Virutas F1Limpiezas traumáticas

Aunque ya sepas por las películas y teleseries que estas cosas existen, jamás imaginarías que existen a tu alrededor. La semana pasada andando por mi ciudad me topé con un Nissan gris de alquiler. Tenía una pegatina en su puerta en la que se anunciaba, muy seria y formal, una empresa denominada LIMPIEZAS TRAUMÁTICAS. Y esto es lo que muchos piden en Ferrari.

Limpiezas traumáticas
Ferrari pasa por uno de los peores momentos de su historia. - Scuderia Ferrari

13 min. lectura

Publicado: 02/09/2020 15:30

El Nissan de rent-a-car mostraba una retahíla de actividades que tienden a dejar perdidos de escombros las vidas de terceros. Suicidas, coleccionistas de animales, acumuladores sin fin de basura, inundaciones, incendios, o los detritus propios de actividades criminales de diversa índole. Son los que dejan presentable la escena de un crimen cuando se llevaron los cadáveres y los CSI ya se han marchado. No hay delito en Maranello, pero al paso al que vamos puede que acabe habiendo algún cadáver (virtual) desparramado por el suelo, porque el drama que está acaeciendo alrededor de la Scuderia sí que está siendo dramático.

Ferrari no puede permitirse vegetar cual champiñón cerrando tablas clasificatorias, pero la Fórmula 1… tampoco. Ferrari es un símbolo, un referente, y como dijera Bernie Ecclestone, «La Fórmula 1 es Ferrari y Ferrari es la Fórmula 1». Si a Ferrari le va mal, a la F1 le va mal. Son muchas las causas de la evidente caída de audiencias, que aunque ligeramente al alza en el último año, se encuentran en 2020 situadas alrededor de la mitad que se obtuvieron en 2005. Aquel año Ferrari no ganó pero luchó por el título y venía de encadenar una racha de cinco entorchados consecutivos. Aquel lustro de dominio no sólo pintó de rojo el mundial sino que a pesar de la incontestable supremacía roja las audiencias subían y subían.

«Desde que Ferrari no gana, las audiencias van a menos»

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Lo de las audiencias depende de muchos elementos de juicio, pero resulta evidente que desde que Ferrari no gana, van a menos, y cuando ganaban fueron a más. Para entender esto te basta con irte a cualquier circuito del mundial, el que quieras. La mitad de la grada, de manera invariable, será roja. Hazte preguntas, porque las respuestas ya las tienes.

De vuelta a Maranello la tensión que allí se vive se refleja en la propia cara de Marc Gené, el piloto más longevo del equipo italiano. El de Sabadell ejerce de comentarista en la Sky italiana y Movistar española y este fin de semana pasado el gesto de Ferrari. Marc es un hombre de sonrisa fácil, optimista, alegre, y que se adapta como pocos a las circunstancias. Adjunto al departamento de marketing, no habita en el seno del equipo de carreras con el que evidentemente sí que tiene relación cuando pisa los circuitos.

En la retransmisión de la carrera de Spa no estuvo presente en el circuito sino que comentó la prueba desde Maranello; allí andaba a otras tareas. El piloto-comentarista se mostró tenso, adusto, envarado. Le costaba lo más grande disimular la atmósfera avinagrada que le rodeaba ante tamaña deshonra. En los entrenos libres los coches rojos se situaban de decimoquinto hacia atrás, y en carrera los adelantaron coches poco ilustres como los AlphaTauri con motor Honda o los Alfa Romeo/Sauber con su propio motor. La fotografía roja estaba rodeada de un marco de humillación.

«Limpiezas traumáticas». ¿Es lo que necesita Ferrari?

La fuente de las desgracias encarnadas comenzaron el año pasado cuando la FIA metió mano, tras denuncia por lo bajini de Mercedes, de que alguna fullería estaban cometiendo. Sin explicación oficial todo apunta a que de alguna manera burrearon las limitaciones del caudalímetro y el motor italiano devoraba combustible acumulado previamente arrojando a cambio supervueltas de récord. De ser así, aquello no era trampa; todos los elementos estaban colocados donde debía y funcionaban tal y como se les programó, pero hacía volar por los aires el espíritu de la norma.

Cogieron a Ferrari por las solapas y les dijeron, «vale, nos la habéis colado, pero ya no más. No os quitamos lo logrado pero de esto os vais olvidando». Ahora los equipos ferrarizados sufren, y se habla de un déficit de 70 caballos. En el caso de la casa matriz sus coches no corren en recta por falta de motor, en curva rápida porque su exceso de downforce los lastra al no disponer de la potencia requerida, y el chasis tampoco parece un prodigio en curva lenta. Conclusión: son lentos hasta para aparcar, y lo que es peor, también lo van a ser el año próximo ante las fuertes restricciones a la evolución en todos los ámbitos, en especial en lo referente al propulsor.

En Maranello no necesitan una limpieza traumática pero si probablemente una traumática revisión de muchos elementos. El empujón que dio Sergio Marchionne antes de fallecer le sentó bien al equipo, pero en la inercia ha conseguido poco; tan solo unas cuantas victorias el año pasado puestas en entredicho por un motor sospechoso de las que se duelen, y con razón, gente como Christian Horner. Si el motor va mal, la aero va mal, y el chasis va mal —hablando solo del coche— es que hay que reconducir muchas cosas, y hay quien piensa que Mattia Binotto no es el chófer adecuado. Gran tipo, muy apreciado por su gente, enorme conocedor de los entresijos internos del equipo y un muy reconocido ingeniero de motores que fue discutido en su aterrizaje por ser no ser un hombre de la gestión, sino de la técnica. Amable, educado, incluso tierno, pero aparentemente falto de la experiencia de dirigir algo tan complejo y espinoso no como un equipo de F1 sino un equipo de F1 que se llama Ferrari.

¿Y a quién ponemos? Binotto es casi venerado desde dentro y nadie vestido de rojo quiere verle caer, Horner está atado y amarrado a la bebida energética, Abiteboul no es un favorito, Seidl no está, en principio, por irse de McLaren. Pescar fuera de la competición sería caer en el craso error de Toyota. John Howett, el hombre que dilapidó miles de millones de euros en no conseguir victoria alguna procedía de la red de ventas de Lexus en Asia-Oceanía, y nunca estuvo ‘dentro’, no entendió este otro negocio. Cuando se cargaron al olvidable Marco Mattiaci, el hombre de las gafas oscuras, alguien en Maranello hizo una lista en un papelito, probablemente una servilleta, con diez nombres. En esa lista había un español… pero también había el nombre de un francés, muy bien situado en esa tabla clasificatoria: Frederic Vasseur, el actual responsable de Alfa Romeo. La última vez que un galo dirigió la Scuderia fue una racha exitosa, y corre el rumor de que este podría ser el sustituto del bueno de Binotto.

Vasseur es cercano a Jean Todt y cuenta con su apoyo. Al presidente de la FIA se le sigue haciendo caso en Italia. Si FIA hubiera querido, hubiera desposeído a la Scuderia de lo logrado en 2019 con su motor trucado pero es algo que no ocurrió, y muchos ven un «me la debéis, italianos». Nicolas Todt, su hijo, fue copropietario junto a Vasseur del equipo ART de Fórmula 2, y actualmente es el manager de Charles Leclerc. Todt padre aspira a un cargo en Naciones Unidas, dejará la FIA en las próximas elecciones, y cuando alguien se marcha de un sitio para subir para arriba, suele querer dejar las cosas atadas. Esta jugada bien podría formar parte de su legado personal, afianzando a su hijo en Ferrari.

Por otra parte, cuando Vasseur abandonó Renault, todo parece indicar que no se entendió con Abiteboul; aterrizó en Sauber y lo primero que hizo, a los pocos días de estar allí, fue dinamitar el acuerdo pactado con el motorista Honda para mantener los propulsores Ferrari. Muchos vieron una jugada de acercamiento a la Scuderia, y de hecho no es novedad el trajín de técnicos en las dos direcciones. Tan es así que el actual túnel de viento de Maranello es un clon del que hay en Hinwil, sede de Sauber Motorsport AG, compañía matriz que adquiere el nombre de Alfa Romeo para disputar el Campeonato del Mundo de Fórmula 1.

¿Corre peligro el puesto de Mattia Binotto al frente de Ferrari?

En este posible viaje Freddie aporta rigor, seriedad, un buen cargamento de mala leche, de esa misma que portaba Todt y que hizo funcionar todo como un reloj suizo, y con un gran conocimiento de cómo manejar equipos de ingenieros (él es ingeniero aeronáutico) Dicen que es un gran motivador y adora todo lo relacionado con la innovación. De realizar este cambio, es muy posible que cuente con carta blanca por parte de Louis Camilleri y John Elkann, que a la desesperada y tras lo visto últimamente sobre el asfalto deben, o deberían estar tirándose de los pelos.

A Ferrari no hay que ayudarles. Que se busquen la vida como todos, pero si a ellos les va mal, les va mal al resto. Esto lo dice hasta Toto Wolff, el hombre que impide su éxito a base de acertar, «es un equipo icónico y debería estar luchando delante». Ferrari puede tener un mal año, ganar pocas carreras o ninguna; lo que no puede permitirse ni ellos ni el conjunto es verlos arrastrarse por las pistas y ahora mismo es justo lo que está ocurriendo. En Spa no lograron punto alguno sin haber abandonos de por medio, esto es, estuvieron de mitad de la tabla para atrás… en el pelotón de los torpes, y esto no es bueno ni para ellos, ni para nadie.

Fotos: Scuderia Ferrari | José Manuel Zapico

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