Mónaco, un ejemplo más de lo que debe cambiar urgentemente en la FIA (y en la F1)
El Gran Premio de Mónaco nos ha vuelto a mostrar las notables deficiencias de una competición que presume constantemente de su profesionalidad y excelencia. Sin embargo, desde hace tiempo los dos organismos responsables hacen aguas en asuntos muy relevantes.
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Publicado: 30/05/2022 10:00
Si has comenzado a leer este artículo dando por hecho que iba a tratar sobre la idoneidad o no de un calendario de Fórmula 1 que incluya el Gran Premio de Mónaco, siento decepcionarte porque no es ese el tema que nos ocupa en esta ocasión.
En realidad, el hilo central de este texto guarda relación con la manera que tienen los dos organismos responsables de la Fórmula 1; FIA y Liberty Media, de gestionar una categoría que mueve miles de millones de aficionados en todo el mundo (y euros, claro).
Desde que Liberty Media tomara el control de la categoría en 2017, no cabe duda de que han cambiado muchas cosas. Y para mejor. Es cierto, ahora la Fórmula 1 es mucho más accesible a los aficionados, más digital, más social. También está triunfando en Estados Unidos, algo que parecía imposible. Sí, se han logrado viejos objetivos como el límite presupuestario y muchas otras cosas que están contribuyendo a transformar la categoría. Adaptarla a los tiempos.
«En la práctica, se ha mantenido la tendencia aleatoria e impredecible de Michael Masi»
Pero, mientras los actuales poseedores de los derechos comerciales de la Fórmula 1 se vanaglorian constantemente de todas estas cosas, fallan cada vez más en lo que posiblemente sea lo más importante de todo para las audiencias millonarias en las que piensan constantemente.
Por su parte, la nueva FIA, la de Mohammed ben Sulayem, llegó prometiendo un organismo mucho más eficaz y justo en la gestión de la Fórmula 1. Despidió a Michael Masi de su cargo de director de carrera, implementó un sistema nuevo con Niels Wittich y Eduardo Freitas apoyados por una especie de VAR remoto que contribuyera a tomar mejores y más rápidas decisiones. Y prometió que la integridad del organismo federativo siempre quedaría garantizada.
Un dirección de carrera difícil de entender
Pues bien, lo cierto es que en este inicio de temporada 2022, la Fórmula 1 no ha mejorado en nada en lo que a la gestión deportiva de los eventos respecta.
La nueva dirección de carrera comenzó el año trazando líneas muy claras y tajantes sobre asuntos tan polémicos como los límites de pista o la ganancia de tiempo al saltarse curvas, pero en la práctica ha mantenido la tendencia aleatoria e impredecible de Michael Masi.
Ya en Bahréin, hubo pilotos que se saltaron la curva 4 en la clasificación sin que sus tiempos fueran invalidados y en otras carreras ha pasado algo similar.
Con las maniobras de adelantamiento ocurre algo parecido. El nuevo reglamento ataja con claridad uno de los mayores problemas hasta ahora: qué ocurre cuando un intento frustrado de adelantamiento termina en toque o accidente.
Con la nueva norma, queda meridianamente claro que siempre hay que dejar espacio para que el oponente se mantenga en la pista si este ha llegado al menos a la mitad del coche rival en el momento de iniciar la frenada. Sin embargo, a lo largo de estas siete carreras dicha norma se ha aplicado en ocasiones… y en otras no.
Un ejemplo más de aleatoriedad: la obstaculización en pista. El viernes en Mónaco, Carlos Sainz y Ferrari fueron sancionados con 25.000 euros por obstaculizar a Lance Stroll en los entrenamientos libres.
El domingo, el piloto español perdió cualquier opción de mantener el liderato de la carrera cuando, al salir de boxes, se encontró con Nicholas Latifi, piloto doblado. El canadiense no se apartó de su camino hasta que llegó al túnel, ya en el segundo sector. La FIA ni siquiera anotó la acción (el procedimiento previo a una potencial investigación).
«No puedo contar las veces que me obstaculizaron en Mónaco este fin de semana, algunas situaciones peligrosas y otras no», reclamaba Carlos Sainz al respecto. «Lo que no entiendo es por qué nos multaron con 25.000 euros por obstaculizar, cosa que hice, acepté y me disculpé con Lance (Stroll), y por qué no se investigan otros casos ni se multa a otras personas exactamente por lo mismo, la misma cosa».
«Nos costó la carrera y no hubo más acción (de la FIA). Aquí es donde queremos más claridad, más consistencia. Es tan simple como eso. Puedes entender la frustración y el sentimiento que tuve, los gritos en la radio para apartarlo de mi camino. Sabía que mi carrera dependía de esa vuelta».
En relación al tiempo ganado fuera de pista, podríamos hablar también de la sanción a Fernando Alonso en Miami, cuando fue penalizado por considerar los comisarios que había devuelto el tiempo ganado al saltarse la curva 14, pero no lo suficiente.
O de la tardanza en tomar decisiones. Alonso se enteró de esa misma sanción horas después. No de la resolución, de la existencia de la investigación y de la resolución, todo a la vez. O la sanción a Ocon en Mónaco, que ocurrió al inicio de la carrera y se comunicó… después de relanzar la misma tras la bandera roja. Lo mismo le pasó a Sainz en Jeddah, cuando la FIA tardó todo un periodo de Safety Car en determinar que Pérez debía devolverle la posición, negándole así la lucha con los dos primeros clasificados en la resalida.
¿Más aleatoriedad? Bandera roja el sábado a 2:25 minutos del final de la Q1 de Mónaco porque Yuki Tsunoda rozó con el muro interior en la chicane de la piscina y pinchó su neumático, pero pudo continuar sin problemas. Una precipitación que arruinó las vueltas de muchos pilotos. Pero, en otras ocasiones, tanto el Safety Car como la bandera roja han tardado mucho más de lo recomendable.
Más ejemplos. Con la seguridad por delante, faltaría más, se ignoró por completo a los pilotos en Miami y el resultado fue un accidente de 51 g perfectamente evitable. También fue una decisión discutible permitir competir a Lando Norris en España con fiebre, vómitos y amigdalitis.
La salida en Mónaco
El último ejemplo de este desastre que es la FIA en este momento ha sido el mismo Gran Premio de Mónaco, que debía empezar a las 15:00 horas del domingo, pero se retrasó porque… bueno, porque la lluvia que estaba prevista desde el inicio de la semana se confirmó.
Primero, la dirección de carrera decidió que la sorpresa de la lluvia (¿?) complicaba a los equipos realizar el cambio a neumáticos de lluvia. Luego, durante el retraso y con la pista aún húmeda, pero no encharcada, la lluvia se intensificó y esto provocó un corte de luz que aplazó indefinidamente el comienzo de la carrera.
Para cuando fue posible, la pista ya estaba anegada y se había perdido una hora. Luego, a consecuencia del corte de luz, había temor de que el procedimiento de salida en parado con los semáforos no funcionase, por lo que se optó por realizar salidas lanzadas en todo momento. Sin palabras.
¿Y Liberty Media qué?
Si la FIA se está llevando todos los palos, y no sin razón, lo cierto es que Liberty Media, la FOM o la Fórmula 1, como queramos llamarla, también se merece algunos. Lo que no quita que a muchos nos parezca más que razonable que el mejor camino sea escindirse de la FIA y pasar a gestionar la categoría en exclusiva.
Pero, volviendo a los pecados de Liberty Media, al inicio decíamos que está fallando en lo que más afecta a la audiencia.
Sí, la realización de los Grandes Premios: lo que permite al aficionado por el que tanto pelean por conseguir y mantener vean su producto, su competición. No puede ser más nefasta. Y lo peor es que no es nuevo.
Sin entrar en cómo otras categorías y deportes aprovechan mucho mejor la tecnología actualmente existente, la selección de imágenes de la realización de la FOM es, simplemente, patética, inaceptable.
Tienen la capacidad de convertir un espectáculo entretenido en algo sumamente aburrido. Y, lo peor, en desinformación. Porque pasan cosas que no vemos o de las que no nos enteramos a no ser que paralelamente estemos pendientes de las redes sociales o de los tiempos en directo.
Salidas de pista, adelantamientos, incluso accidentes que causan banderas rojas, coches de seguridad. Situaciones que aportan mucho al espectador y que llegan siempre tarde o, directamente, no llegan a sus ojos y conocimiento.
Tampoco faltan los cambios de planos a otro punto del circuito durante un intento de adelantamiento, el atroz abuso de las imágenes de VIPS durante la acción en pista o la molesta tendencia a mostrar primeros planos tan próximos de los coches que resulta imposible apreciar nada relevante sobre ellos o el circuito.
Hasta hace poco, la Fórmula 1 nos martirizaba con una predefinida batería de repeticiones en las primeras vueltas de carrera, vinieran a cuento o no. En Mónaco, en cambio, parecía que el botón de grabar se había roto… pero no, porque luego aparecía la repetición de lo sucedido casi cuando ya nos habíamos olvidado de ello.
No. Esta no es la Fórmula 1 que nos merecemos.