Su primer Gran Premio de Fórmula 1: Montmeló, España 1991
Hace casi 30 años, se produjo el debut en Fórmula 1 del entonces conocido simplemente como Circuit de Catalunya, con un divertido evento en un día lluvioso. El paralelo de 10 segundos de Nigel Mansell y Ayrton Senna en la recta principal aún cautiva a día de hoy. El británico prolongó una carrera más la pelea por el título en un día aciago de varios de sus rivales.
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Publicado: 07/05/2021 22:15
Pese a todo y contra todo, ante las voces críticas y agoreras, siempre con la espada de Damocles sobre su existencia, y sin el favor de la alcaldía de la cercana capital regional, el Gran Premio de España de Fórmula 1 persevera un año más en el calendario en el Circuit de Barcelona-Catalunya, que ha sido su sede de forma permanente durante 30 temporadas consecutivas. Aunque hoy en día esta pista, retocada por tercera vez en los últimas dos décadas, no es precisamente sinónimo de espectáculo, su primera carrera sí lo fue, y por múltiples motivos que podrían llegar a repetirse esta semana si el clima inunda la fiesta.
Barcelona aún guardaba gran recuerdo del paso de la Fórmula 1 por las calles de Pedralbes y Montjuïc, y el gobierno catalán empezó a instigar la construcción de un circuito a mediados de los años 80. Esta se aprobó con el objetivo de recuperar el Gran Premio de manos de Jerez, que lo albergaba desde 1986, y de aprovechar el impulso generado por la adjudicación a la Ciudad Condal de los Juegos Olímpicos de 1992. En un terreno colindante al pueblo de Montmeló, situado a 25 kilómetros del centro de Barcelona, se puso la primera piedra del Circuit en febrero de 1989, ya en plena fiebre olímpica.
El accidente de Martin Donnelly en 1990 fue el clavo en la tumba de Jerez como escenario del Gran Premio de España, y Montmeló recibió su primera fecha mundialista, el 29 de septiembre de 1991, siendo por entonces la antepenúltima prueba de la temporada y la última en Europa. No obstante, la construcción del trazado iba algo por detrás de lo previsto; la pista fue inaugurada por el Campeonato de España de Turismos, con victoria de Luis Pérez-Sala, a dos semanas del Gran Premio, pero por entonces aún no funcionaban las líneas de teléfono ni el agua corriente. Por fortuna, todo se completó a tiempo, y Montmeló estuvo listo para el show, pese a que algunas zonas todavía desvelaban las costuras del recién construido recinto.
El Mundial llegaba a punto de caramelo para ser decidido, después de que la descalificación de Nigel Mansell en Estoril por una doble pifia de Williams en un cambio de gomas le dejase a 24 puntos del líder Ayrton Senna, quedando solo 30 en juego. Al brasileño de McLaren le bastaba con acabar por delante del británico, e incluso una segunda posición detrás del británico habría bastado. Aún con todo, la actualidad giraba casi con tanto ruido sobre la elección de Max Mosley como nuevo presidente de la FIA en lugar del polémico Jean-Marie Balestre. Una decisión simbólica, dada la posición pasada de Mosley como asesor legal de FOCA durante la guerra que ambos organismos mantuvieron una década antes.
En general, el trazado fue alabado por la mayoría de competidores, y no eran pocos. Bebiendo aún de las altas inscripciones de años anteriores, 33 pilotos compitieron ese fin de semana en Montmeló, y podrían haber sido 34 si Coloni hubiese hecho tests o pagado lo que le debía al portugués Pedro Chaves, quien se rindió tras caer en todas las preclasificaciones. Y es que, con la parrilla limitada a 26 vehículos y la clasificación a 30, por entonces aún se disputaba la sesión pre-clasificatoria, en la que tres pilotos eran los primeros en recoger los trastos. La francesa AGS copó los dos últimos puestos en esta sesión, terminando así sus seis años de existencia en Fórmula 1.
Debido a la gran ventaja de la que disponía, Senna pilotó durante todo el fin de semana en contra de sus propios instintos y buscando asegurar la suma de puntos, llegando a confirmar públicamente que se notaba falto de "compromiso" en la pista. De este modo, su compañero Gerhard Berger le superó por segunda qualy seguida, y lo hizo para quedarse con la pole, un logro que repetiría en el siguiente evento en Suzuka. Con un 1:18.751, dejó a dos décimas a un Mansell renqueante: se había lesionado en un partido de fútbol benéfico previo al fin de semana, tuvo una fuerte discusión con Senna en el briefing de pilotos y empezó a desarrollar laringitis durante el fin de semana.
Senna sufrió una aparatosa rotura de motor el segundo día de clasificación y se conformó con el tercer puesto en parrilla, batiendo al segundo Williams de Riccardo Patrese y a un brillante Michael Schumacher en su cuarta clasificación mundialista. Aunque muchos aún temían colgarle la presión desmedida que se había puesto recientemente a pilotos como Jean Alesi, el alemán de Benetton ya despertaba comparaciones con los fallecidos Gilles Villeneuve y Stefan Bellof por su agresivo y veloz estilo de pilotaje, siendo esta la primera vez que batía con contundencia (cinco puestos y nueve décimas) a su laureado compañero Nelson Piquet.
El equipo italiano buscaba superar en el tercer puesto de constructores a Ferrari, en cuyos coches clasificaron Alain Prost y Alesi justo detrás de Schumacher. Leyton House continuó con su buena línea de eventos anteriores al clasificar Ivan Capelli en octavo lugar delante del Dallara/Scuderia Italia de Emanuele Pirro (ambos colisionarían en carrera en la segunda vuelta), mientras que el equipo revelación Jordan, claro quinto en constructores, prolongó su sufrimiento de su segunda mitad de temporada sin pasar del 17º puesto de Andrea de Cesaris. En el otro coche, tras despedir a Roberto Moreno, se encontraba un debutante, el entonces desconocido Alex Zanardi, que clasificó en vigésimo lugar cuando aún se le nombraba como Alessandro.
69.500 personas (unas 68.500 más que en 2021) se congregaron en Montmeló para la disputa de la carrera. Las circunstancias solo se verían superada por los acontecimientos de 1996, ya que la pista se encontraba mojada para el inicio de la carrera, aunque la lluvia que lo causó ya había cesado. Berger retuvo el liderato en una salida en la que Mansell vaciló, perdiendo posición con Senna y siendo superado al final del primer giro por un ambicioso Schumacher que llegó a estar en paralelo con el brasileño en una curva. Al fondo de la parrilla, Eric Bernard y Thierry Boutsen sufrieron la primera colisión de F1 en el Circuit, abandonando los dos de forma solo un poco menos decorosa que Lewis Hamilton y Nico Rosberg 25 años después.
La pista empezó a secarse con rapidez, y Prost, muy enfadado antes y después de la carrera por no permitirle Ferrari salir con gomas de seco, tardó apenas tres vueltas en ponerlas. Mansell pasó al ataque, rebasó a Schumacher y se fue a por Senna, con un primer intento fallido. El segundo, al inicio de la quinta vuelta, pasaría a la historia por su impactante estética. Durante 10 largos segundos, los dos máximos exponentes de la Fórmula 1 de la época (con permiso de Prost) circularon en paralelo, soltando chispas y vórtices de vapor, mirándose uno al otro y separados por un espacio cada vez más y más pequeño. Mansell tenía el interior y la ventaja en la frenada, y aunque Senna intentó devolvérsela con un dentro-fuera en la curva 2, el británico leyó la jugada, abriendo la trazada y obligando al de McLaren a levantar el pie para no irse a la grava.
Aquí no acabó la historia, ya que los líderes procedieron poco después a parar en boxes. Berger perdió tiempo mientras sus mecánicos retiraban una cinta protectora de sus frenos, pero Mansell perdió aún más en una parada excesivamente conservadora en la que no se quiso repetir el error de Estoril. Ventaja para Senna, que accedía al liderato de la prueba, a la par que Schumacher trompeaba antes de su detención. Sin embargo, el brasileño fue víctima de su propio error estratégico, al optar por montar neumáticos más duros en el lado izquierdo del coche contra las indicaciones de Goodyear. Con gomas más blandas, sus competidores gozaban de mejor ritmo de carrera, sin apenas manifestar desgaste.
De este modo, Berger no tardó en darle caza, y Senna le dejó pasar en la vuelta 12 a la par que la lluvia empezaba a regresar con fuerza. Tanto Mansell como Schumacher ya se encontraban muy cerca, pero la posible toma 2 del paralelo anterior quedó frustrada al final de esa misma vuelta, cuando Senna trompeó saliendo de la última curva. Los seis segundos de ventaja de Berger caen con rapidez, y Mansell le arrebata el primer lugar con una expeditiva maniobra en la curva 4 en la que el austríaco estuvo cerca de chocar o irse largo. El alemán quiso hacer lo propio, pero un exceso de optimismo le llevó a perder el control en la hoy vetusta chicane Nissan, y un pinchazo en la vuelta 30 finiquitó sus opciones.
El resto de la carrera fue algo más predecible. Berger se mantuvo a 3-4 segundos de Mansell hasta que su motor se rompió en la vuelta 34. Estando su más inmediato 'rival' a 15 segundos, Mansell se dedicó a gestionar su ventaja en la segunda mitad de carrera para conseguir una holgada victoria. La falta de ritmo de Senna le hizo caer al quinto puesto final tras Patrese y Alesi, pese a que este cumplió previamente un Stop & Go por "comportamiento errático en la salida". Uno de los peores fines de semana de su carrera, descrito por la prensa como «extrañamente deslucido», pasó más al recuerdo colectivo por su breve duelo con Mansell, pero el de McLaren cumplió su objetivo de sumar puntos. Un enfoque más concentrado en Suzuka y un trompo de Mansell mientras le perseguía serían suficientes para asegurar el tercer entorchado.
Al segundo lugar del cajón se subía Prost, en medio de los rumores que le situaban en Ligier en 1992, y al que se había tachado con anterioridad de "piloto en declive". A raíz de sus famosos comentarios 'camioneros', su siguiente carrera sería la última con la Scuderia. Un escarmentado Schumacher completó la zona de puntos en sexto lugar, de nuevo muy por delante de un Piquet que pasó las de Caín con los neumáticos para acabar en un discreto undécimo lugar. Entre medias, los mejores doblados: Maurício Gugelmin en el segundo Leyton House, un buen J.J. Lehto en el Dallara, el debutante Zanardi y Martin Brundle para Brabham, un equipo cuyo mal de inicio de año le condenaba a unas pre-clasificaciones que no les correspondían por ritmo.
No había españoles en aquella Fórmula 1, siendo el segundo año de una larga sequía de nueve temporadas que no se rompería hasta 1999, pero Montmeló tuvo un estreno formidable que permitió atraer en años venideros a cientos de miles de fieles al automovilismo. Una afición y una fe que recibieron su merecida recompensa con la explosión de la Marea Azul, y la conversión de la Fórmula 1 en un deporte de masas nacional, un estatus que aún conserva en cierta medida. Pese a haber perdido los test este año, es difícil saber si este será definitivamente el último GP en el Circuit, pero recordar el primero siempre ayuda a la perspectiva, tanto en lo recorrido como en lo que quede por recorrer.
Fotos: Williams Racing