La multiplicación de los planes y los peces
Planteando, planeando, o planificando. Hay quien cree que incluso plantificando. Todo deriva en con El Plan que Fernando Alonso abanderó como slogan para estar en el candelabro muchos acérrimos seguidores empiezan a arrugar la nariz.
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Publicado: 17/05/2022 11:30
Con El Plan el asturiano no vino, vio y venció, como hacía Julio Cesar en la temporada del 47 a.C. tras su victoria sobre Farnaces II en Zela. A día de hoy, tras cinco carreras disputadas se encuentra en un poco agradecido decimosexto puesto; una plaza que no le hace justicia por culpa de accidentes, averías y sanciones, aunque es lo que ha logrado en su tabla de resultados de manera invariable.
Incluso Esteban Ocon, su compañero de equipo, atesora una posición más acorde con lo lógico, instalado en esa novena plaza y sus dos docenas de puntos. A pesar de todo, nadie debería dudar de la calidad del bicampeón, pero su habitual eficiencia, su experiencia en la categoría, su forma de afrontar las carreras, y su clase al volante debería estar arrojando puntos sobre la mesa. Para un tipo como él, estar fuera de los cinco primeros es no estar donde debería, y sin embargo tanto el año pasado como este vive lejos de esa situación.
«El éxito de una escudería suele tardar en llegar, y por norma general tras ocurrir movimientos claros y reconocibles»
El corredor decidió retornar a la F1, atraído por una nueva reglamentación que abría la puerta a una mayor igualdad. Lo que se ofreció como argumento de ventas era correcto, de hecho es frecuente observar a una decena de coches dentro del mismo segundo en muchas sesiones. El dilema para nuestro hombre es que la receta aplicada no ha ofrecido el resultado general que esperaba en sus carnes, al menos de momento. Su entrada en ‘la nueva F1’ de la que si disfrutamos este 2022 se vio truncada por la pandemia. Tras dos años fuera de la categoría su reingreso se produjo en unas circunstancias técnicas sin precedentes.
La temporada 2021 fue uno de los años en que menos retoques y modificaciones sufrieron los coches en décadas. Motores y chasis fueron los mismos que en la temporada previa, y los resultados deberían cambiar poco como así ocurrió. El único cambio de peso fue una limitada neutralización de las capacidades de Mercedes y a cuya potencia de fuego solo pudo hacer frente la espada de Red Bull empuñada por Max Verstappen. De hecho el equipo Alpine quedó en el mismo quinto puesto logrado el año anterior, para ellos nada cambió. Alonso empezó la temporada de forma algo titubeante y sobre la mitad del calendario empezó a entonarse más. El de Oviedo dejó alguna que otra perla, un pódium que muchos celebraron casi como un título, y unos cuantos destellos de las cualidades que parecen seguir en sus bolsillos. A muchos escapa que sus jugadas más aplaudidas fueron sus extraordinarias defensas del ataque de otros… cuando lo que debería ocurrir es que él fuera el atacante. Como en otras temporadas recientes Fernando era más protectivo pasajero que dominante salteador, maniatado por las cualidades de su monoplaza.
Cuando Luca de Meo, el presidente de Renault reconvirtió la formación de Enstone a Alpine llegó con promesas de futuro en las que muchos creyeron. Casi nadie reparó en unas declaraciones del por aquel entonces responsable técnico de la escudería, Marcin Budkowski. El polaco dejó caer un lacónico «confiamos mucho en los límites presupuestarios». La frase pasó muy desapercibida pero dejaba una afirmación velada en el aire (mera interpretación): «Vamos a esperar a que los de delante no puedan mejorar, ya les pillaremos».
El tal Budkowski, padre del actual coche, salió por la puerta al inicio de la temporada, lo que hace indicar que alguien no estaba contento y vaya momento para ser consciente. Otro que desapareció del panorama fue el consejero Alain Prost, que aunque su papel era más ornamental que otra cosa, tampoco protagonizó una marcha plácida sino que se fue largando por su boca y afirmando que con el actual coche se llegaría poco lejos. No han sido los únicos en abandonar el lugar. A cambio, otros llegaron a rellenar sus asientos aun calientes. Ocurre que cuando se agita la caja del puzzle las piezas tardan en encajar y esto es lo que puede estar ocurriendo en Alpine, que tarden.
Visto desde un escalón más arriba, el éxito con mayúsculas de una escudería suele tardar en llegar, y por norma general tras ocurrir movimientos claros y reconocibles. Manguerazo de pasta como los de los ganadores, llegada de ingenieros de postín, refuerzo de la capa media de técnicos, adquisición de soluciones técnicas de ultimísima generación, etc. Con cosas así, y si se gestionan bien, en dos o tres años se pueden empezar a palpar resultados tangibles.
¿Ejemplos? Ferrari reconstruyó hace tres años su túnel de viento, y adquirió el año pasado un simulador a la empresa Dynisma a cambio de una millonada: hoy lideran la tabla. Más ejemplos. Red Bull está desarrollando su propio simulador, o en McLaren andan remozando su túnel de viento. Todo esto acabará arrojando resultados. El asunto es que en Alpine se trabaja mucho y bien, sus ingenieros son apreciados, y la tarea que desarrollan merece todo el respeto. Pero desde que perdieron el amarillo para ser azules no se conoce la llegada de grandes cantidades de dinero para inversiones, no han aterrizado ingenieros de renombre, no se sabe de un túnel de viento nuevo o un simulador de última generación, por poner unos ejemplos.
Esto conduce a una conclusión sencilla: misma gente, mismos procesos, mismos medios… mismos resultados. Si añadiéramos unos hipotéticos puntos a Alonso perdidos por circunstancias exógenas a su pilotaje su equipo, actualmente sexto, bien podrían estar quintos tras estas primeras cinco carreras. Quintos acabaron el año pasado, y quintos el anterior. Eco, eco, eco… A todo esto hay que añadir un elemento más: el tiempo. La virutera teoría apunta que para ganar necesitas tres años y para campeonar cinco, siempre y cuando partas de mitad de la tabla. En ese periodo de tiempo has de mejorar por dentro, mutar de equipo perseguidor a perseguido, y echar la pata a los que ahora están delante. Si todos estos elementos antes expuestos se concentran en Alpine, puede que en 2025 o 2026 acaben luchando por mundiales, pero queda clarinete que este año no va a ser, y con casi toda probabilidad tampoco el que viene.
El Plan
Observando el panorama, lo que parecía una promesa de futuro, se está convirtiendo en una decepción para los que esperaban resultados instantáneos. Y es muy posible que el propio Alonso también entre dentro de ese saco al toparse con un crecimiento de orden limitado por parte de su escudería. Ocurre que las desilusiones se acumulan en el aficionariado. «Lo mejor está por llegar» nunca llegó. La triple corona se antoja ya una idea olvidada, o al menos metida en un cajón que acumula polvo.
Y para rematar los que entendieron que El Plan no era más que un dibujo de tiralíneas con final en victorias se están dando cuenta de que este año tampoco va a ser. Como slogan, argumento de ventas y aglutinador de una afición sedienta de champán-de-pódium es magnífico y a coste cero. Nadie en toda la parrilla tiene un marketing igual, enhorabuena.
Pero la paciencia se agota y muchos seguidores empiezan a renegar de lo que entendieron era otra cosa, y no son pocos. El propio Alonso no sabe explicar El Plan cuando le preguntan, y las expectativas hiladas en la imaginación de muchos solo han traído camisetas, gorras, y unas pegatinas en el ala trasera de un monoplaza que no encontró patrocinador en la zona noble de su fisonomía. Muchos creyeron en el piloto, pero olvidaron sus circunstancias, y estas no eran las deseables, o no al menos las adecuadas para encajar con lo que soñaron.
Así que toca seguir esperando. ¿El Plan se desinfla? No, es que El Plan era otra cosa. Si eso dibujado sobre una servilleta imaginaria luego le lleva a Aston Martin, a Audi F1, al WEC con el equipo que sea, o a carreras de lanchas motoras ahora que va a ser capitán de su yate, qui lo sa, y solo el destino lo dirá. Mientras esto se dirime, hay un Mundial de Formula 1 que ver, que tampoco está nada mal…
Fotos: Alpine F1 Team