Lewis Hamilton a Ferrari, ¿ambición o jubilación?
Tras varios coqueteos en el pasado, finalmente Lewis Hamilton y la Scuderia Ferrari unirán sus caminos para la temporada 2025, en uno de los movimientos más inesperados e importantes que se han vivido en los últimos tiempos.
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Publicado: 02/02/2024 12:47
Lewis Hamilton había renovado en el verano de 2023 con Mercedes-Benz por dos más, hasta 2025, quedándose a las puertas del cambio reglamentario de 2026. Con ello, no sólo acababa con los rumores de un cambio de equipo, sino que previsiblemente concretaba la fase final de su carrera en el equipo que le ha dado sus mayores éxitos desde su llegada en 2013, y con el motorista que le ha impulsado en toda su carrera en la Fórmula 1.
Sin embargo, dicha extensión preveía la posibilidad para Lewis de desvincularse al final del primer año, una opción que nadie usando el sentido común podría esperar. Pero la Fórmula 1 es de todo, menos un ecosistema estable y predecible. Y así se demostró en un movimiento que va a provocar una cascada de acontecimientos. Como nadie esperaba en 2012 que dejase McLaren para ir a Mercedes-Benz.
El piloto inglés nunca ha escondido el atractivo que los coches de Maranello le provocan. En una entrevista en Monza en 2021, tras manifestar su compromiso con la marca de la estrella y su voluntad de mantener a la Scuderia mordiendo el polvo, acababa con un significativo: «pero el rojo es siempre el rojo, ¿sabes?». O en 2019 que «veo el Ferrari, amo el color, veo la pasión de los fanáticos, la emoción del equipo cuando bajan del podio. Es diferente a cualquier otro equipo. Pero algunas cosas deben ser como son, y no sé si esto está en los planes para mi futuro. El tiempo lo dirá.» De hecho, son sabidas sus discretas visitas a Maranello para adquirir varios modelos de calle de la firma italiana, con los que se le ha visto en las vías públicas.
Qué esperar del cambio
La cuestión es, ¿por qué cambiar de un ambiente conocido, cómodo, en el que es considerado una leyenda en activo a un equipo nuevo con la incertidumbre de rendimiento y posición interna en el mismo? Y encima, justo tras cumplir 40 años el próximo 7 de enero de 2025. ¿Se trata de ambición o de una jubilación dorada?
Seguramente una mezcla de ambas. Quien crea que Hamilton va a ir a Ferrari a pasar el tiempo y rendirse sea como sea el coche, no ha comprendido nada de lo que es Lewis como piloto. Su ambición será enorme, porque sabe que ganar con Ferrari es especial, no sólo el mantra repetido en el paddock -su amigo Sebastian Vettel habrá podido contarle algo al respecto-. Su objetivo es, como siempre, la victoria, el destino inevitable de un animal competitivo de un calibre inconmensurable. Lewis querrá sumar al menos victorias de rojo. Ni qué decir que debe ambicionar la sensación de un podio o victoria de rojo en Monza.
Y que nadie dude de que ganar un octavo título con la Scuderia Ferrari sería el colofón más perfecto para una carrera deportiva de leyenda, que se cerraría devolviendo al equipo al éxito que no experimenta desde 2007 en pilotos y 2008 en constructores. Esa, y no otra, es la ambición de Hamilton en Ferrari: el éxito. Pero si no lo logra, no tendrá nada que reprocharse, puesto que su palmarés ya está sobradamente cumplido.
Obviamente, su posición no puede compararse con la que asumió Michael Schumacher en 1996. El alemán dejó el coche campeón, Benetton, con 27 años, desembarcando en una estructura en formación. Hamilton no tendrá el recorrido temporal que podía permitirse Schumacher, ni tampoco Ferrari está en horas tan bajas como entonces, aunque obviamente no es un equipo ganador.
Devolver a Ferrari al éxito
Pero, obviamente, Lewis jugará un papel importante en el trabajo de devolver a Ferrari al éxito. Es un reto irrechazable para él. Y no es una cuestión menor que el contrato con la Scuderia sea plurianual. Se habla de dos años más una opción, lo que implica que el primer año de la nueva normativa, Lewis habrá podido trabajar previamente un año en la creación del coche. No minusvaloremos los tiempos en este aspecto, porque son importantes, y Fréderic Vasseur sabe que la aportación del piloto con mejores estadísticas hasta la fecha en la F1 no es en absoluto despreciable. Lo que la experiencia de Hamilton pueda volcar en el coche de 2026 va a ser clave.
Por supuesto, una de las dudas es el encaje que precisamente Vasseur va a tener que hacer entre Hamilton y Leclerc. Es bien sabido que el actual presidente de Ferrari, John Elkann, es un ferviente admirador de Hamilton. Cuando la oportunidad se ha puesto a tiro, él y Vasseur han ido a por el inglés, que con el director de equipo francés tiene una excelente relación desde sus años juntos en GP2. Y lo mismo ocurre con Charles Leclerc, a quien el francés guió en la Fórmula 2.
Ahora bien, Leclerc está rodeado del aura de predestinación a ser el nuevo campeón con Ferrari. Mattia Binotto quebró en cierto modo esa posición, con la llegada de Carlos Sainz al que dio un trato igual, sin beneficiar al teórico número uno. ¿Encajarán Charles Leclerc y Lewis Hamilton? Ese será uno de los grandes alicientes de 2025. Lo importante es que, según las fuentes, Leclerc renovó con Ferrari hace dos semanas sabiendo que Hamilton había firmado para 2025, por lo tanto, aceptando y asumiendo el reto de enfrentarse a armas pares con uno de los más grandes de la historia. Y a su vez, Hamilton no teme enfrentarse a uno de los grandes talentos actuales de la F1. El viejo león rey de la manada no teme al león joven que ambiciona su trono. Será excitante de ver.
Pero Hamilton no es ya el joven impetuoso y descarado de 2007, que no respetaba a nada ni a nadie, egoísta en la lógica del que se sabía llamado a dominar la competición, como ha hecho. La madurez templa los ánimos, el inglés ha aprendido a ser un jugador de equipo, aunque a veces aún le emergen ciertas actitudes rebeldes, críticas y quejosas. Lidiar con la idiosincrasia organizativa de Ferrari no le va a resultar fácil a Lewis, pero no es de esperar que la relación profesional con su compañero sea un problema. Ya ha lidiado con otro gran talento como George Russell, sin que haya habido fricciones notables.
Un final soñado
Porque al final, tampoco lo perdamos de vista, Lewis Hamilton está cumpliendo el final de carrera ideal de un piloto de Fórmula 1. En primer lugar, porque siempre ha decidido sus pasos, sin verse forzado por movimientos de otros. En segundo lugar, porque va a terminar su carrera vistiendo de rojo, saboreando la experiencia, mimetizándose con la gran leyenda del automovilismo. Es una jubilación tan perfecta, que su ídolo Ayrton Senna la quiso para sí mismo -se reunió con Luca di Montezemolo en los días previos al GP de San Marino de 1994-, pero el destino se lo impidió. A Hamilton el destino le llamó a la puerta, y lo ha cogido con las dos manos.
Y en su toma de decisiones, Hamilton ha movido las del resto de la parrilla. En primer lugar, deja sin volante a Carlos Sainz, que en un escueto comunicado manifestaba anunciar su futuro ‘a su debido tiempo’. El madrileño no debería tardar en encontrarlo, pero no es la situación ideal para las negociaciones. Ferrari pierde, eso sí, a un piloto joven y rápido, con buen instinto técnico y jugador de equipo, algo que cualquier equipo querrá tener, sobre todo de cara a 2026. Por su parte, Mercedes-Benz pierde a su piloto franquicia -no puede definirse de otro modo tras doce años-, pero el tiempo puede serle favorable. Ese volante va a ser codiciado, pero puede que el titular ya esté preparado si Andrea Kimi Antonelli cuaja un buen año en Fórmula 2 y el equipo tiene el valor de subirlo directamente al Mercedes-Benz de F1 en 2025.
Sea como fuere, la noticia de la llegada de Hamilton a Ferrari ha sido una bomba de profundidad que excede del ámbito deportivo. Subida de la cotización en Bolsa para Ferrari, primera plana en informativos y publicaciones no especializadas, e incluso una oportuna cortina de humo -¿casual?- para el campeonato tras su bochornoso rechazo a Andretti. Esa es la clave de un movimiento de este calibre, que deberíamos apreciar por lo inusual y por su importancia deportiva. Porque rara vez dos fuerzas deportivas del calibre de la Scuderia Ferrari y de Lewis Hamilton se unen.