Comienzan las pruebas para la importación de energía solar desde el espacio
El futuro pasa por el aprovechamiento de las energías renovables, pero hasta ahora la industria se ha centrado en generar dicha energía en la Tierra. Sin embargo, la USAF pretende ir más allá.
Desde hace años, la industria tecnológica y de investigación destina innumerables recursos a sacar rendimiento de las energías renovables. Tanto la solar como la eólica constituyen una valiosa fuente de energía limpia con la que alcanzar numerosos objetivos que garanticen el futuro de la humanidad y de importantes avances técnicos como el automóvil o diversos procesos industriales.
Pero, por el momento, la generación de energía solar se ha limitado a producirse en el ámbito terrestre, lo que acarrea ciertas limitaciones. Por un lado, la radiación solar llega muy interferida a los paneles solares instalados en nuestro planeta, ya que al pasar por la atmósfera sufre un proceso de debilitamiento a consecuencia de la dispersión (debida a los aerosoles), la reflexión (por las nubes) y la absorción (por las moléculas de gases y por partículas en suspensión).
Las dos principales ventajas serían un mayor aprovechamiento de la capacidad de radiación del Sol y la plena disposición de energía durante las 24 horas
Por otro lado, los movimientos del Sol y la Tierra hacen que la generación de energía solar quede limitada a determinadas horas de luz, lo que sin duda reduce considerablemente la capacidad de rendimiento de los sistemas fotovoltaicos.
Importar energía solar
Es por ello que la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF), la encargada de defender el país norteamericano en el aire y el espacio, ha planteado una solución a estos dos problemas: importar energía solar desde el espacio.
Los vehículos y naves espaciales utilizan energía solar desde hace décadas, pero en los últimos años se ha comenzado a investigar con el envío de este tipo de energía desde una nave receptora a otros dispositivos presentes en el espacio. Ahora, la USAF quiere ir un paso más allá y enviarla a la Tierra.
Las dos principales ventajas de este sistema serían un mayor aprovechamiento de la capacidad de radiación del Sol -ya que en el espacio no se producen las interferencias anteriormente mencionadas- y la plena disposición de energía durante las 24 horas, ya que los dispositivos de captación adaptarían permanentemente su orientación para rendir al máximo.
Los primeros ensayos ya han comenzado en el laboratorio de investigación de la USAF. En concreto, con una baldosa de tipo sándwich que es capaz de convertir la energía solar en radiofrecuencia, el método elegido para realizar la importación de dicha energía desde el espacio hasta la Tierra.
Según Jay Patel, vicepresidente de la unidad de negocios de programas de detección remota de Northrop Grumman (empresa colaboradora del proyecto), «la conversión exitosa de la luz solar en energía de radiofrecuencia en una arquitectura ligera y escalable es un paso adelante significativo en la entrega de los componentes básicos de la tecnología para lograr completar misiones como la Arachne, que busca recargar naves fuera de la atmósfera».
Los ensayos proporcionaron picos de energía suficientemente elevados como para demostrar una conversión satisfactoria, por lo que ahora los esfuerzos se centran en conseguir un sistema válido a tiempo para ser incluido en una nave que viaje al espacio en 2025. ¿El futuro está más cerca?
Fuente: Air Force Research Laboratory