Londres y París. O cómo vería Charles Dickens la Fórmula 1 de 2023

«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad». Así es como abre la novela 'Historia de dos ciudades', de Charles Dickens.

Londres y París. O cómo vería Charles Dickens la Fórmula 1 de 2023
Red Bull y Aston Martin son, de momento, los grandes triunfadores.

12 min. lectura

Publicado: 15/03/2023 12:30

También podría empezar así el libro de la Fórmula 1 de esta temporada, porque para los aficionados está siendo fe-no-me-na-le en palabras de Andrea Stella, pero no tanto para algunos de sus responsables.

En su obra, Dickens hablaba de las diferencias entre el apacible y ordenado Londres victoriano, y el caótico e impredecible París revolucionario. Contra todo pronóstico, en un año de escasos cambios normativos y la pretemporada más corta de la historia, tenemos a medio corral viviendo en las apacibles orillas del Támesis, y al otro medio sumido en el caos francés.

Lo londinense

En un fin de semana sin carreras, habría media docena de pilotos paseando y cargados de bolsas por la puerta de Harrods, justo enfrente de donde tuvo su despacho Flavio Briatore. Sin duda los más sonrientes serían los chicos vestidos de azul. Red Bull mira desde las alturas, dominando a placer, marcándose dobletes iniciales, y llevando tres trofeos de una tacada a sus vitrinas.

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Max Verstappen sigue a lo suyo mientras la parrilla de la Fórmula 1 se pega por lo que él deja.

Los austriacos están donde se les esperaba, liderando, y con la sospecha general de que pueden dar más de sí y todo ello sin apretar sus motores, se les vayan a romper antes de tiempo. Rezuman felicidad, y no ya por el dominio mostrado el año que se fue, donde les sobraron carreras para ser campeones de todo; su gozo reside en que los llamados a darles las tardes del domingo están sumidos en problemas.

Los segundos que nadan en felicidad son los de Aston Martin. Había que ser muy cegato para no saber que los de Silverstone irían a más; el pasmo ha sido con qué velocidad lo han logrado. Lawrence Stroll abrió un poco más el grifo del dinero, trajeron a lazo a un puñado de nombres importantes, y se lanzaron en picado, aunque hacia arriba, a montar un equipo ganador. Crear esto cuesta tiempo y dinero, y si de lo segundo había pocas dudas, lo primero ha sido una sorpresa. No que hayan generado un equipo ganador, que están lejos de tenerlo, pero si de manejar un coche que si el año pasado con frecuencia se quedaba varado en la Q1, este 2023 es candidato a ganar alguna carrera en un día afortunado.

Y luego si alguien quiere pensar que han clonado el RB18 del año pasado, que lo piense. Cuando un ingeniero sale por la puerta hacia un equipo competidor, puedes quedarte con sus inventos, pero no con su cabeza. Por esto es lógico discernir que en la escudería verde hayan aplicado recetas de los de la sopa energética. Ni es novedad, ni dejará de ocurrir. Su principal asignatura no será llegar, sino mantenerse, dar vida a la idea, y prolongar su eficacia en el tiempo.

Williams es como ese hijo que no es buen estudiante y de golpe lo aprueba todo, aunque con un cinco pelao. El regalo de fin de curso se lo llevará el del sobresaliente, pero la mejora observada en Bahréin por parte de los de Grove es digna de mención. Resulta casi más fascinante que la de ningún otro si miramos su presupuesto, cambios, y mejoras internas… casi ninguna.

Pero han tenido el acierto de sacar adelante un proyecto que lleva años arrastrando el culo, capaz de avanzar a pesar de sus limitaciones. Como último equipo en la tabla final de 2022 sacarán partido de dos circunstancias favorecedoras: tendrán más tiempo de test aerodinámicos, virtuales y de túnel, y pillan más pasta de manera proporcional a pesar de ser el farolillo rojo. Les esperamos; lo necesitaban.

Lo parisino

En el cajón de los descalabros en la cita inaugural hay varios con la cabeza abierta de la pedrada. Los que muestran la brecha más amplia en la frente son los de Mercedes. El año pasado apostaron por un concepto arriesgado, algo muy de agradecer. Los equipos que ganan son equipos que inventan, aunque lo que les salió sobre el papel, se estrelló sobre la dura superficie del asfalto de 80 micras, el más habitual en las pistas.

Un equipo ganador puede permitirse flaquear una temporada, pero una segunda puede ser el inicio de una peligrosa cuesta abajo como la que vivieron Williams o McLaren hace años, y con un costoso, duro y prolongado viaje de vuelta a posiciones más deseables. La gente de Toto Wolff, los más eficientes durante casi una década, muestran a las claras el previsible cambio de ciclo. La ausencia de éxitos contundentes puede llevar a la huida de cabezas, y entre ellas las de los pilotos.

El primero que mira de reojo a la puerta es Lewis Hamilton. El siete veces Campeón del Mundo anda rezongando tras recaudar cero victorias el año pasado y olisquear que este 2023 puede ser igual o puede que hasta peor. La espectacular remontada de las flechas de plata del año pasado sería bienvenida, pero de momento, poco previsible. A ver qué pasa con ese coche B.

Laurent Mekies (izquierda) y Fred Vasseur tienen trabajo pendiente para enderezar Ferrari.

El segundo en recibir puntos de sutura en la testa ha sido Ferrari. El año pasado arrancaron la contienda mirando al resto por encima del hombro, los de azul les dejaron atrás cuando solventaron cuatro problemas menores de los de empezar el año, y por poco no les roba la cartera la gente de Toto. En verano se pusieron con el monoplaza de este 2023, y los cambios acometidos son de orden menor… pero para ir a peor. Entre otras visibles goteras, devoran sus gomas, y este es un problema de mala solución.

Llegó Freddie Vasseur, y aunque ha trascendido poco de qué está ocurriendo de puertas hacia dentro, si se sabe es que están pasando cosas. El primero al que le menearon el asiento fue a Iñaki Rueda, responsable de las estrategias. Fue desplazado desde los circuitos a quedarse en Maranello para cumplir funciones relacionadas, aunque no de primera fila.

El siguiente nombre en resonar fue el del galo David Sanchez, uno de los padres del SF-23, que ha pillado la puerta tras años vestido de rojo para —dicen— irse a McLaren; resulta obvio que tiene buena relación con Andrea Stella. Se rumorea que otro que anda mirando para la puerta del Gestione Sportiva es Laurent Mekies, del que se dijo durante un tiempo que quería el puesto de Binotto… y que ahora es de Vasseur.

Si a esto sumamos que Charles Leclerc ha contactado con John Elkan al grito de «¿esto que es?», tenemos una atmósfera muy enrarecida en el seno del llamado a ser el primero de los candidatos a destronar a Red Bull. La puerta del Gestione Sportiva da a la parte trasera del hotel Red Planet, donde hay una cafetería. Vamos a ver cuantos acaban conociendo esa fachada este antes de verano…

El tercer gran descalabrado ha sido McLaren, y esto se veía venir desde los test de pretemporada. Los de Woking fueron los que menos rodaron de todos, con ello los que menos cosas probaron, y así les lució la cabellera en la prueba inaugural: P11 y P18 en el cualifáin para Norris y Piastri. Si el segundo se estrenó con un abandono a los trece giros, para el jefe de filas tampoco fue mucho mejor. Lando se arañaba el pecho con unas cuchillas de Adamantium viéndose último de la clasificación final tras realizar nada menos que seis paradas en boxes.

La dolorosa guinda reside en que fue el único corredor en pista doblado en dos ocasiones. La formación necesitaba soltar algo positivo estos días tras la debacle del candidato a ser ‘el mejor del resto’. Por eso el rumor de la posible llegada de David Sanchez y la puesta en marcha del remozado túnel de viento este mismo verano, bien podrían aliviar los picores. Y aquí añadimos un disparo al aire, mera especulación, pero que nadie se llame a sorpresa si Norris aparece un día vestido de mercedario si Lewis decide hacer el petate.

McLaren ha perdido el rumbo que pareció encontrar en 2021.

Todo este corrimiento de tierras no tiene mucho sentido. Las reglas han cambiado de a poco del año pasado a este, no ha habido un gran baile de pilotos ni fuerzas. Sin embargo, todo parece muy distinto a lo que esperábamos. Seguramente cuando acabe la pretemporada que vamos a vivir hasta dentro de unas cuantas carreras, algunas cosas se corrijan, lo que no quita que este inicio de temporada haya sido bastante sorprendente.

Los chinos usan una fraseja y que reza así: «Ojalá vivas tiempos interesantes», que aunque ellos la lanzan como una maldición bíblica, en la F1 la disfrutamos. Los tiempos de estabilidad, sin cambios, son aburridos y muy sosos. Los tiempos interesantes son épocas de cambio, de adaptación, de revolución, y esto lo complica todo. Para los que disfrutamos desde el sofá es genial, pero no son más que dolores de cabeza para los jefes de equipo.

A Charles Dickens no le pagaron nunca por dirigir una escudería de Fórmula 1, pero se lo hubiera pasado de traca viendo esto de lo que disfrutamos nosotros. Una pena que no hayas nacido en esta época, Charlie, te iba a gustar todo este jaleo.

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