Los 10 monos de Volkswagen, enésimo escándalo a cuento del #Dieselgate
Volkswagen, BMW y Daimler encargaron indirectamente un estudio para conocer los efectos de la polución de los motores diésel en la salud. Estos fabricantes pretendían demostrar que los motores "Clean Diesel" no eran nocivos para la salud de las personas, y se acabó haciendo un ensayo con 10 macacos en laboratorio
7 min. lectura
Publicado: 26/01/2018 19:45
El escándalo de las emisiones de los motores diésel de Volkswagen se resiste a dejar de dar titulares. Gracias a un proceso judicial en el que está inmerso el fabricante hemos tenido conocimiento de un experimento llevado a cabo para evaluar si los motores diésel modernos eran tan limpios como pensaban sus creadores.
BMW, Daimler y Volkswagen colaboraron juntos para introducir los motores diésel en Estados Unidos hace unos 10 años, los famosísimos "Clean Diesel". Por primera vez se presentaron ante las autoridades motores de gasóleo para turismos que podían afrontar las duras normativas federales y del Estado de California.
Estos fabricantes financiaron a una organización denominada Grupo de Investigación Europeo en Medio Ambiente y Salud en el Sector del Transporte (EUGT para los amigos) para patrocinar estudios que hablasen bien de los nuevos motores diésel. A su vez, el EUGT pagó a científicos para obtener informes en esa dirección.
En 2014 el Instituto Lovelace de Investigación Respiratoria de Albuquerque (New Mexico) recibió un encargo del EUGT para investigar los efectos en la salud de animales al respirar humo que emana de motores diésel. La especie elegida fue macaco cangrejero (Macaca fascicularis), empleada habitualmente en investigación y experimentos extremos, como viajes espaciales.
Diez ejemplares de macaco cangrejero estuvieron confinados en urnas donde recibían el humo de escape de un Volkswagen Beetle 2.0 TDI Clean Diesel de 140 CV (no confundir con el modelo europeo), y se tiraron cuatro horas así. Para tranquilizar a los animales, les pusieron dibujos animados. Mientras tanto, estaban respirando veneno.
Esos monos recibieron en sus pulmones una dosis de gases tóxicos inferior a la que recibe un europeo medio en una ciudad mediana
Seguramente más de uno quedará indignado ante la realización de este experimento, pero no tiene nada de nuevo. En el libro "Air Pollution and Health" (1999) se describen prácticas de este tipo en los años 90, tratando de relacionar el humo del motor diésel con el cáncer. La OMS hizo pública esa relación en 2012. EUGT quiso llevar la contraria a la mismísima OMS con este Das Experiment.
Seguro que nuestros lectores también se preguntan cómo es posible que los monos sobreviviesen al experimento, sabiendo que los "Clean Diesel" podían superar los límites americanos de óxidos de nitrógeno hasta 40 veces. La respuesta es obvia, el Beetle del experimento tenía la programación tramposa para tener un escape más limpio de lo normal, y estaba rodando en un banco de rodillos.
Por lo tanto, el vehículo emitió una dosis tóxica muy inferior a la que soltaría en una carretera real
Algunos fabricantes han querido presumir de los motores diésel de última generación -hace 10 años- haciendo comparaciones entre el aire de un quirófano y el que emanaba de sus escapes. Si eso hubiese sido cierto, no habría más muertes en los países desarrollados por contaminación atmosférica que por los accidentes de tráfico.
Volkswagen hizo trampas -ya a nadie debería sorprenderle-, pero BMW y Daimler han declarado que no conocían ese detalle, pensaban que era un coche estrictamente de serie. ¡Y lo era! Las conclusiones del estudio nunca se publicaron, ya que los científicos no lograron usar un calzador tal que permitiese hacer un estudio creíble y correcto desde el punto de vista empírico. Los experimentos científicos deben ser reproducibles y repetibles para ser válidos, entre otras cosas.
Estos tres fabricantes -BMW, Daimler y Volkswagen- siguieron el mismo modus operandi que las tabacaleras cuando financiaron estudios científicos que quitasen hierro a la gravedad de fumar. La industria automovilística europea en general coló el gol a autoridades y opinión pública: el diésel emite menos CO2, son motores limpios, los impuestos deben permanecer como están y demás blablabla.
Ahora no nos tragamos ese camelo
Ciertamente emiten menos CO2 que un gasolina que hace el mismo trabajo, pero emiten muchos más óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas tóxicas (PM), lo cual está matando a decenas de miles de personas cada año. Las tabacaleras en su momento consiguieron que la gente pensase que fumar era inofensivo, ¡e incluso que era sano!
Este experimento ha salido a la luz, pero a saber la de cosas de este tipo que siguen ocultas bajo acuerdos de confidencialidad. Lamentablemente la industria del automóvil tiene una faceta muy oscura, y solo nos enteramos de sus tejemanejes cuando emana un escándalo como este o el de los bombines defectuosos de General Motors. Entonces, y solo entonces, es cuando se asumen responsabilidades y se toman acciones correctivas.
La historia completa puede leerse en el New York Times, obviamente en inglés.
Fuente: New York Times