OpiniónEl motor Honda no se rompe, ¿cómo es posible?

La casa japonesa se ha destapado como la gran protagonista de la pretemporada, permitiendo a Toro Rosso completar más kilómetros que ningún otro equipo de la parrilla. Honda cuenta con un nuevo director técnico encargado de mejorar un propulsor que fue estrenado en 2017 y que ha sido desarrollado y perfeccionado desde entonces.

8 min. lectura

Publicado: 02/03/2018 13:30

Seguramente la gran sorpresa de la primera semana de entrenamientos de pretemporada en la Fórmula 1 haya sido el rendimiento de Honda, que de la mano de Toro Rosso se ha convertido en el motor más fiable como por arte de magia.

Quizá fiable sea decir mucho, especialmente en una primera semana en la que la meteorología ha trastocado todos los planes de trabajo programados por los equipos, pero lo que sí es incuestionable es que Honda ha conseguido la mejor media de kilometraje de toda la parrilla, incluso por delante de los todopoderosos Mercedes. Pero, ¿tiene sentido que, de la noche a la mañana (en realidad con un invierno entre medias), Honda pase de ser el hazmerreir de la parrilla a un referente en cuanto a fiabilidad? Sí, lo tiene.

Olvidemos todo el ruido generado alrededor durante esta primera semana: las alabanzas de McLaren a Renault y el enorme esmero que todos en Toro Rosso han puesto por ensalzar a su nuevo socio motorista, el cual opera en exclusiva para ellos y, no lo olvidemos, Red Bull les encasquetó como parte de su plan B por si Renaut no termina de encontrar el camino para equipararse a Mercedes y Ferrari.

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La buena forma de Toro Rosso y Honda ha creado mucha atención mediática en los medios de comunicación.

Lo cierto es que los últimos tres años nos han mostrado claramente el problema principal que Honda ha tenido a la hora de rendir adecuadamente en la Fórmula 1 de la mano de McLaren: su limitada (casi nula podríamos decir) capacidad para adaptarse a los cambios. Los japoneses comenzaron su andadura en la Fórmula 1 en 2015 con un motor concebido bajo un reglamento técnico excesivamente complejo, que ha sido capaz de ahuyentar a multinacionales de enorme prestigio y que ha obligado a poner en marcha un plan de simplificación del mismo para 2021, como único reclamo para la llegada de nuevos motoristas y equipos.

El error no consistió en llegar a esa conclusión, sino en volver a juzgar erróneamente la dificultad de dicho cambio

Honda admitió que minusvaloró la magnitud del reto que suponía crear un motor tan complejo, pero durante la segunda mitad de 2016, el nivel del propulsor y, sobre todo, de su fiabilidad, comenzó a alcanzar niveles aceptables. El problema es que Honda demostró en ese momento no haber aprendido de los errores y volvió a apostar por un nuevo concepto de diseño, pues consideraba que el inicial carecía de suficiente margen de desarrollo como para aspirar a equipararse a Mercedes.

Toro Rosso ha podido centrarse en estudiar su nuevo monoplaza gracias a la fiabilidad de Honda.

El error no consistió en llegar a esa conclusión, sino en volver a juzgar erróneamente la dificultad de dicho cambio, que en esencia equivalía a construir casi desde cero un nuevo motor. La decisión se tomó tarde, a mediados de 2016, y la ejecución fue catastrófica. Cierto es que, durante la temporada 2017, Honda consiguió avanzar y logró una fiabilidad nuevamente aceptable -para los estándares de Honda, no de Mercedes o Ferrari- y McLaren logró puntuar en varias carreras, evidenciando también que dicha fiabilidad permitía exprimir algo más la potencia del propulsor.

A McLaren le tocó la peor parte

Así pues, ¿qué ventaja tiene Honda en 2018 y por qué está obligada a convertirse en un motorista ‘normal’, permitiendo a su cliente preparar la temporada sin mayores problemas y con el objetivo de acabar los Grandes Premios? Principalmente que lo ‘único’ (nótese que está entrecomillado) que tiene que hacer es continuar con el desarrollo de un motor que cuenta ya con doce meses de vida y toda una temporada de rodaje.

Es innegable que Toro Rosso ha heredado la mejor situación posible en lo que respecta a Honda, pues los japoneses cuentan ya con tres temporadas de experiencia y un motor rodado y de sobra conocido. Aunque es obvio que la temporada será otra historia, pues las temperaturas van a ser diferentes y la posibilidad de rodar con el motor desinflado no es una opción si luchas por los puntos con otros cinco o seis equipos, entra dentro de lo normal que Honda sea capaz de ofrecer a su socio una pretemporada digna por primera vez desde que volviera a la Fórmula 1.

Toyoharu Tanabe ha llegado este invierno para hacerse cargo del proyecto de Honda en la Fórmula 1.

A pesar de todo, tanto Honda como Toro Rosso han admitido que siguen por detrás de Renault en cuanto a potencia, aunque matizando que no tan lejos como se ha querido vender desde McLaren. El tiempo lo dirá y también nos mostrará la importancia de haber colocado a Toyoharu Tanabe al frente del proyecto japonés, un hombre que conoce bien la Fórmula 1 y su particular cultura, pero que también ha demostrado saber en qué consiste su trabajo, ya que proviene de la división estadounidense de competición de Honda que tantos éxitos ha cosechado. Algo de lo que ni Yasuhisa Arai, ni Yusuke Hasegawa podían presumir en su currículo.

Toro Rosso hará bien en frenar cualquier atisbo por parte de Honda de renovar el concepto del motor

¿Se ha equivocado McLaren al prescindir de Honda? A corto plazo es evidente que no y más allá de eso sólo el tiempo lo dirá, pero se hace complicado justificar objetivamente tener más fe en los japoneses que en Renault, a tenor de los resultados de unos y otros en la Fórmula 1 de los últimos años. Lo que sí tengo claro es que Toro Rosso hará bien en frenar cualquier atisbo por parte de Honda de renovar el concepto del motor para 2019, porque entonces lo más probable es que los japoneses vuelvan al punto de partida por tercera vez.

Fotos: Red Bull Content Pool

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