China ha estrenado el aerogenerador más grande de la historia, pero está provocando un efecto inesperado en la zona

China marcó un hito en la historia de la energía renovable al poner en marcha el pasado verano el aerogenerador más grande del mundo: un modelo de 20 MW desarrollado por Mingyang Smart Energy.

Este coloso de la energía eólica, instalado en el Mar del Sur de China, redefine los límites de lo posible en la generación de energía, pero además está provocando efectos inesperados en la región.

El gigante de la energía eólica

El nuevo aerogenerador de 20 MW cuenta con un rotor cuyo diámetro supera los 290 metros, lo que lo convierte en una obra maestra de la ingeniería.

Ubicado estratégicamente en una zona de fuertes vientos, este aerogenerador tiene la capacidad de generar energía de manera continua, incluso en condiciones climáticas extremas, como los tifones de categoría 17 que regularmente azotan la región.

El éxito de este aerogenerador se debe en gran parte a su innovador sistema anti-tifones, diseñado para soportar condiciones meteorológicas que tradicionalmente inutilizarían a las turbinas eólicas convencionales.

Esta capacidad, además de garantizar la producción de energía durante tormentas violentas, también abre la puerta a una nueva forma de aprovechar la energía eólica en zonas expuestas a condiciones climáticas adversas.

Mingyang Smart Energy supera un nuevo récord en el ámbito de los aerogeneradores.

El efecto inesperado, un nuevo microclima

Lo que nadie anticipó es un efecto provocado por este gigantesco aerogenerador, con aspas de 128 metros y una altura de 242 metros, que es capaz de generar electricidad suficiente para abastecer a 96.000 hogares al año.

Y es que su activación ha traído consigo un efecto inesperado: alteraciones en el microclima de la zona donde está instalada. Aunque es común que las turbinas eólicas modifiquen los flujos de aire, el tamaño excepcional de esta estructura está amplificando estos efectos, lo que ha llevado a los científicos a investigar cómo infraestructuras de este calibre podrían influir en los patrones climáticos regionales.

Los estudios han revelado que turbinas de este tipo alteran el microclima cercano y los patrones locales de viento, provocando variaciones en la velocidad del viento y la distribución de las temperaturas en las inmediaciones. Los investigadores están monitorizando de cerca estos cambios para evaluar sus impactos a largo plazo.

Un futuro marcado por la innovación

Este aerogenerador de 20 MW no es más que el comienzo, pues China ya está trabajando en un proyecto aún más ambicioso: la construcción de una turbina de 22 MW que podría entrar en funcionamiento en 2025.

Además, la empresa Mingyang Smart Energy ha dado un paso más con su modelo flotante Ocean X de 16,6 MW, diseñado para operar en aguas profundas. Este tipo de turbinas flotantes aumenta la flexibilidad de ubicación para los parques eólicos marinos, lo que permite su instalación en zonas antes inaccesibles.

China no sólo está avanzando a un ritmo vertiginoso en la producción de energía eólica, sino que también está liderando el desarrollo tecnológico necesario para que estas innovaciones sean eficientes y duraderas.

La utilización de materiales avanzados, como la fibra de carbono, ha permitido que estas gigantescas turbinas sean factibles desde un punto de vista estructural, y además altamente productivas.

La puesta en marcha de este aerogenerador de récord ha marcado un nuevo hito en la energía renovable, y de paso está generando efectos inesperados en el microclima local.

A medida que China sigue superando los límites de lo que es posible en la energía eólica y se posiciona como un líder indiscutible en la carrera hacia un futuro más limpio y sostenible, otros países luchan por mantenerse al día.

Pero, ¿serán los efectos adversos sobre la naturaleza los que corten de raíz esta carrera por construir el aerogenerador más grande y potente?

Fuente: Eldiario24.com | Econoticias.com