GP Canadá[Vídeo] GP Canadá 1991: Mansell y la piel del oso
Perder un triunfo seguro en la última vuelta es duro. Mucho más si se ha liderado desde la salida. Y no digamos si quien hereda la victoria es tu archienemigo. Eso le sucedió a Nigel Mansell en el Gran Premio de Canadá de 1991.
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Publicado: 06/06/2017 21:30
El Mundial de 1991 llegaba al Gran Premio de Canadá con un líder incontestable. Ayrton Senna se había impuesto en las cuatro primeras carreras de la temporada. El que a la postre se convertiría en su gran rival por el título, Nigel Mansell, se había topado con los problemas de juventud de su Williams FW14, la primera creación de Adrian Newey para el equipo de Sir Frank. Pero en el Circuito Gilles Villeneuve, la racha del brasileño parecía a punto de acabar.
La pole fue para Riccardo Patrese, pero Mansell arrebató el liderato a su compañero nada más darse la salida y dominó a placer mientras por detrás se sucedían los abandonos de sus principales rivales, los McLaren de Gerhard Berger y Senna y los Ferrari de Alain Prost y Jean Alesi. Nelson Piquet (Benetton) aprovechó los problemas con el cambio de Patrese para hacerse con la segunda plaza, a mucha distancia de Mansell, que parecía destinado a lograr una victoria incontestable.
El británico comenzó la última vuelta saludando a las gradas de las curvas 2 y 3. Repitió el gesto en la horquilla, a menos de dos kilómetros de la meta. De repente, su monoplaza perdió velocidad hasta detenerse en el margen izquierdo de la pista. Desde allí, impotente, vio pasar a un seguramente incrédulo Piquet (su némesis desde los años que compartieron en Williams) rumbo a la que sería la última victoria de su carrera.
Según la versión oficial de Williams, se trató de un fallo eléctrico. El propio Mansell declaró que no había hecho nada que no hubiera hecho en las 68 vueltas anteriores al trazar la horquilla. Aseguró que al salir de la curva se encontró en punto muerto y que inmediatamente el motor se paró. Sin embargo, otras versiones apuntan a que, ocupado en saludar al público, erró en el cambio y dejó caer en exceso las revoluciones, o que apagó el motor accidentalmente. Sea como fuere, Nigel se convirtió en el primer piloto en quedarse sin la victoria en la última vuelta tras haber liderado toda la carrera. Nunca fue más cierto el dicho de que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo.
Fotos: Wikimedia Commons