El MIT encuentra la solución para almacenar a gran escala energía eólica y solar
El Instituto Tecnológico de Massachusetts señala haber encontrado la solución para almacenar a gran escala la energía eólica y solar. El MIT ha descubierto una tecnología que permitirá disponer de una forma rentable de almacenamiento y respaldo para estas fuentes de energía renovables.
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Publicado: 05/12/2021 19:00
Un equipo interdisciplinario del Instituto Tecnológico de Massachusetts, más conocido como MIT, ha descubierto una nueva e interesantísima tecnología que permitirá resolver uno de los grandes problemas actuales de las fuentes de energía eólica y solar. El almacenamiento a gran escala. Desde el MIT destacan el descubrimiento de una tecnología electroquímica denominada batería de flujo semisólido.
Las baterías de flujo semisólido se posicionan como una forma rentable de almacenamiento y respaldo para fuentes de energía renovables variables (ERV) como la eólica y la solar. Para llevar a cabo la transición a la energía limpia es necesario disponer de sistemas de almacenamiento de energía de diferentes duraciones para cuando el sol no brilla y el viento no sopla.
El almacenamiento a gran escala de la energía solar y eólica
Emre Gençcer, científico intesvigador de la Iniciativa de Energía del MIT (MITEI) y miembro del equipo que ha realizado este descubrimiento, ha destacado lo siguiente: «La transición a la energía limpia requiere sistemas de almacenamiento de energía de diferentes duraciones para cuando el sol no brilla y el viento no sopla. Nuestro trabajo demuestra que una batería de flujo semisólido podría salvar vidas y ser una opción económica cuando estas fuentes no pueden generar energía durante un día o más, en el caso de desastres naturales, por ejemplo».
La batería recargable de dióxido de zinc-manganeso (Zn-MnO 2) creada por los investigadores del MIT se impuso a otras tecnologías de almacenamiento de energía de larga duración. El equipo de investigación destacó que han podido demostrar que su sistema puede ser más económico que otros y tiene la capacidad de ser ampliado.
En las baterías de flujo hay dos soluciones químicas (electrolitos) diferentes con iones negativos o positivos. Se bombean desde tanque separados, que se encuentran a través de una membrana (denominada pila). Es aquí donde las corrientes de iones reaccionan, convirtiendo la energía eléctrica en energía química, lo que permite la carga de la batería. En el momento que se genera demanda de esta energía almacenada, la solución se bombea de regreso a la chimenea para convertir la energía química en energía eléctrica.
Baterías de flujo con componentes químicos menos costosos
La teoría señala que, mientras las soluciones sigan fluyendo, reaccionando y convirtiendo la energía química en energía eléctrica, los sistemas de baterías de flujo pueden proporcionar electricidad. «Para el respaldo que dura más de un día, la arquitectura de las baterías de flujo sugiere que pueden ser una opción barata», señaló uno de los integrantes del equipo que ha trabajado en esta tecnología.
A diferencia de otros sistemas de baterías de flujo, la solución desarrollada por el MIT emplea componentes químicos menos costosos. Los investigadores se decantaron por una mezcla que contiene partículas dispersas de dióxido de manganeso (MnO 2), inyectadas con un aditivo conductor de la electricidad, carbón negro. Este compuesto reacciona con una solución de zinc conductora o una placa de zinc en la pila.
Fuente: El periódico de la energía