Virutas F1La tostá
El panorama interno del Gran Premio de España fue un fiel reflejo de la atmósfera circundante. Si la carrera fue mejor y más divertida que las habituales de la pista catalana, las tripas de las carreras andan, anduvieron, algo revueltas.
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Publicado: 12/05/2021 13:30
Y no es que se les escape nada por la pata abajo, sino que de un paisaje global raruno solo puede salir un firmamento que sin duda esté repleto de brillo, pero parcheado de luces discordantes como los satélites esos que Elon Musk ha desparramado alrededor del planeta de todos, y que se interponen entre la mirada y las estrellas, confunden. Los que digan que la prueba fue aburrida son muy dueños de pensar que el gepé patrio podría haber sido mejor. Sin accidentes ni incidentes de peso parece como si la prueba fuera peor, pero juzgar con esto en la balanza es como tasar el valor de un coche solo por los altavoces que lleva en la bandeja trasera.
El Gran Premio de España de 2021 fue una carrera de estrategias, con unos Red Bull muy a la altura, con una Ferrari muy mejorada con respecto a la pobreza expuesta el año pasado, y con unos pilotos españoles a los que sinceramente, podía haberles ido mejor y no brillaron y animaron menos de lo deseable. A nivel externo el evento tuvo las alas cortadas por el Procicat, entidad incorpórea dependiente del gobierno catalán y que está conformada por representantes de la sanidad regional, seguridad, protección civil y diversos estamentos políticos que decidieron que la prueba se celebraría sin público en las gradas. La idea inicial era que al menos les permitieran recibir a un 30% del aforo y para ellos se desarrolló una serie de procedimientos de seguridad a través de los que se dejaría usar a los asistentes los asiento alternos; tuvieron que desmontarlo todo a días de la prueba (Seguridad, accesos protocolos sanitarios, termómetros, limpieza, servicios, aparcamientos, tráfico…). Para el circuito esto fue una trastada de calibre mayor porque aunque existe el más absoluto silencio acerca del tema, si el año pasado el canon apoquinado fue cero y Liberty pagó el aproximadamente millón de euros que costó organizar la prueba, este año sí se ha pagado… aunque se desconoce la cuantía, modo, plazos, etc.
Esto del Covid tiene a los equipos fritos por dentro y por fuera
De acuerdo con una información de Josep Lluis Merlos en 2020 se barajó la posibilidad de contratar un seguro que cubriese la eventualidad y que la compañía pagase la fiesta si el jaleo era a puerta cerrada… pero la póliza era tan estrepitosamente cara que decidieron pasar del tema. Hoy deben estar tirándose de los pelos si es que se han abonado los veintipico millones de euros del canon (hay quien dice que 22 y otros 26) que cuesta acoger a la F1. Como resultado final, y tras muchas llamadas, ruegos y peticiones el Procicat se estiró y se aplicó el ‘generoso’ gesto de permitir al menos un millar de aficionados en una única grada elegidos por sorteo ante notario de entre los abonados.
Es muy celebrado, sobre todo entre vecinos y habitantes aledaños, el llamado carnet de socio. Dependiendo de la zona elegida, a partir de unos 190 euros anuales se puede acceder a todos los eventos que allí se celebren sin más cargo que las Cocacolas que te compres en las instalaciones. Este año y en un gesto sumamente generoso los gestores decidieron devolver a los socios que no pasaron por la tribuna principal la parte proporcional de esta carrera. Es frecuente que su número ronde las 20.000 mandíbulas pero con esto del Covid este año, con esto del «bueno, como no podremos salir de casa ni me lo saco», la cifra que anda por los 3.000 payos. Palmolive. A nivel efectivo y en el día de la carrera, las regalas eran aplicadas de forma rigurosa, así que un asiento vacío y otro lleno, la grada estaba muy despoblada, los que fueron entraban por la puerta 1 y salían por la 2, y al menos hubo público. En silencio todos agradecieron a aquel que se apiadó de ellos y les permitió vivir el gepé, pero echaron de menos algo de interactividad por parte de pilotos y equipos.
¿Los equipos? Estos tenían su propia tostá, y por partida doble, y es que esto del Covid los tiene fritos por dentro y por fuera. En la parte más visible, en la segunda, tenemos que la logística de un mundial desquiciado a cuenta de la pandemia. La primera cita en caer de manera oficial fue Canadá, sustituida por Turquía. El problema de los blancos móviles es que cuando estás preparado para disparar, todo se va al cuerno y contrarreloj tienes que volver a buscarlo en tu mira, esto es, has de aportar una solución de compromiso. Si un Gran Premio se tarda entre cinco y seis meses en preparar, Liberty, FOM y promotores locales lo están haciendo de traca porque te lo arman en la mitad de tiempo, al menos sin público.
Las dos próximas citas tienen miga. Lo de Mónaco promete jaleo y si ayuda poco la limitación a 7.500 espectadores por parte del promotor local, más puñetera es la situación que adjunta la situación geográfica del principado. Si Montecarlo quisiera construir un aeropuerto tendría que hacerlo para que los aviones aterrizaran monte arriba, en un portaaviones o una isla flotante. Como de aquí a poco esto no va a ocurrir tendrán que seguir usando el aeródromo de Niza… que está en territorio francés. Los galos piden una PCR reciente a los visitantes ya lleguen volando, como hace la mayor parte de los integrantes de las escuderías, FIA y demás, o por vía terrestre, como hace el material. El problema, o uno de ellos, es que El Circo no pasa una frontera sino dos. El Príncipe Alberto de Mónaco tiene puestos una pareja de gendarmes a las puertas de su cortijo. Si no vives allí o no dispones de un documento que acredite una reserva hotelera y que llevas una PCR negativa te vuelven. Los restaurantes y comederos están abiertos, pero solo para residentes. Por cierto, que los hoteles te cascaban hace un par de semanas 750 jalapeños la noche en el fin de semana de los Fórmula 1 clásicos.
En la temporada 2020 el gobierno de Boris Johnson extendía un certificado a los viajeros pero este año no entrega nada, así que esto será una gavela que tendrán que solucionar porque a los habitantes del paddock se les hace un test en el circuito aunque no antes de bajarse de los aeroplanos; necesitarían una previa más las dos que se les hace en las pistas, una al llegar y otra generalmente los viernes. Añade que en Francia, un país que ronda los 68 millones de habitantes y con 18.000 infectados diarios, hay toque de queda con cierre de todo negocio no esencial a las siete de la tarde, que a partir del día 19 pasará a ser a las nueve de la noche. A partir de esa hora, todos encerrados con todas las pegas logísticas que ello conlleva.
En Turquía, el siguiente GP es aún peor. A día de hoy está todo el mundo encerrado en casa sin más, como en la Edad Media, y esto seguirá así hasta el 17 de mayo. Gracias a ello el número de infecciones/día ha pasado de unos demoledores 65.000 casos a 15.000 para una población de unos 84 millones de habitantes. Las autoridades quieren levantar un poco el pie de la apertura el citado 17 de mayo, pero solo si los casos caen debajo de los 5.000 diarios. Se habla de crear una burbuja dentro de otra burbuja para los integrantes de la Fórmula 1 aunque en realidad no tienen muy claro cómo hacerlo. La Fórmula 1, o al menos fue lo que ocurrió en Montmeló, tiene tres círculos dentro de cada circuito separadas por colores. El rojo es el más apretado de todos y en él entran pilotos, técnicos de contacto con ellos, y los médicos que los tratarían en caso de accidente. Los periodistas que acuden a las pistas apenas ven a los corredores a menos que seas de la tele, y las ruedas de prensa se hacen por videoconferencia aunque estén a unos metros más abajo, con los que preguntan en la sala de prensa, y los que responden en el camión de la escudería. En cierto modo casi deja de tener sentido acudir a los circuitos como enviado especial puesto que muchas de las funciones se hacen de manera telemática, no se puede bajar al paddock, ver a gente cercana, de la que te cuenta cosas y tal… No se fían.
¿La FIA? Si tuvieras contacto con los federativos notarías que hay mucha tensión entre ellos. La razón es sencilla: en diciembre hay elecciones y los hay que se han posicionado al lado de uno de los dos candidatos de entre los que va a salir el futuro presidente de la FIA. Jean Todt fue elegido en 2009 y tras doce años de mandato chapa la barraca, se jubila. En la FIA las cosas se apañan como en las grandes dinastías europeas: con un heredero, y su heredero es el vicepresidente de lo deportivo, un señor llamado Graham Stoker. Su contrincante es el árabe Mohammed ben Sulayem, un ex piloto de rallies que se ha ganado simpatías de muchos no porque les caiga bien, sino porque Todt de alguna manera le haya hecho la puñeta en algún momento a los de enfrente. Lo más probable es que sea Stoker el elegido, no por tener al lobby británico tras él, sino porque ya tiene recorrido dentro del ente, es el delfín apoyado por el sistema, y el otro es casi un desconocido. En todo caso hay tensiones entre los hombres de azul a cuenta de esto porque muchos temen un reguero de cabezas rodantes llegue el que llegue; hay empleos que defender y unos pocos van perder el suyo. Los bandos se están posicionado, todos tienen el culo prieto, y hay nervios, muchos, caras largas, gente que se evita, otros que hacen corrillos que de golpe quedan en silencio cuando asoma la napia uno que entra por la puerta…
En cuanto al circuito su status con respecto a la posible renovación está en un limbo desconocido. Por norma general las renovaciones de los contratos suelen anunciarse el año previo a su liquidación y esto tenía que haber sido en 2018 puesto que el último contrato del circuito con FOM liquidó en 2019. Los gerifaltes catalanes llegaron a un acuerdo in extremis para prolongar este contrato al menos un año más sumidos en el jaleo del 155, la independencia y todo aquello porque había un bloqueo económico y de toma de decisiones con actividades no esenciales. La F1 dio el visto bueno ante la tesitura y llegó el Covid. Todo parece haberse prolongado cual spaghetti y este 2021 ha atendido a un acuerdo similar pero con profunda preocupación para lo que tenga que llegar. Que hay conversaciones es obvio, y la relación entre Montmeló y el Formula One Group es extremadamente fluida. Su trato es más de amigos de toda la vida que de clientes, pero otra cosa es que el canon pueda ser asumido por el circuito con la ayuda de los estamentos públicos, que ya aportan una leña anual, dicen que del orden de los 20 millones de euros, que enjuguen los gastos generales de la pista.
A esto se le unen las ganas de otro circuito español, Jerez, donde ven que MotoGP se les va a encender y apagar de forma bienal en esa especie de rotación al que Dorna va a someter a lo de las motos. Los andaluces no quieren quedarse sin un evento internacional y siguen en contacto con FOM para ver si se hacen con una carrera. En tiempos del Covid es fácil pensar que el abanico y las posibilidades se abren a pistas que quedaron atrás. Se ha ido a Portimao donde nunca entró en un calendario no-Covid, se ha vuelto a Imola o Mugello, donde hacía años que la F1 no iba ni a pasearse, o se retornó al Otodrom turco tras años de quedar fuera de todo plan. Jerez perdió la F1 en 1991 en favor de Montmeló, la retomó de forma accidental en el 94 y el 97, y hasta 2015 sí que ha servido de pista de pruebas, pero sin carreras. Este 2021 podría (puede no, podría) albergar una carrera pero esta eventualidad pasa por hacer obras de mejora en la pista. Existe un proyecto para prolongar la recta principal, la curva Dry Sack desde 2019 llamada Dani Pedrosa, y algún cambio para ampliar las escapatorias. Una voz anónima le dijo a través del teléfono en inglés de forma tajante al que esto escribe que «mientras esas obras no se ejecuten, FIA no va a homologar la pista para carreras de Fórmula 1». ¿Puede ocurrir? Sí, podría, pero si no ves albañiles paleta en mano por la pista gaditana va a ser complicado que acabe ocurriendo. Lo que sí confirmó esa misma voz es que hay contactos continuos.
En todo caso lo que sí ocurre, o lo que no ocurre en Montmeló es que no hay ni una brizna de información pública. A los empleados siempre les cae un «no cuentes esto a nadie», o «esto que no salga de aquí», pero es que no sale de ahí nada porque nadie filtra nada de nada, ni una palabra y esto es algo que no tranquiliza. Tal y como dijo el director del circuito «salir del mundial es muy fácil, pero una vez fuera es muy difícil volver». Así que si Montmeló no garantiza el GP de España ni Jerez tampoco está en disposición de asumirlo, puede que con dos pilotos españoles la península ibérica se quede sin Fórmula 1, lo que sería una desgracia. De ocurrir esto no será porque se hagan la puñeta mutuamente, sino porque han tomado tierra Holanda, Miami, Vietnam podría recuperarse, y un empujón con el que pocos cuentan es la bastante posible llegada de Sudáfrica, de los que se dicen que podrían firmar y ser anunciados en breve. Esperemos lo mejor para todas las partes con un ‘larga vida a la F1 en nuestro país’ y haya paz entre todos.
¿La Paz? En la Fórmula 1 está impuesta por el Safety Car. El también denominado Coche de Seguridad que pudiste ver en Montmeló fue el rojo Mercedes y no el Aston Martin, pero que esté uno u otro no forma parte de un sorteo, ‘tocas’ o un acuerdo aleatorio. El razonamiento es que entre las dos marcas se lo reparten en función del mercado que visiten. En España no se venden apenas Aston Martin y por ello la función de safetycarear le tocó a Mercedes, que si tiene una presencia de peso y su aparición en escena si podría tener un efecto positivo ante su público local. En Mónaco verás coches verdes, y ya conoces la razón.
Lo mejor no, sino más bien lo peor es lo que les toca a los equipos fueraparte de lo deportivo. Las plantillas están agotadas y vamos por la cuarta carrera de la temporada. El personal está que trina y apenas acabamos de empezar. Todo ello es debido a la presión de ‘la burbuja’. En Bahréin se acumularon las protestas. Las plantillas móviles de las escuderías braman porque entre los test y la carrera la mayor parte de sus integrantes se quedaron en territorio arábigo. Fueron tres semanas sin pisar sus casas y se quedaron cual Tom Hanks en ‘Náufrago’, encerrados a cal y canto en los hoteles, y más concretamente en las habitaciones de las fondas elegidas, o en el circuito al que tampoco podían ir libremente a trastear en los coches.
Al contrario de lo que decía Alonso, «lo peor está por llegar»… pero pasará
Cuando se hacían los test de pretemporada en Montmeló todos estaban contentos, porque al acabar volvían a casa, se replegaban a sus cuarteles, pero con el jaleo de test, PCRs, cuarentenas, trajín en aviones y tal casi todos decidieron quedarse allí con pegas de corte humano tras ello. Los empleados de los equipos tienden a vivir de una forma muy profesional y concentrada su tarea pero siempre llegan un día o dos antes a los sitios, hacen algo de turismo, ven la ciudad, y hasta hay quien se va a correr por las pistas, se busca un karting, aprovecha para ir a comer bien o alquilarse una bicicleta y hacer algo chulo. Ahora no.
Aeropuerto-hotel-circuito-hotel-circuito-hotel-aeropuerto, y esto más que incómodo, resulta extenuante, tedioso, repetitivo y empobrecedor. Y espérate tú porque hay carreras back-to-back, con largos periodos lejos de casa con Baku/Turquía o Francia/Austria y un final de temporada arrollador con el hat trick de Spa/Zandvoort/Monza y con una semana por medio de recreo para hacerse otro triplete con Sochi/Singapur/Suzuka y el remate final de Austin/México/Interlagos. En los equipos están pensando ya en realizar turnos rotatorios ante el agotamiento general, un cansancio al que muchos observadores apuntan con el dedo cuando llegan errores en los pitstops, por ejemplo.
Y así es como estamos, apechugando con la pandemia, pero manteniendo el tipo. Al contrario de lo que decía Alonso, «lo peor está por llegar»… pero pasará. Súbete el cuello de la camisa, abróchate el traje NBQ, cálate lo que tengas que te cubra la cabeza, y apechuga, como todos.