Memorias de Canadá 2008: V de Victoria y V de Vida
Una fuerza especial de justicia poética mueve los hilos de la vida para tener casi siempre una segunda oportunidad, la posibilidad de ganar donde perdiste, de cambiar el sabor de boca que deja la infortuna. Le ocurrió al protagonista de estas memorias, al que Canadá le cambió la vida.
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Publicado: 04/06/2015 19:00
V de Victoria
Gran Premio de Canadá. Séptima prueba del campeonato 2008, donde Lewis Hamilton lideraba con 38 puntos, seguido por los dos Ferrari (Raikkonen tenía 35 y Massa 34) y Robert Kúbica, que acumulaba hasta entonces 32 puntos. Precisamente el polaco de BMW Sauber sería quien acompañaría a Hamilton en la primera línea de parrilla tras la clasificación del sábado, con Raikkonen ocupando la tercera plaza y Alonso, en su temporada de regreso a Renault, en la cuarta. El Force India de Sutil sufrió una avería en la caja de cambios y el alemán tuvo que abandonar. Para permitir que los comisarios retiraran el monoplaza, apareció el Safety Car en pista, y todos los pilotos punteros aprovecharon para entrar en boxes.
Raikkonen, favorecido en parte por la situación del box de Ferrari en el pit-lane (había sido campeón del mundo de escuderías en el 2007 tras la sanción a McLaren), tomó la delantera por muy poco, apenas un metro, con respecto a Kúbica (cuyo equipo se hospedaba en el segundo garaje). Hamilton había pagado la mala ubicación del box de McLaren y perdía el liderato, pero al final del pit-lane había una sorpresa. El semáforo estaba en rojo y Raikkonen y Kúbica se detuvieron. Lewis no se había percatado y frenó contra el Ferrari, embistiendo al finlandés y arruinando su propia carrera y la de su rival. No le resultó muy difícil a Kúbica mantener la cabeza de carrera, y llegaría a meta por delante de su compañero Heidfeld y del Red Bull de Coulthard. Era el primer triunfo de BMW Sauber, el primero de un piloto polaco y el primero de Kúbica, que sentía cómo un círculo se cerraba aquel día.
V de Vida
La de 2008 sería, a la postre, la única victoria de Kúbica en Fórmula 1, pero ni ganando 50 más habría tenido una más especial. Por dos razones: fue la primera (y las primeras veces no se olvidan) y borró el mal sabor de boca que el Gran Premio de Canadá 2007 le había dejado. Era la sexta prueba del año, y Robert Kúbica rodaba en la virtual novena posición (15ª real) en la vuelta 27. Sin embargo, sus opciones de puntuar se esfumaron en un momento, el que tras intentar adelantar a Trulli, se tocó con el italiano y perdió el control de su monoplaza.
El BMW Sauber salió despedido tras la curva 9 e impactó brutalmente contra las protecciones, cruzando después la pista (vuelta de campana incluida) antes de chocar de nuevo contra las barreras previas a la horquilla de la curva 10. Su monoplaza quedó semivolcado tras uno de los accidentes más espectaculares que recuerda la Fórmula 1, el silencio se hizo en el circuito y las mentes, con las manos en la cabeza, rápida e inevitablemente se fueron a lo peor. Pero lo peor, en este caso, fue una torcedura de tobillo y una conmoción cerebral. Un accidente a 280 km/h que se saldó con consecuencias leves (dos grandes premios después se volvía a subir al coche) y que bien podría haber sido un milagro.
El Vaticano llegó a investigar si se trataba de uno. Kúbica llevaba consigo una estampita del Papa Juan Pablo II, fallecido en 2005, con quien compartía nacionalidad. Llegue la fe de cada cual hasta donde llegue, lo cierto es que ese día pasó algo extraordinario, en el lugar donde Robert Kúbica lograba un año después su primera y única victoria, había ganado ese domingo de junio algo mucho más valioso: la vida.