En 2030 habrá tantas baterías de coches eléctricos que será posible cubrir la demanda de almacenamiento de la red
La expansión de las energías renovables está permitiendo reducir los niveles de emisiones, pero plantea la necesidad de encontrar sistemas de almacenamiento que estabilicen el vertido de electricidad a la red. Los coches eléctricos tienen mucho que decir en ese sentido.
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Publicado: 24/01/2023 09:30
Las dos principales energías renovables existentes en la actualidad, la eólica y la solar, se han integrado de manera sólida en el mix energético mundial.
No en vano, aportan varias ventajas que permiten no sólo generar energía de manera más sostenible, sino también reducir el coste de producción de una energía que se ha puesto por las nubes en los últimos meses.
Para 2050 habrá una capacidad acumulada de baterías reutilizadas de entre 14,8 y 31,5 TWh. Esto significa que el almacenamiento podrá cubrirse con una tasa de utilización del 68 %.
Pero la energía solar y la eólica tienen un gran inconveniente: su intermitencia de producción. Son capaces de generar enormes cantidades de electricidad cuando el sol brilla y el viento sopla, pero las instalaciones quedan inutilizadas en cuanto cae la noche o el aire se toma un respiro.
A consecuencia de eso, cada vez son más los proyectos que asocian sistemas de respaldo a las plantas renovables. Estas instalaciones almacenan la energía excedentaria que producen los paneles fotovoltaicos y los aerogeneradores, para posteriormente verterlos a la red cuando la demanda es alta y la producción baja.
El coche eléctrico y su papel en el futuro energético mundial
Un nuevo estudio realizado por científicos neerlandeses y estadounidenses, y que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Nature, señala que un uso inteligente de las baterías de los coches eléctricos permitirá abastecer a la red eléctrica de energía suficiente para satisfacer su demanda de almacenamiento.
¿Cómo? a través de dos métodos: la reutilización de las baterías usadas y la expansión de los sistemas V2V, V2H y V2G.
Y es que, si bien un coche eléctrico demanda un rendimiento muy elevado de las baterías, lo cual deja de suceder a partir de los 10 años de uso, estas siguen resultando útiles para otras aplicaciones, incluida el almacenamiento estacionario de energía.
Por su parte, los sistemas bidireccionales que utilizan el coche eléctrico para almacenar y, posteriormente, verter energía a otros vehículos, hogares o la propia red eléctrica, pueden resultar extremadamente útiles si se utilizan racionalmente.
Los datos del estudio
Este estudio se centra en la posibilidad de utilizar baterías reutilizadas de vehículos eléctricos como almacenamiento estacionario, así como en la implementación masiva de las tecnologías bidireccionales ya mencionadas.
Para ello, los investigadores han desarrollado un modelo que evalúa la capacidad global de estas baterías, teniendo en cuenta factores como la degradación y analizando datos de mercados relevantes.
Según los autores, en un escenario conservador en el que las baterías usadas de los coches eléctricos mantienen una capacidad media de 33 kWh, se requieren tasas moderadas de participación de entre el 12 y el 43 % de las baterías desplegadas para satisfacer la demanda de almacenamiento de red a corto plazo a nivel mundial. Y esta demanda podría ser cubierta en la mayoría de las regiones ya en 2030 en la mayor parte de las regiones del planeta.
Los resultados del estudio también indican que para el periodo 2040-2050, la demanda de almacenamiento podrá ser cubierta en casi todos los escenarios incluso con tasas bajas de participación y utilización.
Según los datos, para 2050 habrá una capacidad acumulada de baterías reutilizadas de entre 14,8 y 31,5 TWh. Teniendo en cuenta los requisitos globales de almacenamiento previstos para esa fecha, 10 TWh, esto significa que el almacenamiento podrá cubrirse con una tasa de utilización del 68 %.
Y eso sólo considerando las baterías reutilizadas. Si se añaden las millones de baterías instaladas en los vehículos y conectadas mediante sistemas V2G, utilizando el 50 % para el vehículo y el 50 % para la red, se obtendría una capacidad real de entre 25 y 48 TWh para 2050.
Retos a superar
El estudio también incluye algunos requisitos para que este escenario se haga realidad. El primero es conseguir que los legisladores sean conscientes de las oportunidades que se presentan y tomar medidas para promover la adopción de vehículos eléctricos en las carreteras.
Además, se requiere un marco normativo que permita que los usuarios y empresas accedan a estos beneficios de forma justa. Por ejemplo, mediante la remuneración de los usuarios por «prestar» parte de su batería a la red, o regulaciones para requerir la conexión de flotas comerciales a la red mientras están en las bases.
También se requieren normas sobre la reutilización de las baterías para garantizar que estas se recuperen al final del ciclo de vida, integrándose fácilmente en la red.
Finalmente, el estudio insta a los políticos e investigadores a comprender el comportamiento de los usuarios de los vehículos eléctricos a lo largo del tiempo.
Con esa información, serán capaces de abordar los factores clave que puedan impedir su participación en los sistemas bidireccionales, tanto desde el punto de vista legislativo como en el suministro de información adecuada y reducción del miedo a la degradación de la batería.
Fuente: Forococheselectricos.com