Sauber y el efecto dominó en McLaren, Honda y Alonso
La ruptura del acuerdo entre Sauber y Honda para 2018 ha causado un terremoto en otra escudería: McLaren. Los japoneses estaban dispuestos a negociar su salida, pero ahora sin los suizos para 2018 necesitan seguir con los de Woking. Esto afecta directamente a la decisión de Alonso para el próximo año.
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Publicado: 01/08/2017 13:30
Cuando Sauber cambió de responsables del equipo, en McLaren se enteraron por la prensa. Aunque ya había rumores por el paddock, a ellos no les había afectado más que para hacer un chascarrillo en el comedor del motorhome y poco más. No sospechaban que eso iba a provocar un auténtico quebradero de cabeza para su futuro más inmediato.
Una de las primeras decisiones que tomó Frédéric Vasseur fue romper su acuerdo con Honda para 2018. El francés quería huir como fuera de los nipones, que ni siquiera le habían dado garantías de que tuvieran una unidad de potencia a tiempo de ser competitiva para las primeras carreras de 2018.
En cuanto vio el estado del desarrollo para la próxima campaña, se echó en brazos de Ferrari, incluso aunque eso supusiera convertirse de facto en un equipo 'B' de Maranello. Mejor eso que ser un equipo 'B' de McLaren, que a duras penas les superan.
La noticia cayó como una bomba en Tokio. Aunque ya les habían llegado rumores de la posible espantada de Sauber, confiaban en que podían mantener el acuerdo con ellos, aunque rompieran (como así les estaban presionando desde McLaren) con su actual equipo. Usar Sauber como equipo de desarrollo de futuro y aguantar hasta 2021, fecha del gran cambio de motores, era grosso modo su hoja de ruta.
La ruptura del acuerdo Sauber-Honda 'obliga' a los japoneses a seguir con McLaren
El cambio de guión ha obligado a Honda a hacerse fuertes en las negociaciones con su actual socio. McLaren les tenía convencidos para anunciar su ruptura, e incluso se había previsto anunciarlo en este mismo GP de Hungría, pero sin Sauber, no tienen más que a los de Woking para motorizar. Lo que antes era una salida por la puerta de atrás, pero honrosa para los jefes (dar un paso atrás para tomar impuso mirando a 2021), se ha transformado en un enroque inamovible.
Honda ahora esgrime el contrato firmado entre Yashuhisa Arai y Ron Dennis (dos personas que ya no forman parte de ninguna de las dos casas) para obligar a McLaren a seguir aguantándoles. Mercedes, mientras, está a la espera, pero el tiempo pasa y desarrollar un motor es imprescindible para diseñar el coche de 2018.
Varapalo para Alonso
Fernando Alonso ha estado informado puntualmente de todos estos movimientos. En McLaren le tienen al día de todos los movimientos (o casi todos), para demostrar su confianza en él (aún hay miembros del equipo que no le perdonan el 'spygate' de 2007, en el que Alonso estuvo involucrado directamente) y para que tenga todos los argumentos posibles para tomar una decisión acerca de su futuro.
Hasta lo ocurrido con Sauber, en McLaren le habían prometido a Alonso que estaban trabajando a destajo para conseguir motores Mercedes. Tenerlos no es garantía de victoria, pero sin duda sí es una mejora real de la situación actual: pasaría de luchar por puntos a luchar por podios a poco que se colocaran a la altura de Red Bull y Ferrari.
Alonso no quiere volver a tener motores Honda ni en pintura. Es una exigencia que ha puesto encima de la mesa de Zak Brown: no tiene más paciencia.
¿Qué decidirá? Sólo él lo sabe. Tiene dos opciones, que a su vez se bifurcan: seguir en Fórmula 1 o dejarlo y marcharse a otras competiciones (IndyCar, el WEC...). Si opta por lo primero, puede renovar con McLaren (lo que, a día de hoy, implicaría aguantar a Honda de nuevo), negociar con Mercedes (Valtteri Bottas también acaba contrato en 2017) o acercarse a escuchar lo que le pueden ofrecer en Renault (quieren que lidere el proyecto de desarrollo para 2021, a imagen de lo que hizo Michael Schumacher en los primeros años de Mercedes).
Septiembre, fecha límite para Alonso... y para McLaren y Honda.
Fotos: McLaren / Sauber