OpiniónNo necesitamos a Fernando Alonso en la Fórmula 1

Párense a pensar por un momento. ¿Cuándo fue la última vez que Fernando Alonso les hizo vibrar sobre la pista? Pero de verdad, no me refiero a un puñado de vueltas como aquellas del Gran Premio de México de 2017 en las que se las hizo pasar canutas a Lewis Hamilton.

En mi caso -y supongo que en el de muchos de ustedes-, la respuesta es evidente: el pasado mes de junio en las 24 Horas de Le Mans. ¿Y la anterior? No tengo dudas: en las 500 Millas de Indianápolis. ¿Y la anterior? Ahí ya empezamos a tener un problema porque, desgraciadamente, llevamos demasiado tiempo condenados a perdernos al mejor piloto de una nutrida generación de brillantes talentos que hemos tenido en las dos últimas décadas.

No es que haya estado ausente, sencillamente hemos tenido que conformarnos con un aperitivo, una muestra. Retazos de lo que fue y que, desde que Fernando Alonso dejó Ferrari, no hemos vuelto a saborear más que en pequeñísimas dosis. Porque, aunque el español ha sabido mantener su prestigio con demostraciones fabulosas, ni él ni nosotros hemos podido disfrutarlas como se merecen: con ese pequeño aderezo de tensión y emoción que lo cambia todo y que sólo puede aportar la lucha por la victoria.

La Fórmula 1 se introdujo en los años 90 -a raíz de la profesionalización y del ingente aumento de dinero en todos los ámbitos de la misma- en una burbuja en la que sólo cabía ella misma conjuntamente con la creencia de que, para pilotos y aficionados, lo único importante era estar dentro de ella.

Fernando Alonso tiene en McLaren y Zak Brown a un aliado de valor incalculable para cumplir sus sueños automovilisticos.

Fernando Alonso siempre ha querido ser el mejor en lo suyo. Pasar a la historia, perpetuar su legado. No limitarse a ser uno más de los -hasta ahora- 33 Campeones del Mundo de Fórmula 1. Y al darse cuenta de que no sería posible perpetuarlo con récords, rompió esa burbuja y buscó otro camino: el de la Triple Corona. Algo que sólo Graham Hill ha conseguido. Ya tiene dos de las tres patas de esta exclusiva silla y, sintiéndose en plenitud de forma y motivación, el español ya piensa en ir más allá y convertirse en el único que algún día obtenga, además del Gran Premio de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis, el mundial de resistencia, el de Fórmula 1 y la IndyCar. Lo que él mismo llamó, tras maravillar al mundo en La Sarthe, la triple triple corona.

El automovilismo necesita a Fernando Alonso en su máxima expresión y lo contrario sería un sacrilegio

No sabemos -aunque lo intuimos- si el año que viene estará en la Fórmula 1 y, desde luego, no somos nadie para decirle si ha llegado el momento de abandonar una categoría que le ha dado casi todo pero que, en cierto modo, ha sido ingrata con su dimensión como piloto. Realmente sólo él sabe si la F1 sigue llenándole. Pero una cosa sí tengo clara: no necesitamos a Fernando Alonso en la F1 penando por puntuar y ocupándose de gestionar neumáticos y combustible desde el minuto 5 de carrera.

La sonrisa de la victoria, de la felicidad plena. Una sonrisa que lleva años sin aparecer en la Fórmula 1.

Personal -y egoístamente-, desearía que Alonso se dedicara a disfrutar plenamente sobre la pista y a obtener el imprescindible premio del podio y los triunfos, de la sonrisa que sólo esas dos cosas pueden proporcionar. ¿La Fórmula 1? Sabrá salir adelante, como ha hecho siempre. Y nosotros también. El automovilismo necesita a Fernando Alonso en su máxima expresión y lo contrario sería un sacrilegio. Dudo seriamente que la F1 sea capaz de ofrecérnoslo, pero no tengo la más mínima duda de que, fuera de ella, será inevitable verlo.

Fotos: Toyota Gazoo Racing | McLaren Racing