El tomate de Toto
Cuando Lewis perdió el octavo título ante Max Verstappen, un Toto Wolff enrabietado estrelló sus auriculares Bose contra el suelo. Alguien en la marca dijo que nadie trataba así sus productos, y en 2022 el logotipo de la firma de altavoces desapareció del cartel de los patrocinadores.
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Publicado: 19/02/2024 14:00
Ahora el austriaco, empresario brillante y peso pesado de la categoría, debe haber tirado algo que no se ha visto. Con la marcha de Lewis Hamilton al ejército rojo, se queda con un palmo de narices, y no es la primera vez que le dejan en la estacada.
En 2016, Nico Rosberg, realizó el inesperado movimiento de irse en plenas celebraciones de su título. Wolff fichó de manera algo atropellada a un Valtteri Bottas que sisó a Williams, un equipo del que tuvo acciones hasta marzo de esa temporada. El finés no es para nada un mal piloto, pero fue un fichaje de circunstancias espoleado por la necesidad.
En Mercedes tienen un año por delante en el que un buen día nos levantaremos con un anuncio, pero tras el calambrazo inicial nadie tiene claro quién puede ocupar el espacio de Lewis. Son unas botas ignífugas muy grandes que rellenar, y existen al menos dos teorías: la teoría del novato prometedor, y la del campeón o en su defecto un piloto muy experimentado.
El Plan B, dicen y con el que muchos aficionados sueñan, sería fichar a Fernando Alonso
La opción italiana
En la primera, y según muchos medios, la apuesta sería la de Andrea Kimi Antonelli. Se trata de un italiano brillante, que se les escapó de entre los dedos a Ferrari, como el que intenta atrapar agua con las manos. Está en la reata que dirige Toto, que es el que decide su trayectoria hasta nueva orden.
El Kimi italiano disputará este año la Formula 2 con Prema, y está muy lejos de poder estar en disposición técnica de subirse a un coche que pelee por, al menos, podiums. Wolff dice que es momento de tomar decisiones arriesgadas y esa podría ser una. De manera análoga podría salirle un Vandoorne, con las consecuencias que acabó teniendo, o un Hamilton, con la historia escrita. Puedes liquidar al Chio para los restos, o que lo saquen a hombros por la puerta grande unos cuantos años. Nadie lo sabe.
El problema inicial es que esta vía arroja a los leones a George Russell, alguien que brilla en ocasiones, pero acumula una solitaria victoria, ningún título, y nunca ha luchado por corona alguna. No todos están convencidos de que sea el señalado para liderar un proyecto ambicioso.
El siguiente paso de Antonelli, en caso de llegar en 2025, sería un disparo al aire con miras al medio plazo. A menos que inventen un misil con la reglamentación de 2026 y les dé una superventaja, sería un novato sobre el que hacer gravitar una formación, en un proyecto a años vista. Los resultados, en época de cambios donde la veteranía es la que suele funcionar, tardarán en llegar de su mano.
El camino español
El Plan B, dicen y con el que muchos aficionados sueñan, sería fichar a Fernando Alonso. Si Sttutgart y sus ruidosos accionistas piden un campeón del mundo, la opción parece obvia. No quieren que les pase lo que a Ferrari. Mucho cavallino, mucho equipo, muchos todos a una, pero ni Charles Leclerc ni Carlos Sainz habían ganado carrera alguna antes de vestir de rojo.
Tener un currículum brillante no te conduce a triunfar como Los Chichos de forma directa, pero ya te conoces el camino. Uno de los grandes fallos de Toyota, que plegaron con sordina tras nueve años de arrojar calderadas de billetes sobre su escudería, fue que nunca tuvieron pilotos top. De haber fichado a Schumacher o Alonso, con los que estuvieron negociando, otra ave de corral les hubiera cantado. Quien a buen árbol se arrima, mejores siestas se echará.
Alonso, zorro como él solo, se puso en el mercado al dejar caer como quien no quiere la cosa, que es el único campeón sin contrato para 2025. Es absolutamente sorprendente su longevidad deportiva, pero desde que salió de la fallida McLaren-Honda-Renault ningún gran equipo ha mostrado el deseo de contratarle. Cuando le fichó Alpine era el quinto equipo, y cuando Aston Martin le firmó su contrato estaban novenos; equipo ganadores no eran.
Gracias al brillo de principios de temporada en 2023, el de Oviedo está viviendo una segunda juventud, y se ha hecho un hombre deseable a pesar de su edad. Sin embargo, los equipos grandes no se muestran proclives a ficharle por una sencilla razón: no le necesitan. Ya tenían sus planes montados ante su vuelta, con una proyección y unas previsiones establecidas. Pero ahora puede que Mercedes si le necesite, en esencia, por la falta de opciones deseables.
Todo es a cambio de algo
El dilema es otro. Si Alonso acabase instalándose en Brackley traería cosas, pero también se llevaría cosas. El bicampeón no llegaría con generosidad a un equipo al que querría poner a sus pies, que es lo que necesitan hacer los que quieren ganar; no llegaría para ejercer de segundón de nadie. Añadiría, siempre lo hace, aunque no se lo pondría fácil a George Russell. El británico alberga más futuro que un Fernando en el seno de la escudería, que cerraría la puerta a otros fichajes, y ejercería de temporero con el paso por un equipo que no gana carreras desde hace dos años.
Con la actual reglamentación, echarle la pata a Red Bull se muestra complicado, y cuando lleguen las nuevas reglas, posiblemente Alonso ya no esté aquí por una cuestión natural.
De momento, el corredor afirma que su prioridad es Aston Martin —no puede arrojar jarros de agua fría hacia su propio equipo con el que tiene contrato en vigor—, pero enseña la patita ante un posible contrato venidero con otros colores. Hoy, Mercedes es un equipo más deseable que los de Silverstone; lo que no queda claro es que puedan llegar títulos o victorias de su mano. Con toda seguridad tendría más oportunidades que con el AMR23 –del AMR24 aún no sabemos nada—, pero solo hay garantías de que cobraría cada fin de mes.
La decisión de Wolff podrá ser estratégica o práctica, y dependerá del plan que tenga para rodear a sus pilotos, la presión de la marca y resto de accionistas, y como se vaya desenvolviendo George Russell este año. Se admiten apuestas, y no hay muchas opciones. Y si el plan no le sale, le damos un consejo: que no estrelle nada contra el suelo, o no al menos ante las cámaras.