5 motivos por los que desaparecen los motores V12
Las mecánicas más exclusivas del mercado se van despidiendo fabricante a fabricante, y en cuestión de años desaparecerán todos. Hay varios motivos detrás de esto, aunque en síntesis podemos decir que han perdido su razón de ser por el avance tecnológico.
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Publicado: 24/01/2022 22:15
BMW no es el único fabricante que se despide de forma definitiva de los motores de 12 cilindros. Los que los mantienen lo harán por poco tiempo, y es que las ventajas se han visto eclipsadas por los inconvenientes, y porque las alternativas ya se han puesto por delante. Se irán como sus antepasados de más de 12 cilindros.
Los motores V12 se distinguieron durante décadas por su perfecto equilibrio mecánico, su baja rumorosidad en uso normal, el prestigio asociado a estas mecánicas o la potencia que podían entregar. Eso ya ha dejado de ser cierto, y ceden su testigo a los motores eléctricos o a motores de menos cilindros con el apoyo de hibridación o sobrealimentación.
1) Consumo y emisiones
El elevado consumo de estos motores ya es un inconveniente en sí, especialmente para los bolsillos menos profundos. Por otra parte, tener a raya sus emisiones es un problema de incremental dificultad, especialmente cuando se les exige, pero sobre todo pensando en el CO2. A mayor consumo, más CO2 emitido.
Si de lo que se trata es de conseguir sus niveles de potencia, mediante motores V6, V8 o V10 se puede conseguir una cifra similar gracias al apoyo de motores eléctricos o sobrealimentación. Sí, un V12 también se puede combinar eso, pero ya entrega cifras de gestión más complicada, y reducen su posible mercado a hiperdeportivos y poco más.
2) Sus ventajas ya no son exclusivas
Ya hemos visto que la potencia ya no es coto exclusivo de los V12, pues tampoco lo es el prestigio, y ya no hablemos del silencio. Los motores eléctricos logran más silencio que cualquier V12, y también tienen un nivel de vibraciones mucho más contenido porque apenas tienen piezas móviles. Por eso Lexus logró con un V8 híbrido tener las ventajas de un V12, y lo hizo hace más de 15 años.
De cara a obtener a la vez prestigio, potencia, suavidad y silencio los motores eléctricos toman el testigo. Si las baterías están a la altura, solo hay un motivo para preferir un V12 de combustión, la belleza de su melodía, o la brutalidad de su escape cuando este último aspecto se enfatiza adrede -hablemos de Pagani, por ejemplo-.
3) Dificultan el empaquetado
Los motores V12 son muy grandes y necesitan mucho espacio en el vano motor. De largo son como un L6 equivalente, sí, pero en términos de ancho la cosa cambia bastante, por lo que hay menos espacio para colocar todas esas cosas que hacen falta, sobre todo en versiones turboalimentadas y con un sistema eléctrico abundante.
Para encajar un V12 en una plataforma significa que se desperdicia espacio para motores más pequeños, así que tiene que estar justificada la venta de suficientes V12 para que tal cosa tenga sentido. Si no, se puede optimizar el espacio del vano para motores de menor cilindrada con una función similar, o usar motores eléctricos y ahorrar mucho espacio.
4) Mantenimiento caro
Los problemas se multiplican: distribución muy compleja, 12 bujías, hasta 48 válvulas, dos culatas, etc. Son muchos más componentes de lo normal. Esta complejidad implica un elevado precio de adquisición, un mantenimiento programado muy complejo, y un mantenimiento correctivo que puede asustar al más aguerrido.
Esa es la razón por la que podemos encontrar algunas berlinas de representación de buenas marcas a precios ridículos, que el mantenimiento asusta aunque no se rompa nada nunca. No suele merecer la pena, a menos que sean coches de colección o de lujo, deportivos de pedigrí, etc.
5) Políticas fiscales desfavorables
Los coches con motores V12 son presa fácil. Las políticas que gravan la cilindrada, la potencia o las emisiones les ponen en el peor caso de cuantos pueda haber. Imaginemos un V12 con 500 cc unitarios, nos vamos a 6 litros como mínimo. Incluso las normativas que no tienen en cuenta el medio ambiente, como las de competición, los tienen prácticamente proscritos.
Todas estas pegas espantan a cada vez más clientes, lo cual hace que cada vez sea más difícil que cuadren los números cuando salimos de coches de producción limitada, donde el precio puede ser astronómico y la producción se puede asignar en su totalidad a alguien que ponga los maletines por delante.
Siento tantísimas las pegas y tan pocas las ventajas, y estando estas ya superadas, ¿qué sentido tiene fabricar motores V12 más allá del romanticismo? En coches al menos, porque en barcos, tanques o camiones aún pueden tener aplicaciones prácticas.