100 dólares por kWh, la cifra clave que cambiará todo en el coche eléctrico

Esta cifra marcará un punto de inflexión en la movilidad, y para la industria del automóvil. Se espera que ocurra en 2026, y traerá por fin la paridad de precios entre coches eléctricos y vehículos térmicos equivalentes.

100 dólares por kWh, la cifra clave que cambiará todo en el coche eléctrico
Los últimos datos revelan un descenso acelerado en el precio de las baterías.

6 min. lectura

Publicado: 17/12/2024 13:48

El sector del automóvil tiene un objetivo fijado en una 'cifra mágica' que son, efectivamente, 100 dólares por kWh. Esta cifra se refiere al precio de las baterías medido, efectivamente, por el coste en relación a la capacidad de almacenamiento energético. Y se considera que marca el punto de inflexión en el que los coches eléctricos empezarán a ser accesibles para todos.

Este punto se prevé que se alcance en 2026.

El peso de las baterías es crítico en el coste final

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la batería es la pieza más cara de un coche eléctrico. Se estima que el coste de la batería representa, por sí solo, entre el 30% y 40% del coste total de producción de un vehículo eléctrico. Los datos más recientes apuntan a un coste medio de 115 dólares por kWh durante este año 2024, y ya estamos hablando del coste más bajo desde 2017.

El coste de las baterías mantiene una tendencia a la baja durante estos últimos años y se espera que continúe siendo así, aunque también es cierto que la preparación para una prevista demanda creciente, del mercado de los coches eléctricos, ha hecho que la producción de baterías esté temporalmente sobredimensionada. Así que, en definitiva, en estos momentos existe una capacidad productiva superior de baterías que la demanda de vehículos eléctricos. Eso también ha favorecido un fuerte desplome, superior al previsto, en los precios de las baterías.

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Hace solo una década las baterías rondaban los 1.000 dólares por kWh.

Una evolución tecnológica sin precedentes

Hace apenas una década las baterías tenían un coste superior a los 1.000 dólares por kWh, una cifra que a día de hoy haría imposible que la adopción de los coches eléctricos se produzca en la forma en la que se pretende. Los coches eléctricos serían indudablemente mucho más caros de lo que son en la actualidad, y acceder a ellos sería sencillamente imposible para la gran mayoría de compradores.

Como te digo, en apenas una década se ha producido una caída vertiginosa en el coste de las baterías, superior al 90%, y si ha ocurrido esto ha sido por la evolución de la tecnología, por las economías de escala y por la optimización en los procesos de producción entre otros puntos clave. Una evolución que sigue viva a día de hoy y que, como te digo, mantendrá esa tendencia bajista en los próximos años para los precios de las baterías.

Llegar a los 100 dólares por kWh lo cambiará todo

Estamos ya muy cerca de que ocurra porque, como te decía, este año 2024 se ha mantenido un precio medio de las baterías de 115 dólares por kWh. Los analistas ya prevén que en 2026 cuesten menos de 100 dólares por kWh y, de hecho, aseguran que para el año 2030 rondarán los 69 dólares/kWh.

Es cuando debería producirse la verdadera adopción masiva de coches eléctricos.

Lo que nos ha estado indicando la industria es que cuando se alcancen los 100 dólares por kWh fabricar un coche eléctrico costará lo mismo que fabricar un coche térmico comparable. Es decir, que será cuando se alcance la tan ansiada y mencionada paridad de precios. Eso es lo que explica que esa cifra, en el coste de las baterías, se considere un punto de inflexión para el mercado y la industria del automóvil, en el cual existirá un equilibrio de mercado.

Equilibrio de mercado en tanto que ya la elección entre eléctrico y térmico no estará condicionada por el precio, sino quizá por otros factores como las preferencias del usuario y las prestaciones del vehículo. O las presiones gubernamentales, claro, que son cada vez mayores en territorios como Europa. Eso es una cuestión aparte.

Se prevé que ese punto de inflexión marque el verdadero inicio de la transición masiva hacia la movilidad eléctrica. Un punto clave para los compradores, que deberían encontrar más accesible la compra de un coche eléctrico de prestaciones competitivas. Y un respiro, desde luego, para los fabricantes. Que tendrán capacidad para ofrecer modelos más económicos sin sacrificar sus márgenes.

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