Max Verstappen, el cabeza de turco de una F1 que sigue degenerando
El Gran Premio de Austria ha vuelto a encender las críticas contra un Max Verstappen que, a pesar de ser el mejor piloto de la parrilla, no consigue caer bien entre prensa y aficionados. El neerlandés no hace sino evidenciar la degradación de la Fórmula 1.
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Publicado: 01/07/2024 13:00
El duelo entre Max Verstappen y Lando Norris tiene toda la pinta de que va a ser épico, como lo fue el que el neerlandés libró con Lewis Hamilton en 2021 para acabar con el reinado del heptacampeón.
Lo cierto es que las críticas al de momento tricampeón están siendo muchas e intensas. Era de esperar, pues al fin y al cabo Max Verstappen pertenece a la misma especie que Fernando Alonso: el tipo de piloto que, por sincero y arrogante (en todas sus acepciones), no encaja bien entre la prensa y aficionados que no son de su cuerda.
De Max Verstappen se han dicho barbaridades como que está en la Fórmula 1 por ser un producto de marketing, pero lo cierto es que, a día de hoy, es el mejor piloto de la parrilla y con cierta holgura sobre el resto (opinión puramente personal, por supuesto).
Mala suerte, Max, formas parte de lo que Fernando Alonso llama «el lado oscuro»
A lo largo de los tres últimos años, Max Verstappen ha gozado de cierta tranquilidad en lo que a críticas se refiere, pues no en vano ha tenido una vida plácida en los circuitos. Sin embargo, el dominio de Red Bull ha terminado y toca arremangarse, bajar al barro de nuevo.
Ahí están deseosos de reivindicarse un buen puñado de jóvenes talentos, ávidos de éxito y gloria: George Russell, Carlos Sainz, Oscar Piastri, Charles Leclerc y, por supuesto, Lando Norris.
Con el piloto británico de McLaren, ya hemos tenido un aperitivo en carreras pasadas, pero en Austria saltó todo por los aires y ha sido el neerlandés el que se ha llevado todos los palos (había mucha rabia contenida durante demasiado tiempo). Pero, ¿es merecido?
Max Verstappen es culpable
Obviando cuestiones meramente deportivas, como que Lando Norris está demostrando estar aún muy verde en lo que a aprovechar oportunidades y la ventaja mecánica que últimamente le da su McLaren, lo cierto es que la colisión con Max Verstappen fue, a mi juicio, responsabilidad de este último.
Sí, es cierto que Lando Norris se lanzó a la aventura, sin demasiado control del coche, en varias ocasiones (tanto el sábado como el domingo). De hecho, en varias de ellas Max tuvo que evitarle para no chocar y Lando se salió de pista (bendita escapatoria de asfalto).
Pero no es menos cierto que, en la única en la que ambos contactaron, el de McLaren estuvo impecable. Tras salir del rebufo del Red Bull, Lando Norris eligió la línea exterior de la pista y se mantuvo fiel a ella, sin variar la trazada en ningún momento.
En cambio, Max Verstappen se fue aproximando cada vez más hacia la izquierda, hasta el punto de colisionar con Norris, que pisaba ya la línea blanca previa al piano con las ruedas de ese lado. Sencillamente, Lando no podría haber hecho nada por evitarlo, excepto pisar el piano en plena frenada y, casi con total seguridad, irse largo.
Lo ocurrido después, el contacto que provoca el pinchazo, es irrelevante, pues ambos ya habían perdido el control de sus monoplazas.
La consecuencia de una Fórmula 1 a la deriva
Llegados a este punto, quizá estés pensando que no entiendes nada. Parece que quiero defender a Max Verstappen, pero acabo haciendo lo contrario.
Este preámbulo me sirve para llegar al que considero el verdadero meollo de la cuestión. Y es que, desde hace unos cuantos años ya, la FIA ha ido degenerando la Fórmula 1 en lo que a la lucha en pista se refiere. ¿Cómo? Principalmente, con su inconsistencia a la hora de aplicar un criterio y las consiguientes sanciones.
Llevamos años viendo cómo se ha convertido en algo normal que los pilotos que defienden posición estrangulan a sus oponentes hacia el exterior de la pista, obligándoles a salirse de ella para evitar el contacto. Circunstancia que la mayoría de las veces no se sanciona, pero en algunas otras sí.
Además de crear confusión en los pilotos, que ya no saben a qué atenerse, ha creado la idea de que más vale defender la posición a toca costa y, luego, ver si hay suerte y sale bien, tanto en la pista como en la sala de los comisarios deportivos.
El suceso protagonizado por Lando Norris y Max Verstappen en el Red Bull Ring no es diferente a los que ya hemos visto cientos de veces en otras ocasiones. La diferencia es que esta vez fue a) en la lucha por la victoria b) con Max Verstappen involucrado c) hubo contacto y avería.
A esto, no me cabe duda, contribuyen de forma directa las escapatorias de asfalto. Estas no sólo han permitido a los pilotos convertir la costumbre del estrangulamiento en algo aceptado y asumido, sino que han reducido las consecuencias (generalmente a cero).
En muchas ocasiones, ni siquiera reparamos en ello, excepto cuando se sanciona o trae consecuencias como las de este domingo en Austria.
Max Verstappen es el cabeza de turco de una Fórmula 1 cada vez más degenerada por la política errática de la FIA. En realidad no ha hecho nada diferente a lo que le hemos visto hacer en varias ocasiones a todos, (TODOS) los pilotos de la parrilla.
En un mundo ideal, estas acciones deberíamos juzgarlas sin tener en cuenta quién es el protagonista y qué consecuencias tiene (¿si, por azar, simplemente se tocan y siguen compitiendo es menos grave?). Mala suerte, Max, formas parte de lo que Fernando Alonso llama «el lado oscuro».
Fotos: Red Bull Content Pool