Los McLaren son los favoritos

Las dos formaciones sufren. Ninguna de las dos lleva un trofeo a su factoría desde 2008. Aquel año, Lewis Hamilton se embolsilló su primero de pilotos subido en un McLaren, y Ferrari el último de su colección como constructor. Desde entonces, cero cartón para los dos equipos más laureados de la historia.

Una de las razones de las urgencias es la económica. Las escuderías en su conjunto se distribuyen alrededor de un 63 % de la facturación de la categoría, en un reparto con relación directa a su puesto en la tabla de resultados.

El impacto económico de los resultados en la Fórmula 1

El año pasado Red Bull, equipo campeón, recibió una cifra cercana a los 140 millones de dólares —en esta moneda se calculan los premios—. El salto descendente, y de acuerdo con la facturación de la categoría, suele ser de unos diez millones menos por cada puesto según el puesto final logrado.

Pero este no es el premio gordo para estas dos formaciones: es añadir un título más a sus vitrinas. Diez millones son muchos millones, y tampoco se consiguen con facilidad, pero en presupuestos que están rozando los 450 por temporada es calderilla comparado con los que se pueden lograr con el status de campeones añadido a su historia.

El futuro no se puede adivinar, pero si hubiera cien euros en juego, 60-70 estarían sobre la bola naranja de McLaren

Es fácil de entender: nadie quiere estar con el que pierde, pero sí con el que gana. Es esa la razón por la que los más grandes contratos publicitarios y patrocinio, las asociaciones comerciales e industriales más lucrativas, recaen siempre sobre los que suben a lo más alto.

Uno de los más onerosos jamás rubricados por un equipo fue el que relaciona a Red Bull con Oracle. El pacto aportó cien millones de euros a la escudería de Max Verstappen por cada uno de los cinco años del pacto. Fue acordado justo cuando el neerlandés ganaba sus primeros títulos.

A falta de dos carreras en el calendario, los Grandes Premios de Qatar y Abu Dabi, tan solo 23 puntos separan a los dos contendientes de una guerra en la que tendría que ocurrir una catástrofe para que Red Bull pudiera meter la cuchara. En ella hay un candidato que tiene más papeletas que el otro: McLaren.

McLaren y Ferrari: análisis de ventajas y desventajas técnicas

El equipo de Woking ya vino avisando el año pasado de su emergencia. Este año, pasado el primer tercio de temporada en que Red Bull dominó, han estado por delante con un monoplaza excelente que les ha llevado a liderar la tabla de constructores buena parte del calendario. Contra todo pronóstico se desinflaron en Las Vegas y brillaron los Mercedes con un doblete.

La Ciudad del Pecado está en mitad del desierto de Nevada. Si de día y en verano no hay quien pare de calor, las noches invernales dejarían tieso a un esquimal. Y esa fue la clave. Las temperaturas fueron las que dictaron sentencia y, si condenaron a los de naranja, les vino de perilla a los de la estrella cromada. Los Mercedes padecen de acaloramiento, en especial en el entorno de los frenos, que se acaba transmitiendo a las ruedas; tienen problemas con eso desde primeros de año, y no le dan solución.

Ante la problemática, son los pilotos los que han de gestionar esta cuita, que dejó de ser una tarea para George Russell y Lewis Hamilton el pasado fin de semana. Se dedicaron a correr sin más, tras dejar al coche encargarse de ese negociado. Los frenos han de estar siempre calientes, y en las largas rectas se enfriaban. Unido a las frías temperaturas, adquirieron una ventaja que les llegó sin modificar nada; su defecto se trocó en virtud.

Con un ambiente tan frío, el resto refrigeraba demasiado, y ahí fue donde sufrieron los McLaren. La sexta y séptima plazas logradas por Lando Norris y Oscar Piastri añadieron puntos a la faltriquera del equipo, y con un colchón de 24 puntos, son los máximos favoritos al título.

Por delante acabaron los dos Ferrari, con los que se la juegan, pero el asunto se les complica. Freddie Vasseur ya ha dejado claro que las curvas de media y alta velocidad cataríes les vienen mal a los italianos, justo un territorio donde los pilotos de McLaren sonríen.

La importancia de Qatar y Abu Dabi en la decisión del título

Qatar y Abu Dabi les vienen bien a los papaya —sobre todo el primero—, no solo por esa configuración de curva, sino porque su arquitectura les permite atacar con más dureza los pianos. El diseño aplicado creó un coche que trabaja muy con bajas alturas y dispone de unas suspensiones más blandas que los Ferrari. Reaccionan mejor ante el paso por los ápices de los giros, mientras que los monoplazas encarnados, más consistentes, las digieren peor, saltan y reaccionan de otra manera menos favorecedora.

Ferrari clasifica muy bien, pero en carrera su ritmo tiende a no ser tan sólido, justo lo contrario que pasa a su contrincante. Esta es la razón por la que a priori los McLaren parten como favoritos, aunque no será fácil.

El temor de Woking es una mala salida desde el fondo de la parrilla, un abandono, o una falla en los motores. A finales de temporada, las mecánicas llegan al límite y una sanción de diez puestos por avería sería letal.

Si una de estas tres cosas ocurre, no llegar a la zona noble de puntos puede ser muy complicado de recuperar si Carlos Sainz y Charles Leclerc se muestran constantes. Hay algo más: los límites de pista. La capacidad de una superior velocidad en curva invitará a los de naranja a excederse en un lugar sensible a la hora de las sanciones, algo en lo que ya han incurrido sus chicos durante la temporada.

Por su parte, Ferrari ha dado este año la vuelta a la gestión de sus gomas. Si en 2023 sufrieron en esta materia, esta temporada lo han hecho mucho mejor, y puede ser una de sus ventajas asociadas.

La clave es sumar puntos, reducir al mínimo los riesgos, y ambos equipos van a ir a salvaguardar los coches como sea, pero con la calculadora puesta. Las estrategias serán conservadoras para McLaren, y quien tiene qué arriesgar será Ferrari. Los pilotos van a ser muy prudentes al volante, y no tomarán riesgos ni adelantarán a menos que sea inevitable y con maniobras claras y exentas de riegos.

El futuro no se puede adivinar, pero si hubiera cien euros en juego, 60-70 estarían sobre la bola naranja de McLaren, y el resto sobre la roja de Ferrari. Si en McLaren lo lograsen, sería la señal que dejaron atrás el pozo negro vivido hace no tanto; si la suerte estuviera de cara hacia Maranello, sería una enorme alegría en toda Italia, y una de las mejores maneras de despedirse de Sainz, al que van a echar de menos. En diez días sabremos cómo acaba todo esto. Y vuelta a empezar en 2025.