En las estrechas calles del circuito de Montecarlo se han disputado ya 59 Grandes Premios en una delatada historia que arrancó incluso antes que la del propio campeonato de Fórmula 1. En sus poco más de tres kilómetros de recorrido, los monoplazas serpentean angustiosamente durante 78 vueltas como si de un grupo de espeleología se tratase. Sin embargo, no ha habido piloto en toda la historia de la Fórmula 1 que no haya declarado una intensa motivación por correr y ganar el GP de Mónaco y es que la sensación de pilotar a casi 300 km/h por esas glamurosas calles es algo que solo se pude experimentar en el circuito de Montecarlo.
Técnicamente se trata de un trazado poco exigente con los actuales monoplazas y tremendamente complicado para los pilotos. La configuración del coche implica una carga aerodinámica alta ya que apenas hay rectas en las que exprimir la velocidad punta de los monoplazas (solo dispone de una zona para activar el DRS en la 'recta' de meta, con una ligera tendencia de curva a derechas). Por otro lado, el asfalto del circuito de Montecarlo, el mismo piso urbano sobre el que transcurre la vida diaria en el principado, es poco abrasivo y, normalmente, se utilizan los compuestos blandos y superblandos para la el GP de Mónaco.