precipitar los acontecimientos en el mercado de pilotos para 2021, la presencia del nombre de Fernando Alonso vinculado a Renault acapara cada vez más espacio en los medios.

En este momento hay pocas cosas seguras. En lo que respecta al piloto, él mismo ha reconocido que quiere volver a la Fórmula 1 y es algo que tiene cierta lógica por diferentes razones (aunque siempre puntualizó que sólo con un equipo ganador).

Tras haber probado suerte en diferentes disciplinas, en este momento Fernando Alonso siente que la F1 es lo que más le llena, especialmente tras haber tomado aire durante dos años fuera y con el nuevo reglamento técnico en camino, que puede brindar a algunos equipos la oportunidad de asaltar el liderato actualmente en poder de los tres grandes: Ferrari, Mercedes y Red Bull.

Sin muchas opciones

El español dio por cerrado su capítulo del WEC tras ganar el Mundial y las 24 Horas de Le Mans (en dos ocasiones), pues mientras no llegue el nuevo reglamento la perspectiva de competir con Toyota en un campeonato claramente marcado por el «Equivalence of Technology» hace tiempo que dejó de seducir a Alonso.

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En lo relativo a la IndyCar, el asturiano ya probó el monoplaza actual configurado para circuitos ruteros en Barber a finales de 2018 y lo que experimentó no le sedujo. Eso, unido al temor que los óvalos provocan en los pilotos que no los han 'mamado' desde sus inicios, hace que Alonso descarte el certamen estadounidense más allá de la gloria eterna de ganar las 500 Millas de Indianápolis.

Nos quedan los Raids, que vienen a ser algo similar a lo que ocurre con la IndyCar. El Rally Dakar seduce mucho, pero aparte de eso, la motivación es escasa y el riesgo, grande. Así pues, ¿qué le queda a Fernando Alonso que esté a la altura de sus ambiciones y cualidades? Sí, la Fórmula 1.

La continuidad de Renault

Por otro lado, no podemos olvidar la perspectiva de Renault, que hace poco dijo que prefería una alineación de presente y futuro, más que de pasado, insistiendo además en la intención de promocionar a pilotos de su programa de desarrollo al estilo de lo que hace Red Bull desde hace años.

Pero, sin un piloto de cantera realmente preparado para el reto que Renault pretende afrontar, las opciones que actualmente tiene el equipo francés son escasas, muy escasas. No se trata sólo de contratar a un piloto competente para acompañar a Esteban Ocon, sino de presentarle un líder contrastado a la junta directiva que pronto presidirá Luca de Meo y que lleva meses evaluando su estrategia de futuro tras la crisis provocada por el escándalo de Carlos Ghosn.

¿Qué opciones tiene Renault tras la marcha de Daniel Ricciardo a McLaren y el fichaje de Carlos Sainz por Ferrari? Nico Hülkenberg, al que la propia Renault echó a finales del año pasado, Sebastian Vettel, que parece más interesado en retirarse y no atraviesa su mejor momento o… Fernando Alonso, el hijo pródigo que aseguraría un rendimiento espectacular y muchas, muchísimas portadas y relevancia mediática.

La historia de Alonso con Renault es de sobra conocida por todos y quizá Cyril Abiteboul esté echando el resto para intentar salvar su puesto, muy discutido desde hace meses. La apuesta por Ricciardo ha sido un rotundo fracaso y, a nivel técnico, ni el equipo ni el departamento de motores terminan de convencer cuatro temporadas después de haber vuelto como constructor y con la firme convicción de atacar el título mundial de nuevo.

¿Imanes que se atraen?

Dejémoslo claro, en este momento la unión entre Fernando Alonso y Renault es más una cuestión de fe que de posibilidad real, al menos desde el punto de vista de la prensa y la afición.

Pero, ¿tiene sentido que ambos se alíen para beneficiarse mutuamente? Sin duda lo tiene, pues Alonso necesita mantenerse activo para llegar a 2022 con opciones de elegir cómo será su futuro -dentro o fuera de la F1- y Renault necesita un golpe de efecto que anestesie la crisis actual.

Otra cosa es que ello deje a ambos en mal lugar o, al menos, contradiga lo que vehementemente han defendido durante los dos últimos años. Pero, en fin, la memoria es corta si la dicha es buena, ¿no?