Toro Rosso-Honda: ¿locura o jugada maestra?
La negociación entre McLaren y Honda para finalizar su colaboración necesita de la colaboración de varios actores secundarios, pero uno de ellos tiene la llave de todo. Toro Rosso debe proporcionarle a los japoneses suficiente confianza como para aceptar el intercambio, pero sobre todo debe convencerse a sí mismo de que no supondrá la peor decisión de su historia.
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Publicado: 06/09/2017 08:30
En el embrollo a cinco bandas con McLaren, Honda, Renault, Toro Rosso y Red Bull como protagonistas, todo el mundo se pregunta qué pensarán Franz Tost y sus pupilos al respecto de tener que entenderse con los japoneses.
Si ya es duro sobrevivir en la parte intermedia de la parrilla, en la que hasta seis equipos se disputan el liderato del grupo y cualquier debilidad te puede mandar del cuarto o quinto puesto al noveno en la clasificación general de constructores, contar con el peor motor de la parrilla puede resultar trágico.
Pero en la Fórmula 1 muchas veces las cosas no van por el camino más corto y los dirigentes son a menudo amantes de tomar el sendero pedregoso y aparentemente equivocado.
Toro Rosso-Honda
Que el equipo de Faenza acceda a intercambiar motores con McLaren, obviamente no obedece a una estrategia deportiva a corto plazo, sino más bien a la esperanza de compensar la desventaja inicial proporcionada inevitablemente por Honda con avances significativos en otras áreas.
Incorporar el logo de Honda a la sugerente carrocería del Toro Rosso supondría un cambio sustancial a nivel económico, pues los de Faenza harían desaparecer una factura cercana a los 20 millones de euros anuales para pasar a recibir una aportación al presupuesto general. Cifra que, obviamente, no sería comparable a la que McLaren disfruta actualmente y que ronda las tres cifras, pero que en cualquier caso supondría un cambio notable, aunque sólo sea por el ahorro que supone la desaparición del pago a Renault.
Los de Faenza harían desaparecer una factura cercana a los 20 millones de euros anuales
Existen ciertos indicios de que el ya de por sí ajustado presupuesto de Toro Rosso no es seguramente suficiente para cumplir los objetivos (ser quintos en el campeonato de constructores), ya que Sean Gelael, el piloto indonesio de Fórmula 2, está adquiriendo cada vez más protagonismo y, ni forma parte del programa de jóvenes pilotos de Red Bull, ni es una estrella emergente que merece la pena fichar a golpe de talonario como lo fue en 2014 Max Verstappen.
Además, Toro Rosso es uno de los equipos que menos frecuencia de desarrollo alcanza con su monoplaza, lo que supone un claro indicativo de que las arcas del equipo no dan para mucho. La llegada de Honda, sin duda impulsaría un mayor avance a nivel de chasis. Pero, ¿merece la pena vender el alma al diablo por un puñado de euros? Como es habitual en todo lo referente a Toro Rosso, es imposible entender por completo esta operación sin involucrar a Red Bull.
Independencia
En los últimos días, diversos analistas valoran la supuesta independencia que Toro Rosso ganaría con la llegada de Honda, ya que teóricamente eso le permitiría a los de Faenza desmarcarse a nivel técnico de su hermano mayor y pasar a ser un equipo de fábrica con un suministrador de motores exclusivo y completamente centrado en su único cliente.
Es obvio que esto último es cierto, pero la independencia de Red Bull no sería tanta, pues en el fondo lo que propiciará este acuerdo -ya nadie duda de que así será- es la implicación que tiene con Red Bull, que a fin de cuentas es quien autoriza a su equipo filial a firmar el acuerdo con Honda, como en su día ocurrió con Ferrari o Renault.
“Para nosotros, ese escenario podría ser muy interesante porque nos proporcionaría una opción”, dijo Christian Horner el pasado fin de semana en Monza respecto a este asunto, lo que claramente indica que Red Bull está dispuesto a pasar por el aro debido a que, sencillamente, sabe que el único modo de volver a dominar en la Fórmula 1 es contando con un motor en exclusiva o siendo el equipo de referencia de dicho motorista.
Mercedes y Ferrari tienen claras sus prioridades en ese sentido y Renault pasará a tenerlas muy pronto, pues su emergente equipo oficial tiene el mismo objetivo que todos los equipos de fábrica: ganar carreras y títulos. “En este momento no tenemos elección y en este negocio siempre quieres tener algunas opciones disponibles”, añadió Horner, sabedor de que en cuanto los franceses alcancen el nivel esperado, Red Bull pasará a recibir las actualizaciones del motor al menos una o dos carreras más tarde, tal y como les ha ocurrido siempre a los clientes de Mercedes y Ferrari.
Para Red Bull, ese escenario podría ser muy interesante porque nos proporcionaría una opción
Horner, Marko o incluso el gran jefe de Red Bull, Dietrich Mateschitz, han amenazado en varias ocasiones con abandonar la Fórmula 1 si no conseguían un motor independiente a medio plazo. Algo que, de hecho, forzó la crisis con Renault en 2015 y propició el renombramiento de los propulsores franceses como TAG Heuer.
McLaren les brinda una oportunidad que parecía imposible de conseguir hasta el próximo cambio de reglamento de motores inicialmente previsto en 2021. Y lo mejor de todo es que Red Bull no tendría que sufrir las consecuencias del experimento mientras éste no fuera satisfactorio, pues para eso está Toro Rosso.
“En realidad no nos afecta directamente, es más un problema de Toro Rosso, que tendrá que diseñar el coche y una caja de cambios para ese motor si deciden tomar ese camino el año que viene”, comentó Horner, dejando muy claro que será el equipo pequeño quien pondrá en riesgo su pellejo. Y, por si quedaran dudas sobre quién tiene la sartén por el mango en este asunto, el propio Horner confirmó también que Red Bull tiene derecho de veto con Renault a la hora de firmar con cualquier otro equipo de la parrilla. Un veto que no será ejecutado en el caso de McLaren.
¿Qué tienen que perder? Poco, pues el equipo grande no ve afectada su posición a corto plazo y, a medio y largo gana la posibilidad de convertirse en un equipo dueño de su propio destino. ¿Y si Toro Rosso se hunde? Bueno, teniendo en cuenta que la marca energética lleva años planteándose la venta del equipo y la cantera de pilotos en este momento está más seca que nuestros embalses, no sería una catástrofe.
Carlos Sainz ha sido objetivo de los franceses desde mediados de 2016 y sigue siéndolo
Como tampoco lo sería perder a Carlos Sainz, que sin duda es una pieza más del entramado en el que Renault quiere sacar tajada por hacerle el ‘favor’ a Red Bull de cancelar el contrato sin penalización. El piloto madrileño ha sido objetivo de los franceses desde mediados de 2016 y sigue siéndolo.
Es evidente que en esta historia Franz Tost, James Key y demás gerifaltes de Toro Rosso tienen mucho que perder pero, ¿a quién le importa? A Red Bull no.