Los 10 fracasos más sonados de la industria del motor (Con vídeo)
"Todo se vende". Este mantra tan repetido entre comerciales a veces no se cumple. Aunque los fabricantes airean sus éxitos a los cuatro vientos, también tienen sonados fracasos. Repasamos 10 historias, 10 coches que fueron un tremendo fracaso comercial para las marcas.
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Publicado: 18/04/2020 17:00
A lo largo de los más de 100 años de historia del mundo del motor se han producido historias increíbles, grandes éxitos y tremendos fracasos. En esta ocasión nos vamos a centrar en estos últimos, en modelos e historias que supusieron un fracaso considerable, tanto que en algunos casos acabó con la vida de la marca. ¿Quieres conocer de qué casos y marcas hablamos? Pues manos a la obra.
Volkswagen Phaeton
Un clásico en todas las listas de fracaso comercial. Fue una imposición de Ferdinand Piëch, el por entonces Presidente del Grupo Volkswagen. Su idea era crear una berlina de lujo que pudiera competir contra las todopoderosas Audi, BMW, Jaguar, Volvo y Mercedes. Para semejante ejercicio planteó una serie de condiciones que debían superarse, los ya famosos 10 puntos de Piëch. Muchos esos puntos nunca se dieron a conocer pero sí sabemos que uno de ellos implicaba que el Phaeton tenía que poder circular todo el día a 300 Km/h con una temperatura exterior de 50 grados y una interior constante de 21.
La complejidad del desarrollo fue tal que en los tres años que duró muchos ingenieros abandonaron el proyecto ante la imposibilidad de cumplir con los requisitos de Piëch. Finalmente en 2002 el Phaeton salió al mercado. Los objetivos de desarrollo se cumplieron, y la apuesta era buena. Materiales de calidad, comportamiento digno de una berlina de lujo e incluso motores reservados a las altas esferas, incluidos un V10 y un W12, y una fábrica construida a exprofeso para él.
¿Entonces qué pasó para que el Phaeton fracasara? Pues sencillamente que era difícil vender el concepto de un Volkswagen a precio de Mercedes. En 14 años se vendieron 84.235 unidades. Mucho menos de las 20.000 esperadas cada año. Ni que decir tiene que es uno de los grandes fracasos de la marca, con unas pérdidas cercanas a los 30.000 euros por cada unidad vendida. Sin embargo algo bueno nos dejó. Su plataforma se ha usado en muchos más modelos, como el Volkswagen Touareg y el Porsche Cayenne.
Audi A2
En este caso podemos decir que estamos ante un adelantado a su tiempo, pongámonos en situación. Corría el año 1999, otra industria, otros gustos y otros tiempos. En aquél momento Audi decidió lanzarse de cabeza al segmento de los monovolúmenes compactos, y lo hizo con el A2. Todo pintaba bien para él, pero no alcanzó el éxito que se esperaba, ¿los motivos? Pues cambio de tendencias, y algunas dificultades que no lo pusieron fácil. Una de ellas era su carrocería, fabricada completamente en aluminio. Un adelanto técnico que hoy es común pero que en aquella época suponía un verdadero quebradero de cabeza. Apenas estuvo seis años en el mercado, pero a día de hoy se considera un coche infravalorado. Ha soportado muy bien el paso del tiempo. Una pena.
FIAT Stilo
Intentar plantar cara al Volkswagen Golf no es moco de pavo. Esa era la idea que tenía FIAT en mente a la hora de lanzar en 2001 el Stilo. Tenía muchas cosas para triunfar, apariencia, buena conducción, motores correctos, e incluso contaba con Michael Schumacher como imagen comercial. Sin embargo estamos ante el típico caso italiano de excesivas esperanzas. FIAT esperaba que fuera un tremendo éxito de ventas en el competido segmento compacto europeo, sin embargo en poco tiempo se dieron cuenta que las cifras no cuadraban. Apenas vendieron un 20% de las unidades esperadas, y no solo eso, también hay que sumar el hecho de que a cada Stilo que FIAT vendía perdía unos 2.600 euros. Como podéis imaginar el proyecto se desechó en 2010. Durante un tiempo los italianos tuvieron abandonado el nicho de los compactos, pero en 2017 volvieron a la carga con un producto muy interesante como es el FIAT Tipo.
Aston Martin Lagonda
Las marcas de lujo tampoco se escapan a los fracasos comerciales, y uno de los más sonados en la historia ha sido el Aston Martin Lagonda. Pongámonos en situación. Mediados de los años 70, problemas económicos para la marca y un mundo tecnológico que empieza a aflorar. Ante este panorama el fabricante inglés decide apostar por un segmento más comercial, el de las berlinas, alejándose así de su tradicional concepto de deportivo 2+2. Con esa berlina Aston Matin quería romper el mercado gracias a innovaciones nunca vistas. Un arrojo de valentía que salió mal. A día de hoy no hacemos más que hablar de cuadros de instrumentos digitales, superficies táctiles y sistemas eléctricos, bien, pues el Lagonda ya contaba con todo eso.
Fue otro adelantado a su tiempo al que le salieron mal las cosas. Era tan avanzado que tenía muchos, pero que muchos problemas de fiabilidad. Un problema que se agudizaba con el hecho de que no podías llevarlo a un taller convencional porque no había narices a meterle mano por ningún lado. Así que por decirlo de una manera suave el coche estaba más tiempo en el taller que en el garaje. Ante esta perspectiva, y un precio de venta que podía rivalizar con el de un Rolls-Royce, el Lagonda no triunfó. En los 16 años que Aston Martin lo tuvo a la venta apenas se vendieron 645 unidades. Ni que decir tiene que el Lagonda no salvó de la ruina a la marca, más bien la hundió más.
Mercedes Clase R
En este caso hablamos de la combinación de factores de diseño y tendencias. En 2006, con una tendencia SUV que ya dejaba claras evidencias de por dónde iban a ir los tiros, a Mercedes no se le ocurre otra cosa que presentar un monovolumen de grandes dimensiones. He ahí el primero de los errores. A eso hay que sumar un diseño que muchos tildaron como, y seamos suaves, horrible. Eso sí, tenía muchos argumentos clásicos de Mercedes, calidad de materiales, espacio interior y un excelente confort de marcha. Sin embargo ninguno de ellos consiguió recuperar terreno en ventas. En apenas cuatro años Mercedes dio carpetazo a la línea R para ceder su espacio a diferentes SUV. De todo ello lo más curioso es que a día de hoy Mercedes sí que ha conseguido un tremendo éxito con un gran monovolumen, con el Mercedes Clase V. Líder indiscutible de su categoría a nivel mundial.
Peugeot 1007
Otra gran idea que no tuvo éxito. La ciudad es un entorno hostil para los conductores y los coches. La falta de espacio provoca situaciones comprometidas como por ejemplo el entrar o salir del coche con comodidad. Este mismo planteamiento lo tuvieron en Peugeot a principios de siglo y la solución fue el 1007. Un coche urbano, espacioso, práctico y funcional. Sus puertas correderas eran toda una virguería y una despreocupación para entornos urbanos. ¿Y qué pasó para que no triunfara? Pues la moda SUV amigos míos. Peugeot vio donde estaban las ventas y allá que se fue dejando por el camino al 1007. Fue un fracaso en ventas y por ello por cada unidad vendida la marca francesa perdía la friolera de 15.000 euros, casi 1.900 millones en total. Un verdadero drama.
Jaguar X-Type
A principios de siglo Jaguar era propiedad de Ford. Tras pasar unos años de dificultades económicas los americanos llegaron al rescate. Esa relación comercial apenas duraría ocho años ante la imposibilidad de ver valores rentables en Jaguar. No es por criticar pero la verdad es que no hubo grandes ideas que salieran de aquella relación. El caso del Jaguar X-Type es buen ejemplo de ello. A pesar de su aspecto se trataba de un Ford Mondeo recarrozado y más elegante. Detalles que fueron más suficiente para que Jaguar le metiera un precio desorbitado. El inventó no caló en el mercado y el proyecto desde el primer momento causó unas pérdidas tremendas. Por cada X-Type que abandonaba el concesionario la marca perdía casi 4.500 euros. Si a eso le sumamos un volumen de ventas bajo, la catástrofe fue insostenible. En parte éste fue uno de los motivos que llevaron a Ford a deshacerse de Jaguar, que acabaría viendo la rentabilidad de su nuevo comprador, el gigante indio TATA.
Tucker Torpedo
No vayamos a pensar que los fracasos comerciales son cosas modernas porque no es así. Revisando las páginas de la historia del mundo del motor vemos muchos fiascos comerciales, uno de los más sonados fue el del Tucker Torpedo. Suspensión independiente, frenos de disco en las cuatro ruedas, faros direccionables, volante multifunción, parabrisas de seguridad… Todos estos elementos que hoy son esenciales y comunes en un coche moderno, suponían una verdadera revolución en la década de los 40. Hace más de 70 años el Tucker Torpedo ya los incorporaba. Hablamos de años duros, años de contención y pocos alardes tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo ese ambiente decaído no supuso un impedimento para que Preston Thomas Tucker quisiera dejar al mundo boquiabierto ante su impresionante creación.
Sin embargo la empresa Tucker era un pececillo entre un mar de tiburones como Ford, General Motors o Chrysler. Gigantes que vieron en esta pequeña empresa un duro rival. Así que con toda la mala intención del mundo se lanzaron a una dura campaña de desprestigio. Todo eso llevó a que los compradores rechazaran de plano comprarse un Tucker. La empresa entró en bancarrota y apenas un puñado de unidades salieron de la línea de montaje. Uno de los fracasos más forzados de la historia, una pena que el pobre Preston Tucker no volviera a lanzarse a la aventura de fabricar ningún otro automóvil. Posiblemente de haberlo hecho hubiera cambiado la historia.
Renault Avantime
Vamos con otro monovolumen. Si seguís el mercado de actualidad ya sabréis que los monovolúmenes no pasan por su mejor época. Los SUV han arrasado con todos los estamentos clásicos del mercado, y lo llevan haciendo desde principios del nuevo siglo. Ahora que vemos esto con mucha naturalidad, no era tan sencillo de ver en su momento, aunque había algunos indicios. Renault tampoco es que pusiera mucho de su parte con el Avantime. Se trataba de un Renault Espace de tres puertas, con mucho cristal y un diseño digamos “diferente”. A pesar de ser un coche tremendamente cómodo y de aceptable rendimiento, podía montar un V6, había cosas que no estaban a la altura de su elevado precio. Con todo ello, una vez más podéis imaginar el tremendo fracaso de ventas. El Avantime apenas estuvo dos años en el mercado, dejando por el camino apenas 8.557 unidades producidas. Un desastre absoluto que se llevó por delante un buen puñado de euros franceses.
Bugatti Veyron
Y acabamos esta lista con un fracaso muy dulce. En esta vida hay que mirar las cosas con perspectiva para ver si un fracaso también puede ser un éxito. Todos conocemos la marca Bugatti y el Veyron. El primer hiperdeportivo de la historia. Todo en él resulta excesivo. Motor W16, cuatro turbos, velocidad punta de más de 400 kilómetros por hora, hasta 1.200 caballos… También era excesivo el precio de venta. Por cada una de estas joyas Bugatti pedía la friolera de 1,5 millones de euros. Sin embargo eso no llegaba ni para cubrir una parte de las pérdidas que generó el proyecto, unos 1.600 millones de euros. Si tenemos esto en cuenta y sumamos el hecho de que la producción mundial del Bugatti Veyron estaba limitada a 500 unidades, el resultado es que por cada unidad la marca perdía casi 4,5 millones de euros. Un récord absoluto en la industria del automóvil. Sin embargo ¿eso supuso un problema? En absoluto, Bugatti ha repetido la fórmula con el Chiron, pero en este caso el proyecto sí que da beneficios.