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Mónaco no tiene la culpa de esta Fórmula 1

Se ha convertido prácticamente en un mantra tras el Gran Premio: el circuito de Mónaco debe cambiar, no es apto para la Fórmula 1. Sus carreras son aburridas, sin acción. Y debe incluso desaparecer. ¿Pero es culpa del trazado o de otras circunstancias?

Mónaco no tiene la culpa de esta Fórmula 1
La clasificación de Mónaco es un grandísimo espectáculo. Pero, ¿qué ocurre los domingos?

15 min. lectura

Publicado: 27/05/2024 18:30

Es innegable que el Gran Premio del pasado domingo fue bochornoso y aburrido, con sólo tres momentos de emoción. El accidente en la salida, por suerte sin consecuencias físicas -un fotógrafo tuvo que ser llevado al centro médico pero sin lesiones de relevancia-. Los adelantamientos de Bottas a Sargeant en Mirabeau y de Stroll a Bottas en el túnel, nada mal ambos. Y la victoria de Charles Leclerc en su circuito de casa, primera vez en 93 años que ocurre, y segunda vez en toda la historia.

Quitando eso, la carrera fue más propia de la resistencia. Para ser más precisos, de la antigua resistencia, en la que había que conservar y rodar lento en muchas fases. Eso ocurrió en el 90% del Gran Premio del domingo, ante la voluntad de los pilotos de no visitar los boxes priorizando la posición en pista. Ninguno de los cinco primeros pilotos en meta cambió los neumáticos. No tenían que hacerlo por la bandera roja, que permite cambiar las gomas y no cumplir ya con la norma de usar dos compuestos, pues ya se cumple.

Hace 20 años, un F1 de 2004 tenía 4,5 metros de largo y 1,8 de ancho, es decir, todavía más corto que un actual F3

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Así que los Fórmula 1 rodaron deliberadamente lentos, lo que en un circuito que tradicionalmente dificulta los adelantamientos, hace que la clasificación se mantenga invariable. Pero esta invariabilidad no es de 2024. Es prácticamente desde hace cuarenta años, cuando los coches empezaron a crecer, la aerodinámica a ser influyente y las posibilidades de adelantar a reducirse.

Pero eso nos ha dado también grandes momentos de competición. No seamos exhaustivos, pero 1992, 2007, 2011 o 2019. A bote pronto, lo confieso. Entonces, si siempre han sido así las carreras en Mónaco, ¿por qué ahora son insoportables y debe cambiarse el trazado o suprimirse? No disparemos al circuito, o no tanto.

A Mónaco, curiosamente, se le pide que sea excitante. Que tengamos un Abu Dhabi 2021 en cada edición. Que haya más adelantamientos que en Bakú. Pero luego, a circuitos que deberían dar carreras más movidas y emocionantes, pero que arrojan pruebas anodinas, no les exigimos nada, o con menos ahínco. Es un poco hipócrita, seamos sinceros.

¿Cómo modificar Mónaco?

Las medidas del circuito oscilan entre los 7 y los 10 metros de ancho. Según la normativa FIA, los circuitos del campeonato no deben tener un ancho menor a los 12 metros, con la zona de parrilla de 15 metros y los boxes de 12. Mónaco incumple estas medidas de la pista, y también de la longitud -que según la FIA no puede ser menor a 3.5 kilómetros-. A Mónaco se le exime.

Pero ¿por qué? En primer lugar, es obvio, por tradición. Actualmente sólo nos quedan tres circuitos en activo de los que se usaban hace un siglo: Monza, Spa-Francorchamps y Mónaco. En el caso del circuito belga, muy cambiado a como era entonces. Pero Monza y Mónaco conservan gran parte de su forma original. Olvídense de Silverstone, que llegó a finales de los años cuarenta. Mónaco, con sus pros y sus contras, es un pilar con el pasado indispensable. O casi.

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Pero tiene un problema. Es urbano. Pero urbano de verdad, no esas explanadas que se hacen ahora en las ciudades, en recintos feriales, alrededor de estadios o similares. En ellos, por el espacio, se puede hacer una pista ancha y con grandes escapatorias. Tenemos un circuito permanente con forma de urbano y algunos muros cerca. Lo que a Liberty Media le inspira y le motiva, viendo las incorporaciones al calendario, ya que además pagan bien.

Pero en Mónaco hay edificios. Edificios abigarrados en un Estado con muy poco suelo disponible. De hecho, están construyendo ganando terreno al mar. Así que quien propone modificar el trazado para hacer carreras mejores, ignora u oculta tendenciosamente que es prácticamente imposible. Mejor dicho: cualquier variante va a seguir siendo estrecha, retorcida y compleja para crear carreras movidas. No se puede meter la recta de Bakú, de cinco carriles de ancho, en el Principado.

Cuando en 1972 se planteó renovar el trazado, lo cual se hizo en 1973, hubo varios estudios. Se eligió el llamado Piscine-Cale de Halage, pero los otros tres ofrecían imaginativas variantes, todas ellas añadiendo zonas de recta. Especialmente la última, denominada ‘Beach’ que desde Loews tomaba una larga recta dejando atrás Mirabeau Bas que entraba incluso en territorio francés, y volvía para enlazar con Portier e ingresar en el túnel. Una idea lanzada por Gary Anderson en 2022 era muy similar.

El problema era que la pista seguía siendo estrecha, y lo sigue siendo. Que las velocidades iban a ser muy altas, aumentando exponencialmente el peligro. Que las oportunidades de adelantar tampoco se veían incrementadas y que, finalmente, se rompía con el espíritu del recorrido más tradicional. Una de ellas eliminaba el paso por Mirabeau y Loews, que gustará o no, pero es icónico en el automovilismo. Quizás habrá que recuperar el viejo trazado, con la horquilla del Gasómetro, que daría un punto de adelantamiento.

Al final se optó por el trazado cuya base hoy conocemos. El cual, también es sabido, se ha reformado para su modernización y hacerlo más rápido. Menos tortuoso. Pero hasta donde es posible. ¿Cómo modificamos Mónaco? Es materialmente imposible hacer una pista de 14 metros de ancho. La ciudad no lo permite. Podemos crear cientos de variantes, que el problema seguirá patente.

Y por eso es un verdadero urbano, como lo es Pau. Bakú, por ejemplo, que es netamente urbano, aprovecha zonas muy amplias de la ciudad, pero también se introduce en la ciudad vieja con una anchura de 7’6 metros, y una curva, la del castillo, que infringe toda normativa FIA. No pasa nada. El resto de la pista sí permite ponerse a 340 por hora y adelantar.

Adelantar. Obviamente la salsa del automovilismo y los deportes de motor en circuito. Adelantar, que no sobrepasar apretando un botón en recta con el DRS. Pues bien. El DRS en Mónaco no funciona. No hay espacio para que sea útil. Si se quiere adelantar, hay que presionar, forzar el error del piloto de delante y luego tener el arrojo de meterse por una pista estrecha con curvas de una sola trazada. El adelantamiento de Stroll en el túnel no estuvo nada mal.

En Mónaco es difícil adelantar. O quizás no. Puede que muchos lectores no se ciñeran a ver sólo la F1 este fin de semana. Si vieron la F3 y la F2, especialmente el domingo, estoy convencido de que disfrutaron de la vibrante acción en pista. Y si no lo han visto, busquen, por ejemplo, el duelo entre Ollie Bearman y Andrea Kimi Antonelli en la F2. Precioso automovilismo en un precioso y difícil entorno.

Incluso, si no son muy puristas, verían el E-Prix de Mónaco de finales de abril. Fue una carrera muy entretenida, con bastantes adelantamientos, siempre difíciles pero posibles. ¿Por qué unos monoplazas pueden dar espectáculo en Mónaco y otros no?

Una Fórmula 1 sobredimensionada

Llegamos, en opinión de este juntaletras, al meollo del asunto. El problema no es Mónaco. Ni Imola, también muy aburrido, dicen. El problema es el tamaño de la actual F1. Hoy un monoplaza de la categoría reina mide 5’63 metros de largo y 2 de ancho. Un F2, 5’22 de largo y 1’9 de ancho. Un F3, 4’9 metros de largo y 1’8 de ancho. Un Fórmula E, 5 metros de largo y 1’7 de ancho. ¿Saben lo que mide un hypercar? El Ferrari 499P mide 5 metros de largo y 1’95 de ancho.

Les dejo a ustedes las obvias conclusiones. Hace justo 20 años, un Fórmula 1 de 2004 tenía unas medidas de 4’5 metros de largo y 1’8 de ancho, es decir, todavía más corto que un actual F3. Y en Mónaco había problemas para adelantar, y trenecitos y demás dificultades asociadas. Pero se lograba adelantar y hacer algunas maniobras. Claro que salían carreras aburridas, pero también algunas interesantes, aunque fuera por la tensión implícita. Todo el mundo sabía que Mansell no iba a poder adelantar a Senna en 1992, pero todavía nos eriza la piel aquél duelo.

Fernando Alonso es presionado por Daniel Ricciardo

Y sobre todo, hay algo más. Algo clave. La carrera del domingo fue un sopor porque los pilotos necesitaban conservar, especialmente los neumáticos. La Fórmula Ahorro que nos aflige desde hace ya años es otro de los objetivos a cuestionar. La pasada semana, este autor visionó por puro placer -llámenlo enfermedad- varios GP de Mónaco:1984, 1988, 1990, 1999 e incluso un delicioso resumen de una hora de la carrera de 1961.

En la F1, en todas las épocas y carreras, hay momentos para conservar, para mimar el coche, guardar combustible y neumáticos. No es nuevo. Pero ahora es muy acusado. Uno ve el GP de 1999 y, aunque no había una acción demencial, veía a los coches y los pilotos apretar de forma ostensible por las calles del Principado. Cosa que ya no ocurre. Ni en Mónaco, ni en Imola, ni en Las Vegas, puestos a nombrar la sede llamada a ser el gran espectáculo de la F1.

Hay que ahorrar neumáticos en cada carrera para evitar hacer más de una parada. Poca variedad estratégica es igual a carreras poco movidas. Hay que ahorrar combustible para no exceder límites de consumo. Hay que ahorrar motor porque un cambio de componentes implica no sólo un coste, sino fuertes sanciones superados unos límites. Cosas que han pasado otras veces: bajar revoluciones, ahorrar combustible, no maltratar las gomas. Pero ahora es mucho más acusado. Y todo ello con un límite presupuestario: a Red Bull los 2 o 3 millones que le ha costado el accidente de Pérez no le hace gracia.

Los Fórmula 1 actuales son enormes y pesados

Así que el domingo, Charles Leclerc salió a ganar lo más despacio posible. A George Russell le dijeron que el ritmo anormalmente lento iba a ser positivo a final de la carrera -y lo fue, véase cómo resistió a Verstappen-. Y así, prácticamente todos. Max Verstappen quiso haber tenido su almohada para poder dormir, comentario jocoso pero bastante cínico: cuando gana con 30 segundos, no es precisamente más divertido. Pero nadie -o no debería hacerlo nadie- minusvalora el valor de su pilotaje en la carrera dada.

En Imola, bellísimo trazado, de trazada exigente, los aficionados y algunos profesionales también se quejaron. Y eso que tuvimos un tenso duelo final entre Verstappen y Norris. El circuito no ha cambiado, sólo los coches se han hecho mayores. Pero tampoco en Miami, ancho y con zonas rápidas, tuvimos un Gran Premio excitante. O sí, todo va por barrios y gustos.

En 2026, los monoplazas de F1 se pretende que sean 10 centímetros más estrechos y unos 20 centímetros más cortos, además de menos pesados. Un recorte de tamaño insuficiente, no ya a la vista de Mónaco, sino de tantos otros trazados. Así que, en conclusión, seguro que Mónaco necesita una revisión, como tantos otros trazados, aunque difícilmente eliminaría su naturaleza. Pero la que necesita reflexionar sobre su estado es la Fórmula 1. No nos equivoquemos de objetivo: eso es lo que hay que cambiar radicalmente.

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