GP JapónMemorias de Japón 1990: donde las dan, las toman
La vida en general, y el deporte en particular, ofrece a menudo una segunda oportunidad, una ocasión de venganza. La Fórmula 1 no iba a ser diferente, y permitió a dos históricos rivales como Ayrton Senna y Alain Prost devolverse la jugada de un año para otro en un mismo escenario: Suzuka, en el Gran Premio de Japón.
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Publicado: 24/09/2015 10:30
Sin ánimo de posicionarnos en el eterno duelo entre ‘prosistas’ y ‘sennistas’, Japón nos lleva al recuerdo de los enfrentamientos que dos de los mejores pilotos de la historia nos ofrecieron a finales de los 80 y principios de los 90. Alain Prost llegó a McLaren en 1984, y ganó los dos siguientes títulos. Por su parte, Ayrton Senna aterrizó en el equipo de Woking en 1988, y ya ese mismo año se convirtió en campeón. La rivalidad entre los dos fue creciendo, y el circuito de Suzuka sería testigo de dos de sus mayores confrontaciones. El francés iba encaminado hacia su tercera corona en la temporada 1989, cuando la Fórmula 1 llegó a Japón para la disputa de la penúltima prueba. En una época en la que el ganador de la carrera recibía 9 puntos y el segundo 6, los 16 que separaban a ambos pilotos de McLaren eran casi definitivos. Sin embargo, Senna no tiraba fácilmente la toalla, y marcó en el trazado nipón la pole position por delante de su compañero.
Pero Prost aprovecharía la mala arrancada de Ayrton para situarse en cabeza de carrera, condición que no abandonó con el paso de las vueltas. Aunque gozó de una cómoda ventaja, en la última parte del gran premio Senna se le acercó, hasta llegar a parecer su sombra. Quedaban menos de diez giros, y en la última chicane antes de la recta principal, el carioca se tiró al interior, y a Prost no le importó demasiado. Sin levantar el pie del acelerador, trazó la primera curva de la chicane, y allí estaba el coche de Senna, de modo que los dos McLaren rojiblancos se tocaron y acabaron fuera de pista. ‘El Profesor’ decía adiós a la carrera pero hola al título…por unos momentos. Justo los segundos que tardaron los comisarios en dirigir de nuevo al asfalto a su compañero y rival, a través de las escapatorias de la chicane. Tras un paso por boxes para reparar daños, adelantó al piloto que había heredado el liderato, y ganó la carrera. Sin embargo fue acusado de recibir ayuda de los comisarios, de saltarse la chicane, de pisar la línea de pit-lane y, unido a la maniobra del accidente, fue descalificado, además de recibir sanción económica y de que le retiraran la superlicencia durante unos meses.
Resulta que el presidente de la FIA, Jean-Marie Balestre, era francés, como Prost, y eso levantó todo tipo de suspicacias. Incluso las del jefe de ambos pilotos, Ron Dennis, que defendió a Senna asegurando que su sanción era injusta y que había sido víctima del máximo organismo del automovilismo. Con todo, a la temporada siguiente Prost recaló, ya como tricampeón, en Ferrari. El destino, que es caprichoso, volvió a llevar a Japón, también a falta de dos grandes premios para el final del campeonato de 1990, a Senna nueve puntos por delante de Prost, esta vez en diferentes equipos. El de McLaren se llevó la pole, seguido del de Ferrari. Sin embargo, la primera posición se encontraba en el lado sucio de la pista, el interior, y Senna pidió que se llevara al exterior. De nuevo la FIA actuó en su contra y se mantuvo el lugar de salida donde estaba. Prost lo aprovechó para salir y ponerse líder, pero al llegar a la primera curva Senna se metió por un hueco que casi no existía y de nuevo se tocaron, terminando ambos la carrera tras pocos metros recorridos.
Con los dos abandonos, Senna era bicampeón, y se tomaba la revancha del año anterior. Donde las dan, las toman, debió pensar. Berger, el otro McLaren, se salió de pista en la siguiente vuelta, y Mansell, con el otro Ferrari, heredó la cabeza de carrera hasta que en la vuelta 26 (de 53) sufrió un problema y tuvo que retirarse. No tuvo ningún contratiempo Nelson Piquet, que ganó con el Benetton seguido de su compañero Roberto Moreno. Un podio sorprendente que tuvo otro ocupante aún más inusual: el japonés Auguri Suzuki consiguió el primer y único podio de su trayectoria, para alegría del público local, que nunca antes había visto a un compatriota entre los tres primeros en Suzuka. Lo hizo con el humilde Lola-Lamborghini, de forma que es fácil pensar que, por alguna razón, el destino lo tenía todo preparado ese día.
Fotos: BBC Sport