GP SingapurRosberg le gana el pulso a Ricciardo y asalta el liderato

Nico Rosberg cuajó su octava victoria de la temporada en un memorable GP de Singapur. El alemán superó a Daniel Ricciardo, que lo intentó hasta la última curva, merced a las estrategias cambiantes entre Mercedes y Red Bull. Precisamente en boxes fue donde Lewis Hamilton superó a Kimi Räikkönen, después de que Ferrari demostrase una nula capacidad para prever un cambio de planes.

Sebastian Vettel dejó una memorable remontada desde el fondo de la parrilla hasta el quinto puesto, dos por delante de Fernando Alonso. No fue el día de Carlos Sainz: se vio afectado por un accidente en la salida, perdió la MGU-K a mitad de carrera y finalizó en una pobre 14ª posición.

Accidente en la salida

Nico Hülkenberg provocó el primer (y único) safety car de la prueba. Una mala salida de Max Verstappen provocó que todos los de su lado se vieran afectados, especialmente el piloto alemán de Force India. Cuando intentaba entrar por el medio, se tocó con Carlos Sainz y acabó trompeando. El propio Verstappen libró a Hülkenberg por muy poco.

El accidente afectó a a algunos pilotos, como Valtteri Bottas que pinchó, o el propio Sainz, al que le sacaron la bandera negra con el punto naranja en el centro para que parase en boxes a que le retirasen un trozo del pontón lateral roto. Este incidente le hizo perder todas sus opciones de puntuar.

Más allá de los incidentes, en la salida (que esta vez sí hizo bien Lewis Hamilton) hubo un protagonista notable: Fernando Alonso, que pasó del noveno al quinto puesto antes de la primera curva. El español cuajó una actuación más que notable, ya que además de una gran salida pudo aguantar los envites de sus rivales, como Daniil Kvyat.

El ruso fue protagonista por una defensa numantina por el octavo puesto con Max Verstappen. Kvyat no se contuvo a la hora de echar fuera de pista, y el holandés acabó quejándose por radio con un "¡Vamos, hombre!". Desde Toro Rosso intentaron calmar los ánimos, sin darle órdenes de equipo directamente, avisándole de que debía ir a por Alonso, que era su rival real en carrera. Al final, más allá de la venganza personal del corredor ruso, lo único que consiguió es que se le escapase el español y que Massa se acercase a ambos.

Ferrari se traga el anzuelo de Mercedes

La tensión estalló al final de la carrera. Nico Rosberg y Daniel Ricciardo se mantenían al frente, mientras Lewis Hamilton y Kimi Räikkönen iban 'haciendo la goma'. Mientras los dos primeros se cubrieron en boxes (Ricciardo intentó hacer un 'undercut' entrando antes, pero no le salió bien), los segundos dejaron un duelo que se decidió a favor del finlandés, que le ganó la tercera posición en pista y la confirmó en la parada, para enfado del británico.

Mercedes decidió cambiar la estrategia en ese momento, y le pidieron a Hamilton que pasara a un 'plan B' que le permitió rodar mucho más rápido en cuanto colocó los superblandos. No obstante el objetivo no era ese, sino colarle una jugada maestra a Ferrari, que volvió a picar como en tiempos de Stefano Domenicali: ordenaron entrar a Räikkönen, que perdió el tercer puesto en pista para montar los ultrablandos.

En Red Bull también movieron ficha: ordenaron entrar a Daniel Ricciardo para montar superblandos (con los blandos hubiera llegado a final de carrera), lo que tenía dos objetivos: cubrirse de Hamilton y Räikkönen y, sobre todo, intentar debatirle la victoria a Rosberg. A falta de poco más de 12 vueltas, el australiano comenzó a imprimir un infernal ritmo de más de 3 segundos por vuelta.

Los boxes también pasaron factura a Fernando Alonso. Sebastian Vettel, que cuajó una excepcional remontada desde el último puesto de la parrilla, apostó por llegar a final de carrera con ultrablandos, lo que le permitió encadenar varias vueltas rápidas hasta asentarse en la quinta posición. Alonso también claudicó ante Verstappen por el sexto puesto y se tuvo que conformar con el séptimo a su llegada a la meta.

Al final, Ricciardo se quedó a sólo 4 décimas de cazar a Rosberg, que llegará a Malasia con ocho puntos de ventaja sobre Hamilton. Nadie que, como el alemán, haya ganado ocho carreras ha perdido el Mundial.