El Ferrari F300 de Michael Schumacher, a la venta por 4,9 millones de dólares

La temporada 1998 resultó frustrante para Ferrari y Michael Schumacher, que vieron como una temporada más el título mundial se escapaba en la última carrera.

Si el año anterior el premio fue para Jacques Villeneuve tras el bochornoso intento del alemán de echarle de la pista en Jerez, esta vez el beneficiado fue Mika Häkkinen con su McLaren.

Una carrera decisiva

Aunque Michael Schumacher se clasificó en la pole, su carrera empezó mal antes de la salida, cuando su coche se caló instantes antes de apagarse los semáforos y se vio obligado a retroceder a la cola de la parrilla.

El Káiser se abrió paso entre el pelotón y era tercero cuando un neumático pinchado del Ferrari F300, que ahora se vende por 4,9 millones de dólares (unos 4,45 millones de euros), dejó a Michael Schumacher sin opciones tras haber parado en boxes en la vuelta 16.

En el momento del abandono del alemán, Häkkinen era líder con 25 segundos de ventaja sobre Eddie Irvine y uno más sobre su rival por el título, pero aún debía parar en boxes para realizar su primer repostaje.

Finalmente, Mika Häkkinen cruzó la meta en primera posición con su McLaren aventajando en 6,4 segundos al segundo Ferrari de Irvine, sumando así 10 puntos y coronándose campeón del mundo por primera vez con 14 de ventaja sobre Schumacher.

Un monoplaza icónico

El Ferrari F300 puesto a la venta en duPont Registry fue utilizado también en el Gran Premio de Luxemburgo celebrado en Nürburgring, donde Michael Schumacher consiguió la pole y un segundo puesto.

«En primer lugar, quiero felicitar a Mika Häkkinen y a su equipo», dijo Schumacher tras perder el título. «Tuvieron un mejor desempeño a lo largo de la temporada y, por lo tanto, merecen el título. Creo que no perdimos este campeonato en Suzuka, sino en las primeras etapas de la temporada, cuando estábamos demasiado atrás».

«No me siento demasiado decepcionado, porque creo que el equipo puede estar orgulloso de lo que logramos esta temporada. Me siento triste por los chicos, ya que todo su arduo trabajo no valió la pena al final. El motor se detuvo porque el embrague no se liberó y no sé por qué. Todo el trabajo de este fin de semana se desperdició ya que tuve que empezar desde atrás», recordaba.

«El primer par de vueltas fueron muy divertidas. Todos los demás pilotos fueron muy justos y no intentaron hacerme la vida difícil. No esperaba que un neumático trasero explotara, ya que tuve problemas con un plano en un neumático delantero, lo que causó mucha vibración», concluyó Schumacher aquel día.

Fuente: duPont RegistryFotos: duPont Registry