OpiniónCuando lo más simple es lo mejor
La Fórmula 1 gusta de crear discusiones banales y carentes de lógica y el control de los márgenes de la pista es una de ellas. Los circuitos de nueva generación creados por Hermann Tilke crearon una moda que ha terminado provocando un problema aún mayor.
7 min. lectura
Publicado: 01/11/2016 18:30
Pianos disuasorios, sensores, bananas, astroturf… la Fórmula 1 comenzó hace unos años una cruzada por evitar que los pilotos obtuvieran ventaja en las curvas a través de la utilización de los márgenes de la pista. Algo que no había preocupado a nadie hasta que llegaron las escapatorias de asfalto.
Utilizadas de manera indiscriminada en los circuitos de nueva generación diseñados por Hermann Tilke, las escapatorias de asfalto pretendían evitar sucesos como el ocurrido en Silverstone en 1999, cuando Michael Schumacher no pudo frenar a tiempo para impactar contra las barreras y fracturarse la pierna derecha.
Fuera por decisión propia de Tilke o por indicación de la FIA, lo cierto es que la moda del asfalto se extendió como la pólvora por la mayoría de los circuitos del mundo, tanto los nuevos como los clásicos que se han ido renovando con el paso del tiempo.
Hoy en día tenemos curvas míticas como 130R en Suzuka, Raidillon en Spa, el Curvone Renault en Barcelona o la Parabólica de Monza rodeadas de asfalto y con una parte importante de su carácter y mística perdidos.
En aras de la seguridad
La Fórmula 1 ha realizado avances espectaculares en aras de la seguridad, pero también ha tomado algunas decisiones nefastas con la misma como escudo. Aún hoy en día resulta muy discutible que la opción de la escapatoria de asfalto sea más segura que la tradicional de gravilla y una cosa es evidente: perjudica el espectáculo y la competición. Sucesos como el de Felipe Massa en Hungaroring 2009 probablemente no habrían terminado contra el muro de protección de haber existido una escapatoria de asfalto en la curva 4.
"Lo que es bueno para monoplazas, quizá no lo sea para turismos o motos"
Porque es cierto que el asfalto permite al piloto volver a pista si se pasa de frenada o controlar el coche si tiene un problema menor, pero también lo es que, si el coche es incontrolable, es muy probable que el golpe sea mayor. Por otro lado, con la gravilla se pueden dar situaciones de vuelco o deslizamiento sobre la gravilla que impiden al piloto frenar. En cualquier caso, una cosa sí está demostrada: cada sistema tiene sus puntos positivos y negativos. Y, muy importante: lo que es bueno para los monoplazas no tiene porqué serlo necesariamente para los turismos o las motos.
Paranoia
Pero, si aún existe debate sobre qué escapatorias son más adecuadas desde el punto de vista de la seguridad, no podemos negar, sin embargo, que el asfalto ha traído consigo una obsesión por el control de los márgenes de la pista que aún no ha sido solucionado. Astroturf (moqueta verde), pianos disuasorios, bananas… la FIA y los circuitos han probado todo tipo de sistemas, pero ninguno ha funcionado y se ha probado incluso la instalación de sensores que indiquen cuándo un piloto sobrepasa los límites.
La situación nos ha llevado a un punto de esperpento tal que Bernie Ecclestone ha propuesto instalar muros en los márgenes de la pista, como si de un circuito urbano se tratara… pero en Sepang, Monza o Austin. No sólo eso, sino que pilotos como Daniel Ricciardo consideran que es buena idea, aunque sólo sea por terminar con la paranoia provocada por las escapatorias de asfalto.
El propio Daniel lo dijo: el asfalto ha terminado por bajar el nivel del piloto, porque ya no importa si te pasas de frenada varias veces en una carrera, podrás volver a la pista y terminar en una buena posición la carrera o, incluso, llegar al podio o ganarla.
Por otro lado, desde hace unos años se está produciendo un efecto en las fórmulas de promoción que, en cierto modo, viene influenciado por dichas escapatorias de asfalto: los pilotos jóvenes cada vez son más agresivos y controlan menos sus actos sobre la pista. Esto no viene dado sólo por la sensación de invulnerabilidad que los monocascos brindan hoy a los pilotos, sino porque saben que un error en la frenada o a la hora de acelerar un poco más de lo debido en una curva rápida, será posiblemente subsanado por una escapatoria de asfalto.
Ya no es necesario medir bien las acciones y tomar riesgos que pueden pagarse caros. Actualmente vivimos instalados en la cultura del probar cuantas veces sea necesario, “que alguna colará”. Los propios pilotos de Fórmula 1 empiezan a pedir que vuelvan las escapatorias de gravilla o que, de una vez por todas, se dé con un sistema que penalice al piloto que se sale de pista. Que no haya polémica por pilotos que ganan tiempo pasando al otro lado del piano que delimita la curva y, sobre todo, que deje de premiarse al mediocre. Porque la seguridad es lo primero. Pero, en este caso, ni la seguridad ha ganado claramente la partida con las escapatorias de asfalto, ni se está aplicando la sabia norma de “ante la duda, sigan jugando”.
Fotos: Red Bull | Ferrari | Williams | McLaren | Toro Rosso | Haas | Mercedes